El valor del conocimiento local para entender la pérdida de la vida silvestre
La Reserva de Biosfera de Yangambi, en la República Democrática del Congo (RDC), alguna vez fue un rico paisaje forestal colmado de elefantes y okapis. Sin embargo, un estado de conflicto prolongado y sus consecuentes efectos, que incluyen la falta de oportunidades económicas y una gestión inadecuada de los recursos naturales, ha significado un alto costo para las poblaciones de vida silvestre del país africano, según evidencia un nuevo estudio.
La defaunación, definida como la pérdida de animales de todo tipo, incluyendo la extinción, extirpación o disminución de sus poblaciones, es un problema común en todas las regiones tropicales del mundo. Sin embargo, desde el punto de vista de la conservación, y debido a la turbulencia asociada al conflicto en el país, la RDC enfrenta desafíos excepcionales.
El estudio desarrollado por un equipo del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) afirma, en primer lugar, que la presencia de grupos armados en los bosques ha incrementado la caza y el tráfico de marfil, pieles y carne. En segundo lugar, indica que el estado de conflicto prolongado ha conllevado a la degradación de las condiciones sociales y económicas de los habitantes locales, quienes se enfrentan a oportunidades económicas limitadas y a una constante inseguridad alimentaria.
Con estos desafíos en la mira, el estudio, que fue apoyado por la Unión Europea, expone cómo el conocimiento local puede ser un medio poderoso y poco costoso para entender mejor la defaunación al interior de los sistemas socioecológicos.
Los investigadores de CIFOR entrevistaron a miembros de comunidades locales, particularmente cazadores tradicionales, quienes describieron los cambios observados en la cantidad y distribución de especies, así como los factores sociales y ecológicos vinculados a estos cambios.
“Las extinciones locales o los abruptos descensos en las poblaciones de mamíferos del paisaje estudiado son consecuencia directa o indirecta de las revueltas sociales que sucedieron entre 1996 y 2002”, sostuvo Nathalie van Vliet, investigadora de CIFOR y autora principal del estudio. “Fue así que le pedimos a los cazadores que compartieran sus puntos de vista sobre las tendencias poblacionales de los animales silvestres desde 1995 hasta 2018. Esto aclaró los aspectos concernientes a la distribución de especies a lo largo del paisaje y las más recientes observaciones de especies que han sido, ya sea extirpadas a nivel local, o que ahora son poco frecuentes”.
El equipo de científicos, junto con los cazadores locales, trabajó en un proceso de mapeo participativo que permitió localizar espacialmente los principales lugares de caza y las rutas en donde se han observado recientemente especies silvestres. “Realizamos numerosos viajes de campo por 60 días consecutivos. Esta experiencia de primera mano en el área nos permitió situar en un mapa cada una de las más recientes observaciones mencionadas por los cazadores tradicionales”, afirmó Jonas Kambale Nyumu, quien también fue parte del equipo de investigadores.
Los científicos pidieron que los cazadores elaboraran una lista de las principales especies de mamíferos presentes o ausentes en el paisaje estudiado desde el año 1995. A continuación se discutió sobre la evolución de estas especies y los principales factores que explican estos cambios en el tiempo. “Los participantes recordaban claramente. Asociamos los nombres locales con los nombres científicos y pudimos corroborar la información brindada por los cazadores”, afirmó van Vliet.