¿Qué pueden enseñarnos 19 artículos de revisión —que analizan 1.200 artículos de investigación referidos a más de 3.000 millones de hectáreas de tierra— sobre lo que funciona en las intervenciones de gobernanza forestal para promover la sostenibilidad?
Existe una opinión generalizada de que una gobernanza efectiva es clave para desarrollar y asegurar la sostenibilidad en áreas forestales, pero aún no está del todo claro de qué se está hablando. Hay, “literalmente, decenas de métodos de gobernanza distintos que las personas han probado con el fin de obtener mejores resultados”, señala Arun Agrawal, profesor de la Universidad de Michigan.
“No tenemos una idea muy clara de cuáles intervenciones funcionan bien, cuándo lo hacen ni por qué”, agrega Agrawal, editor adjunto de una edición especial de la revista académica Current Opinion in Environmental Sustainability (COSUST) (Opiniones Actuales sobre Sostenibilidad Ambiental). El objetivo de cada uno de los 19 artículos de revisión que la integran es evaluar el grado de efectividad de la estrategia de gobernanza ambiental de la que se ocupan y el nivel de información disponible sobre su confiabilidad. Estas intervenciones incluyen, entre otras, REDD+ (reducción de emisiones provenientes de la deforestación y degradación forestal), áreas protegidas, bosques comunitarios, concesiones, plantaciones de árboles, bosques con certificación, adquisición privada de tierras para la conservación, e intensificación sostenible.
FACTORES CLAVES
Esta edición especial de la revista brindó la oportunidad de explorar puntos en común entre los diferentes tipos de intervenciones: y hubo más de los que se esperaban, dice Agrawal. “A menudo, pensamos que estas intervenciones son muy distintas unas de otras, pero cuando nos fijamos en lo que se asocia a su éxito, encontramos una serie de factores comunes”.
Así, en la introducción de la revista, los editores identifican cuatro criterios que consideran fundamentales para crear una gobernanza efectiva para la sostenibilidad.
Las relaciones de colaboración entre los diversos actores y tomadores de decisiones son “cruciales”, dice Agrawal. Las políticas de apoyo, la gestión adaptativa y los marcos macroinstitucionales ágiles también son importantes.
“Es muy importante observar lo que sucede a medida que se implementan las cosas, y aprender de la intervención mientras esta se desarrolla; no llegar al proceso con un plan fijo en la mente, sino con la disposición a adaptarse a medida que implementa la intervención”, agrega.
Por ello es crucial contar con sistemas de monitoreo e indicadores de desempeño claros. También es clave integrar los aprendizajes provenientes de diferentes tipos de evidencia y de intervenciones superpuestas.
“A menudo, no era una sola intervención la que llevaba a resultados positivos, sino que era efectiva en combinación con otras”, dice.
¿Qué significa esto para los especialistas? “No se trata de que todos sigan el mismo modelo”, advierte Arawal. “Pero tener en cuenta estos factores cuando se está probando cosas nuevas podría llevar a mejores resultados”.
LAS TRES “I” DE LA GOBERNANZA AMBIENTAL
Los editores también identifican tres medios fundamentales para diseñar intervenciones de gobernanza relacionadas con los recursos naturales: información, incentivos e instituciones. En algunas intervenciones, los actores que manejan los bosques o dependen de ellos utilizan información para influir en los resultados, pues asumen que una mayor sensibilización puede producir cambios en los comportamientos no sostenibles.
Por ejemplo, informar a los consumidores sobre la madera que se extrae de forma sostenible y el aceite de palma producido sin deforestación —y sobre la degradación y el conflicto asociados a sus alternativas— busca influir en su comportamiento de compra y con ello aumentar la demanda por materias primas producidas de manera sostenible e impulsar en los productores cambios hacia prácticas y estándares que se alineen con estos objetivos.
Otra forma de diseñar intervenciones es identificar el costo de adoptar un comportamiento más sostenible y proporcionar incentivos cuyo objetivo sea absorber este costo adicional, y con ello facilitar los comportamientos que se busca promover. Esta es la filosofía detrás de programas como REDD+ y otros enfoques de pagos por servicios ambientales (PSA). Otra alternativa es que las intervenciones usen el cambio institucional para imponer costos y sanciones a quienes tienen comportamientos no sostenibles. Por ejemplo, los organismos gubernamentales pueden aprobar multas o penas de prisión para quienes sean sorprendidos talando árboles en áreas protegidas.
En realidad, la mayoría de las intervenciones de gobernanza forestal utilizan una combinación de los tres métodos, aunque con énfasis distintos sobre cada uno de ellos.
En uno de los artículos de revisión, dirigido por la científica Amy Duchelle de CIFOR, queda claro que si bien los programas REDD+ se centran en incentivos, en la práctica involucran una “canasta personalizada de intervenciones integradas”, lo que también requiere el intercambio de información y el cambio institucional para promover comportamientos que ayuden a restaurar áreas degradadas y mantener en pie los bosques.
En un inicio, Arawal y sus colegas esperaban poder hacer afirmaciones cuantitativas sobre el número de hectáreas protegidas con éxito a través de cada tipo de intervención. Pero dado que cada situación tiene su propia combinación de intervenciones, evaluar el impacto a mayor escala es sumamente difícil. Más aún, los revisores encontraron que en la mayoría de los casos los datos existentes son demasiado fragmentarios como para hacer afirmaciones genéricas, dice Agrawal: una gran preocupación dada la naturaleza apremiante del trabajo involucrado.
Por ejemplo, en el artículo de revisión sobre REDD+, Duchelle se mostró “sorprendida por la falta de estudios acerca de los resultados de REDD+ en el uso de la tierra y los bosques, así como por el escaso uso de enfoques contrafácticos para evaluar impactos de cualquier tipo”. Ella y sus coautores concluyen que “la investigación reciente aún no ha medido la importancia de REDD+ en términos de alcance, profundidad y sofisticación analítica”, y destacan que “a medida que los países ricos en bosques afinan sus planes de acción climática más allá del año 2020, existe una necesidad urgente de contar con evidencia más confiable sobre los impactos de REDD+ hasta la fecha para guiar sus decisiones”.
Para obtener más información sobre este tema, por favor póngase en contacto con Amy Duchelle en a.duchelle@cgiar.org o con Arun Agrawal en arunagra@umich.edu
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