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En mi rol como investigador, cuando me preparo para trabajo de campo, me mentalizo para afrontar terrenos difíciles, clima impredecible y desafíos logísticos interminables. Sin embargo, nada me había preparado para estar en la trayectoria de un ciclón, ni para la profunda dependencia que mi destino tendría de los manglares a mi alrededor para estar a salvo.

En octubre de 2024, viajé con un equipo de investigadores del Centro para la Investigación Forestal Internacional y Centro Internacional de Investigación Agroforestal (CIFOR-ICRAF), el Servicio Forestal de los Estados Unidos (USFS) y el personal del departamento forestal del estado de Odisha a Bhitarkanika, el segundo bosque de manglar deltaico más grande de la India, después de los Sundarbans. Ubicado en la confluencia de los ríos Brahmani y Baitarani, este paisaje extraordinario abarca el Santuario de Vida Silvestre de Bhitarkanika, y el Parque Nacional y el Santuario de Vida Silvestre Marina de Gahirmatha.

Bhitarkanika es un hábitat primordial para los cocodrilos de agua salada (Crocodylus porosus) y posiblemente el sitio de anidación masiva más grande del mundo para la tortuga golfina (Lepidochelys olivacea), una especie en peligro de extinción. Reconocido como un Sitio Ramsar en 2002, no es solo un hotspot de biodiversidad, sino también un escudo natural esencial que protege las áreas costeras de tormentas y erosión mientras ofrece beneficios ecológicos fundamentales.

El trabajo en Bhitarkanika es parte de una iniciativa más amplia para monitorear la salud de los manglares en sitios de toda la India, incluidos la Reserva de la Biosfera de Sundarbans en Bengala Occidental, las Islas Andamán y Nicobar, y el Santuario de Vida Silvestre de Coringa en Andhra Pradesh. Este proyecto nacional, una colaboración entre CIFOR-ICRAF, el USFS y los gobiernos estatales, utiliza una metodología sistemática para evaluar la resiliencia de los ecosistemas de manglares del país.

El equipo instalando el rSET. Fotografía de Sudip Debnath / Universidad Vidyasagar.

En Bhitarkanika, nuestro equipo tenía la misión de instalar mesas de elevación superficial con varillas (rSETs) y registradores automáticos de salinidad y profundidad del agua. Estos dispositivos monitorean cambios sutiles pero significativos en la salud y resiliencia de los manglares a lo largo del tiempo, como las variaciones en la elevación del suelo y los niveles de salinidad. Este monitoreo a largo plazo es esencial para comprender cómo responden los manglares a los factores de estrés ambiental, particularmente, los impulsados por el cambio climático; y para desarrollar estrategias de conservación y gestión más efectivas.

Sin embargo, justo cuando iniciábamos el trabajo de campo, recibimos la noticia de que el ciclón Dana, una tormenta tropical de categoría uno, se acercaba a nuestro sitio. Detuvimos nuestras actividades para garantizar la seguridad de todos y nos refugiamos en una pequeña posada en Dangamala, Rajnagar, donde nos encontramos rodeados de densos bosques de manglares.

Sin embargo, nada me había preparado para estar en la trayectoria de un ciclón, ni para la profunda dependencia que mi destino tendría de los manglares a mi alrededor para estar a salvo".

Utchimahali Mariappan

El 24 de octubre, mientras el ciclón tocaba tierra y los vientos se intensificaban, adquirimos una nueva apreciación por la fuerza y resiliencia de las “paredes” de manglares que nos rodeaban y protegían. Como científicos especializados en manglares, ya sabíamos que estos ecosistemas actúan como barreras naturales que absorben y disipan la fuerza de los vientos y las olas, reduciendo la energía de los ciclones y protegiendo a las comunidades cercanas.

Sin embargo, vivir esta experiencia de primera mano fue completamente diferente a leer sobre sus beneficios protectores. Desde el refugio del bosque, oíamos la ferocidad de la tormenta, un recordatorio de la devastación que los ciclones pueden causar en costas desprotegidas. Pero a nuestro alrededor, los manglares absorbieron gran parte del impacto, mostrando su increíble resiliencia y su cualidad de protección.

Paso del ciclón Dana. Foto de Utchimahali Mariappan / CIFOR-ICRAF

Esta experiencia dio un nuevo propósito a nuestro trabajo. Los rSETs y los registradores de datos que instalamos ahora documentan y cuantifican los servicios protectores de los manglares, incluidos los cambios en la elevación del suelo, los niveles de agua y el impacto de las tormentas. Saber que nuestros datos capturan el papel crucial de los manglares para proteger las costas hace que nuestros esfuerzos sean aún más significativos.

Una vez que el ciclón pasó, regresamos a nuestras instalaciones, profundamente agradecidos por la protección que nos brindaron los manglares de Bhitarkanika. Los registradores de datos están activos, midiendo salinidad, temperatura y niveles de agua, proporcionando información esencial sobre la resiliencia del bosque frente al aumento del nivel del mar y las tormentas.

Los ciclones son frecuentes en la Bahía de Bengala y afectan severamente tanto la Reserva de la Biosfera de Sundarbans como el Parque Nacional Bhitarkanika. Aunque los manglares siguen prosperando, a pesar de estos eventos extremos, su resiliencia futura es incierta ante el aumento del nivel del mar, el estrés ambiental y la intensificación de las tormentas.

Como explica Sahadev Sharma, científico del USFS: “Es fundamental contar con un conjunto de datos robustos, a largo plazo y modelos específicos para especies, basados en escenarios, para comprender el impacto del cambio climático global en los manglares”.

“La conservación y gestión de los manglares existentes es esencial, junto con restauraciones basadas en ciencia.”

Rupesh Bhomia, científico de CIFOR-ICRAF a cargo de los sitios de monitoreo en la India, añade: “Un conocimiento más profundo de cómo estos sistemas naturales responden a presiones antropogénicas y naturales complejas es esencial para una mejor toma de decisiones”.

Es fundamental contar con un conjunto de datos robustos, a largo plazo y modelos específicos para especies, basados en escenarios, para comprender el impacto del cambio climático global en los manglares”.

Sahadev Sharma, USFS

Este trabajo de campo fue un momento decisivo en mi carrera, reafirmando la razón por la que elegí esta área de investigación. Los manglares son mucho más que vegetación costera: son escudos naturales contra los eventos extremos climáticos, guardianes de la biodiversidad y recursos invaluables para las comunidades costeras. Trabajar en Bhitarkanika durante el ciclón Dana me dio una apreciación más profunda por los mangalres y por las innumerables vidas —humanas y no humanas— que protegen.

En celebración del Día Mundial de los Humedales, 2 de febrero.

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