Un 2025 más verde: ¿Qué trae el año para los bosques, el financiamiento climático y la naturaleza?
“Todo parece un fracaso a mitad de camino” (John C. Maxwell, Las 15 leyes indispensables del crecimiento, 2012).
Desarrollar y fortalecer la resiliencia es un proceso a largo plazo que implica muchos reveses o, incluso, puntos de caos, que eventualmente tienen sentido cuando las partes críticas del sistema comienzan a fluir y trabajar juntas.
Esto significa que el progreso en la solución de las crisis del clima, la biodiversidad y la desertificación a menudo se asemejará a un juego de serpientes y escaleras, donde dos pasos hacia adelante implican un paso hacia atrás, pero aún pueden llevar el proceso al éxito.
A medida que el nuevo año se instala, miramos a 2024 con algo de decepción, pero también con esperanza.
Lamentablemente, el mundo encontró otro tropiezo en el camino hacia un futuro sostenible. En diciembre, la Organización Meteorológica Mundial anunció que 2024 ya se había convertido en el año más caluroso registrado en la historia, después de nueve años consecutivos de récords de calor registrados en la última década.
Las temperaturas extremas sin precedentes que mostró el 2024 alimentaron olas de calor, sequías, incendios forestales, tormentas e inundaciones que quitaron la vida de miles de personas y desplazaron a millones más, mostrando lo peligrosa que se ha vuelto la vida con 1.3 grados Celsius de calentamiento inducido por el ser humano, según un informe reciente de World Weather Attribution.
Muy recientemente, los científicos del clima también anunciaron que la temperatura media global superó por primera vez los 1.5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales en 2024, cruzando el umbral establecido por el Acuerdo de París para evitar los peores efectos del calentamiento global.
Sin embargo, las reuniones de las tres Convenciones de Río sobre cambio climático, desertificación y biodiversidad trajeron algunos destellos de esperanza.
En primer lugar, en la cumbre climática COP29 en Azerbaiyán, los delegados discutieron formas de aumentar el financiamiento para los países en desarrollo –los que contribuyen menos a las emisiones globales de carbono, pero son los más afectados por el cambio climático– para ayudarles a afrontar los impactos del clima extremo.
El evento incluyó un acuerdo para triplicar el financiamiento climático a los países en desarrollo a 300 mil millones de dólares anuales para 2035. Si bien esta cifra pareciera alta, sigue siendo muy inferior a los 1.3 billones de dólares que los expertos climáticos estiman estos países necesitan para la adaptación al cambio climático. Sin embargo, sigue siendo un buen comienzo.
En segundo lugar, en Arabia Saudita, la conferencia COP16 de la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación acordó crear un Caucus de Pueblos Indígenas y un Caucus de Comunidades Locales para garantizar que sus perspectivas y desafíos únicos estén adecuadamente representados en el trabajo de la UNCCD.
Y, en tercer lugar, en la COP16 de biodiversidad en Colombia, que se convirtió en la cumbre más grande sobre el tema, produjo varias decisiones históricas, incluyendo acuerdos para crear un fondo global que colecte recursos económicos del uso de datos genéticos digitales y para reconocer a las personas afrodescendientes y a los Pueblos Indígenas como guardianes clave en los esfuerzos de conservación.
Estos pequeños avances sientan las bases para más progreso en 2025, un año lleno de expectativas para el clima, la biodiversidad y la restauración de tierras.
En el Año Internacional de la Preservación de los Glaciares, los esfuerzos globales se centrarán en proteger la criosfera –las regiones congeladas de la Tierra–, fundamentales para regular las temperaturas globales. Estos ecosistemas, que se extinguen rápidamente debido al calentamiento global, proporcionan agua dulce esencial para miles de millones de personas que viven en o cerca de zonas montañosas.
En julio, la Convención sobre los Humedales celebrará su Conferencia Trienal de las Partes Contratantes en la COP15 en Zimbabue, donde los delegados trazarán un rumbo de tres años para proteger una variedad de ecosistemas, incluidos lagos y ríos, acuíferos subterráneos, pantanos, marismas, pastizales húmedos, turberas, manglares y otros humedales vitales.
En octubre, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) celebrará su congreso cuatrienal en Abu Dabi para promover una gobernanza ambiental sólida en una sociedad que comparte tanto las responsabilidades como los beneficios de la conservación.
Luego, en noviembre, la cumbre climática COP30 en Brasil continuará con base en el progreso de las conferencias previas, y aumentando los compromisos de los Estados Miembros del Acuerdo de París de 2015. La región elegida, la Amazonía, recordará a los participantes los muchos años transcurridos desde la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992, subrayando la necesidad de ampliar el apoyo para la mitigación y la financiación de la adaptación en las naciones más vulnerables.
Los bosques y los árboles son primordiales para el avance de los logros de las tres COPs de 2024. No solo para el clima, sino que también contribuyen a la resiliencia de las comunidades, brindan servicios ecosistémicos vitales, apoyan la función ecológica del suelo y mitigan los efectos del fracaso de cultivos durante las sequías.
Eliminar las emisiones de la deforestación e incrementar las absorciones de carbono mediante la agroforestería y la restauración de paisajes podría reducir las emisiones netas globales en un 30 %. Durante la próxima década, los bosques podrían ofrecer hasta el 50 % de las soluciones de mitigación costo-efectivas disponibles.
Los científicos de CIFOR-ICRAF están ayudando a combatir la deforestación y la pérdida de biodiversidad con ciencia y actividades estratégicas, centrándose en los recursos genéticos de los árboles, la restauración, la gestión sostenible de los bosques, así como la salud del suelo y la tierra.
También nos enfocamos en el financiamiento a través de nuestra iniciativa Resilient Landscapes, que promueve un mundo donde la naturaleza, las empresas y las comunidades prosperan en armonía. Este esfuerzo conecta la ciencia con el sector privado para impulsar soluciones basadas en la naturaleza y abordar el cambio climático, la deforestación, la pérdida de biodiversidad y la degradación de la tierra.
A medida que avanza este año, sigamos construyendo sobre los logros y revertiendo los retrocesos recientes. Si permitimos que los bosques y los árboles realicen sus funciones naturales sin obstáculos, podremos cambiar la trayectoria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación de la tierra, y detener la tendencia de récords de calor a largo plazo.
Y lo que ahora parece un fracaso podría convertirse en un paso hacia el éxito. En CIFOR-ICRAF, con nuestro trabajo y el de nuestros socios, esperamos continuar este viaje para un futuro más armonioso para las personas, los bosques y el planeta. ¿Y usted, se une?
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