
Pese a su importancia, no todos los ecosistemas son valorados por igual, y en sentido, los “preferidos” en nuestro planeta, como las selvas tropicales, los arrecifes de coral y los glaciares, suelen acaparar una mayor capacidad de esfuerzo y preocupación en materia de conservación e investigación.
Mientras tanto, la amplia variedad de humedales de la Tierra, que incluye marismas, pantanos, turberas, bosques de manglares, ciénagas, estuarios y más, tiende a recibir poca atención.
En el idioma inglés, por ejemplo, existen frases cotidianas como “bogged down” (empantanado), “swamped” (inundado) o “mired” (atrapado en el lodo) que se usan para describir situaciones difíciles o negativas. Pocos de los adjetivos que empleamos para describir o referir a los humedales son en realidad halagadoras: “pantanoso”, “inundado” y “turbio”, entre otros. Para la mayoría de nosotros, la idea de unas vacaciones en un paisaje de humedal evocará imágenes mucho menos atractivas que las de una playa o un bosque. Estos, por lo general, no son lugares para hacer picnics o vistos como para conectar con la naturaleza.
Sin embargo, el atractivo de un ecosistema para los humanos no necesariamente es un buen indicador de sus contribuciones a los sistemas del planeta, y en el caso de los humedales, esto parece ser especialmente cierto. Su estado de estancamiento y descomposición entre tierra y agua que los caracterizan es un proceso que captura enormes y críticas cantidades de carbono y otros gases de efecto invernadero: actualmente se sabe que almacenan más del 30 % del carbono total del suelo del planeta en solo el 6 % de la superficie terrestre.
Un estudio reciente del Centro para la Investigación Forestal Internacional y Centro Internacional de Investigación Agroforestal (CIFOR-ICRAF) y sus socios demuestra que estos ecosistemas muchas veces olvidados pueden mitigar más de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del uso del suelo en el sudeste asiático cuando se gestionan adecuadamente.
Los humedales también son extremadamente ricos en biodiversidad, proporcionando un hábitat único para una gran variedad de flora y fauna. Esto incluye muchas especies en peligro de extinción, como los orangutanes (Pongo spp.) y los tigres (Panthera tigris), aves acuáticas migratorias como las grullas trompeteras (Grus americana), y una gran cantidad de reptiles, anfibios, peces e insectos.
El valor de los humedales no siempre ha sido subestimado. Hace miles de años, el pueblo maya de Centroamérica construyó jardines elevados sobre el suelo anegado y cultivó complejas policulturas altamente productivas que podían resistir sequías. El arroz, uno de los cultivos básicos del planeta, evolucionó en los humedales de la cuenca del río Yangtsé, en China. En los fangosos bosques de manglares del sudeste asiático, santuarios y sitios sagrados dan testimonio del significado cultural de estos espacios.
Hasta el día de hoy, muchos de nosotros dependemos de los humedales más de lo que pensamos. Los humedales regulan y purifican el agua y actúan como viveros para peces y otras especies comestibles. Protegen a las comunidades humanas de inundaciones, marejadas ciclónicas y el aumento del nivel del mar, proporcionando una amplia gama de servicios basados en la naturaleza. Sus contribuciones son particularmente esenciales en los países en desarrollo, donde la asistencia gubernamental es más escasa y los impactos climáticos pueden ser más intensos.

Recolección de mejillones en un manglar. Los humedales proporcionan medios vida y nutrición para las comunidades locales costeñas. Aulia Erlangga/CIFOR-ICRAF.
Pero a pesar de estos beneficios, nuestros humedales enfrentan múltiples amenazas. Aproximadamente el 87 % de los humedales del mundo han desaparecido, con un 64 % de esta pérdida ocurriendo desde 1900. Entre 1970 y 2015, hubo una reducción del 35 % en el área global de humedales, lo que indica que están desapareciendo tres veces más rápido que los bosques.
El cambio en el uso del suelo es el principal impulsor de la degradación de los humedales. El desarrollo económico, que requiere constantemente nuevas tierras para la agricultura, la expansión urbana y los proyectos de infraestructura (como carreteras, viviendas y zonas industriales), ha llevado a la pérdida progresiva de estos ecosistemas. La agricultura por sí sola ha afectado más de la mitad de los humedales designados como de Importancia Internacional bajo la Convención de Ramsar. Los humedales costeros a menudo son rellenados para el desarrollo turístico y la acuicultura: en el sudeste asiático, por ejemplo, muchos bosques de manglares han sido convertidos en criaderos de langostinos. Estos cambios también contribuyen al calentamiento global, lo que a su vez afecta a los humedales, alterando la disponibilidad de agua, la salinidad que los equilibra y las tasas de erosión.
El Día Mundial de los Humedales que se celebra cada 2 de febrero nos recuerda que debemos trabajar para proteger los humedales que aún quedan en el planeta y restaurar aquellos que ya están degradados.
Los gobiernos pueden hacer su parte ampliando el número y alcance de los humedales protegidos, designándolos como parques nacionales, reservas naturales o sitios Ramsar. Integrar los humedales en las políticas nacionales de clima y agua, reconociendo sus funciones esenciales en el control de inundaciones, el almacenamiento de carbono y la conservación de la biodiversidad, es clave para garantizar que reciban la atención que merecen.
Las políticas también deben limitar el drenaje de humedales (como las turberas), la cosecha insostenible de especies de humedales y regular el escurrimiento agrícola y el vertido de contaminantes en estos paisajes. También es fundamental incluir las prioridades de las comunidades locales y apoyar sus usos tradicionales y actividades de subsistencia sostenibles.
¿Y el resto de nosotros? Podemos contribuir aprendiendo sobre su conservación, involucrándonos en proyectos de ciencia ciudadana que nos conecten con especies de humedales y abogando por políticas más sólidas para su protección.
Por ejemplo, ¿sabes cuántos sitios Ramsar hay en tu país?
Además, hay una gran oportunidad de información este año, pues los miembros de la Convención Ramsar se reunirán en Zimbabue para avanzar esfuerzos por los humedales del mundo en lo que se ha llamado la COP15 de los humedales.
Más allá de los que parecen, los humedales son más importantes e interesantes de lo que la mayoría piensa. Unamos esfuerzos para que reciban el cuidado y la atención que merecen.
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