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Por Robert Nasi, Director General de CIFOR y Tony Simons, Director General de ICRAF.

A comienzos de este mes, las Naciones Unidas anunció que atraerá el apoyo político y la fuerza financiera necesaria para respaldar un programa de restauración de ecosistemas que durará una década.

Este anuncio se cimenta en el creciente entendimiento de que la degradación es perjudicial para todos los seres vivos, con, incluso, el uso de un término acuñado por Tim Christophersen de ONU Medioambiente: “el paciente Tierra” (el planeta que necesita curarse).

Desde el comienzo de este año, resultados de investigación de diversas disciplinas pasaron del ámbito de las revistas científicas a los medios de comunicación tradicionales, algo que no podría haber pasado en un momento más oportuno.

Primero fue el informe EAT-Lancet en el que la industria alimentaria se apropiaba del nada envidiable título de “mayor sector emisor de gases de efecto invernadero”, y uno de los principales impulsores de enfermedades mortales, con la confirmación de que el número de personas obesas duplica el de quienes padecen hambre hoy en día.

Pisándole los talones, recibimos también el primer estudio global sobre los insectos, que anunciaba una alarmante nueva estimación: los insectos podrían desaparecer en apenas un siglo. Esto comunicaba, en su peor escenario, el colapso de la naturaleza, y además, sin polinizadores no hay alimentos.

Y este, a su vez, fue seguido por el informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) el mes pasado, que advirtió cómo la pérdida de biodiversidad está amenazando el suministro mundial de alimentos. La sobreexplotación del suelo y los mares, el uso intensivo de pesticidas dañinos, los cambios en el uso de la tierra donde los bosques se convierten en tierras de cultivo y las praderas se transforman en ciudades, constituyen algunas de las principales razones por las que la biodiversidad mundial está en declive.

En las últimas dos décadas, el 20 por ciento de la superficie forestal de la tierra se ha vuelto menos productivo. Gracias a las eficientes técnicas de monocultivo, dos tercios de la producción mundial de cultivos se pueden atribuir a solo nueve especies: caña de azúcar, maíz, arroz, trigo, papas, soya, fruto de la palma de aceite, remolacha azucarera y yuca.

Más de 7 millones de hectáreas de bosques tropicales son talados y degradados cada año y 2 mil millones de hectáreas de tierras degradadas en todo el mundo contribuyen más al cambio climático y la extinción de las especies.

Está claro que alcanzar la restauración a gran escala no es difícil y podría resultar en miles de millones en beneficios netos y un rendimiento significativo de las inversiones"

Robert Nasi & Tony Simons

Para 2050, la degradación de los ecosistemas y el cambio climático podrían reducir los rendimientos de los cultivos en un 10% a nivel mundial y hasta en un 50% en ciertas regiones. Por ejemplo, en la región del Sahel africano, que ya sobrelleva muchas otras crisis, se prevé que la temperatura aumentará 1,5 veces más que la del promedio mundial. Y no olvidemos que el 80 por ciento del Sahel ya está afectado por la degradación, con sus bosques transformados y su suelo erosionado.

En las últimas décadas, las sequías se han vuelto más intensas, las inundaciones más severas y el calor más agobiante, y las tensiones en la región se han visto exacerbadas por estos desafíos. El conflicto está aumentando. La migración es la única opción para algunos e incluso hay informes de que jóvenes pastores se están uniendo a “grupos armados”, porque cuando su rebaño muere ¿a dónde más pueden acudir?

Una cosa es clara: el paciente Tierra simplemente no puede soportar este ritmo de destrucción.

Las sirenas están sonando y llamando a la comunidad científica a trabajar en y desde todas sus disciplinas. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación de la tierra son parte del mismo problema y ​​cada factor se exacerba entre sí a medida que continúa creciendo.

La Década para la Restauración de los Ecosistemas 2021 – 2030 allana el camino para una colaboración más estrecha, por lo que la anunciada fusión entre CIFOR e ICRAF es oportuna y conveniente. Los alimentos y los bosques están inextricablemente vinculados y la agroforestería, la protección de los bosques y su restauración está proporcionando una parte de la respuesta a los problemas que enfrentamos, nosotros y la vida en nuestro planeta.

Por ello, la vinculación de dos cuerpos científicos para responder a las demandas del cambio climático, la inseguridad alimentaria y la degradación de la tierra, solo puede ser una fuerza positiva para apoyar la acción mundial basada en el conocimiento.

La Década puede hacer realidad los objetivos de otros compromisos globales, ser el vínculo entre ellos y capitalizar sus éxitos existentes. El Desafío de Bonn, que apunta a restaurar 350 millones de hectáreas de ecosistemas degradados para 2030, ahora tendrá un peso adicional y un soporte. Hasta el momento, unos 57 países, gobiernos subnacionales y organizaciones privadas se han comprometido a restaurar 170 millones de hectáreas de tierras degradadas, en base a esfuerzos regionales como la Iniciativa 20×20 de América Latina y la AFR100, la Iniciativa de Restauración del Paisaje Forestal Africano, que apunta a restaurar 100 millones de hectáreas de tierras degradadas para 2030.

La restauración de los ecosistemas también sustenta los Objetivos de Desarrollo Sostenible, un conjunto de objetivos mundiales ambiciosos que busca mejorar la vida de todos, sin dejar a nadie de lado. Sus recompensas marcarán un gran número de objetivos globales: aquellos enfocados en el cambio climático, la erradicación de la pobreza, la seguridad alimentaria, el agua y la conservación de la biodiversidad.

Ahora, no olvidemos la pregunta de los 300 mil millones de dólares.

El Instituto de Recursos Mundiales (WRI) ha estimado que se necesita USD 350 mil millones al año para restaurar las tierras degradadas del mundo. Unos USD 50 mil millones de esos ya se han reunido, gracias a una combinación de financiamiento público y privado. Entonces ¿qué hay de los USD 300 mil millones restantes?

Esto puede parecer una cifra imposible, pero no es tanto como la dolorosa cifra de 6.3 billones de dólares que se pierden cada año a causa de la degradación de la tierra. Son 6,3 billones de dólares. Esta es una cantidad de dinero impresionante.

La Década para la Restauración de los Ecosistemas 2021 – 2030 allana el camino para una colaboración más estrecha, por lo que la anunciada fusión entre CIFOR e ICRAF es oportuna y conveniente"

Robert Nasi & Tony Simons

Está claro que alcanzar la restauración a gran escala no es difícil y podría resultar en miles de millones en beneficios netos y un rendimiento significativo de las inversiones. La restauración de bosques degradados genera un estimado de USD 7 a 30 dólares en beneficios económicos por cada dólar invertido.

¡Imagínate esas acciones saliendo como pan caliente si estuvieran en el mercado!

Entonces,  tenemos un costo enorme para la sociedad y las perspectivas de grandes rendimientos… pero todavía no lo hacemos. ¿Por qué no?

Pues actualmente nuestro sistema de costos es sesgado. Lamentablemente, el valor de nuestro mundo natural es subestimado. Las abejas, por ejemplo, son esenciales para nuestro sistema alimentario, sin embargo, no las contamos en términos monetarios y no somos conscientes de lo que significaría si estos polinizadores, que trabajan tan duro, se perdieran.

Con buena investigación y financiamiento para el desarrollo podemos innovar y reducir los costos de restauración por cada hectárea. El futuro de la restauración es una industria que puede crear puestos de trabajo y servir a la sociedad, utilizando un financiamiento mixto y la participación activa del sector privado. Y de manera crucial, con un enfoque de abajo hacia arriba, desde las personas por las que se trabaja.

Nunca un anuncio de la ONU ha sido más apropiado en estas fechas en que celebramos los bosques y sus invaluables contribuciones a nuestras vidas, por ello, de dos cuerpos de investigación forestal globales que pronto serán uno: ¡Feliz Día Internacional de los Bosques! Una década emocionante nos aguarda.

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