El planeta y las personas ganan con el nuevo centro internacional de investigación en turberas tropicales
Representantes de tres países con importantes áreas de turberas como son Indonesia, la República del Congo y la República Democrática del Congo (RDC) se han aliado con organizaciones internacionales para impulsar una agenda para el manejo sostenible de este tipo especial de humedal con gran potencial frente al cambio climático. Así se dio a conocer en el evento de lanzamiento del flamante Centro Internacional de Turberas Tropicales (ITPC, por sus siglas en inglés), llevado recientemente, en Yakarta, Indonesia.
Los tres países (y se espera la participación de uno más de América del Sur) son los Estados fundadores del centro, el cual busca convertirse en una plataforma holística para la investigación y práctica relacionada con las turberas. Esta es la primera vez que países del sur global se han unido de tal forma para proteger a estos primordiales pero poco valorados ecosistemas.
Cuando se les maneja de forma sostenible, las turberas tropicales ofrecen no sólo substanciales ganancias ambientales, también ofrecen beneficios potenciales para los medios de vida de aquellos que viven en o cerca de ellos.
Durante el evento, Siti Nurbaya Bakar, Ministra de Medio Ambiente y Recursos Forestales de Indonesia, Arlette Soudan-Nonault, Ministra de Turismo y Medio Ambiente de la República del Congo, y José Ilanga Lofonga, Director General de los Recursos del Bosque del Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de la RDC, crearon un secretariado interino, que antecede por un año la formación del centro.
PIEZA CLAVE FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO
Las turberas, que son áreas naturales formadas a partir de la acumulación de materia orgánica de plantas en proceso de descomposición conocida como turba, son de gran importancia como sumideros de carbono, y se cree que contienen entre 30 y 40 por ciento del carbono global, a pesar de que sólo cubren 3 por ciento de la superficie terrestre –lo que los convierte en una pieza clave para limitar el calentamiento global–.
“Si no podemos conservar las turberas, no hay forma de que podamos ganarle […] al cambio climático”, aseguró Erik Solheim, Director de ONU Medio Ambiente, quien participara en el evento.
Hacerlo va a exigirnos defender económica y ambientalmente a las turberas, dijo, y sugirió al turismo y a la agricultura mejorada como posibles alternativas de viabilidad económica. Proteger efectivamente a las turberas representaría una “ganancia triple” para la humanidad, explicó –beneficiaría a las personas y su salud, al medio ambiente y a la economía–.
Robert Nasi, Director General del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR), también subrayó la importancia de considerar aspectos económicos en la conservación y restauración de las turberas, al señalar que “Definitivamente tenemos que conservar las turberas que permanecen intactas […] porque es mucho más costoso restaurar que conservar”.
Según Nasi, una opción sería involucrar al sector privado en la restauración, al tiempo que la restauración podría también convertirse en una actividad que genera empleos y mejora los medios de vida.
APRENDER DEL PASADO
En los últimos años, Indonesia ha logrado reconocimiento internacional por sus esfuerzos para implementar un manejo sostenible de las turberas. Según relató su Ministra de Medio Ambiente, la experiencia del país en el manejo de sus más de 15 millones de hectáreas de turberas comenzó a principios del siglo pasado, cuando tribus locales, como las que habitan la región de Kalimantan, manejaron sus turberas de una forma sostenible.
Después vino un periodo de uso extensivo de las turberas, que comenzó en la década de 1970, y que se caracterizó por el drenaje de las turbas para plantaciones de madera y agricultura de gran escala, que degradaron extensas áreas y acarrearon graves consecuencias ambientales y sociales.
Actualmente, estamos en un periodo “correctivo”, dijo la Ministra Siti. Desde los severos incendios y la consecuente humareda, en el año 2015, el país ha promulgado una agencia para la restauración de las turberas, fortalecido una moratoria en nuevos permisos, mejorado sus bosques primarios, y supervisado una estricta aplicación de políticas. Y ahora también tiene un papel fundamental en el establecimiento del ITPC.
Según Diana Kopansky de la Global Peatlands Initiative (Iniciativa Global por las Turberas), la historia de drenar la turba, típicamente anegada, ha dejado al país con la “cruda realidad” de tener que invertir intensivamente para devolverle a las turberas la humedad y restaurarlas.
En contraste, no se han drenado áreas de turberas en la Cuenca del Congo, afirmó Simon Lewis, de la Universidad de Leeds, quien dirigió un equipo que mapeo las turberas en la Cuenca del Congo por primera vez.
“Estas turberas son increíblemente valiosas –localmente para los medios de vida, regionalmente por la lluvia, y globalmente en términos de los impactos que tienen en el clima–”, explicó antes de plantear preguntas sobre cómo la Cuenca del Congo puede manejar las turberas, recientemente descubiertas, sin experimentar los problemas vistos en Indonesia, y cómo se puede lograr el desarrollo en la región sin la destrucción ambiental vista en otras partes del mundo.
COOPERACIÓN SUR-SUR
Durante las discusiones del día, varios de los oradores de gobiernos, organizaciones internacionales e institutos de investigación –incluidos los socios que coordinan el ITPC, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Forestales de Indonesia, CIFOR, ONU Medio Ambiente, y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)– hablaron de la importancia de la colaboración internacional y el aprendizaje mutuo, particularmente entre países del Sur global.
Los participantes también resaltaron la importancia de la colaboración y el fortalecimiento de capacidades en todos los niveles, así como la participación comunitaria y los medios de vida alternativos entre las personas que viven en las turberas. Cultivar la nuez de areca y arrozales, recolectar plantas medicinales, pescar y cazar, fueron mencionadas como posibilidades en las turberas en los tres países.
Anteriormente, algunos consideraban al manejo del territorio como un tema que correspondía principalmente a las naciones, ahora las turberas han logrado ser reconocidas como una prioridad global. En el contexto de su era correctiva, por ejemplo, Indonesia está “interesada en compartir su experiencia, para que otros países no tengan que reinventar la rueda”, dijo la Ministra Siti, y destacó la respuesta positiva de la comunidad internacional para la formación del ITPC.
“Las turberas tropicales se encuentran en más de 80 países, pero permanecen entre los ecosistemas menos entendidos y monitoreados del mundo” agregó, para luego describirlos como un componente clave en la mitigación de los efectos del cambio climático.
Con el nuevo Centro destinado a convertirse en una plataforma de información, construido a partir de la colaboración internacional e intersectorial, los oradores coincidieron que los países podrán tomar decisiones mejor informadas sobre las turberas tropicales, alcanzando beneficios globales en línea a los objetivos climáticos.
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