El doctor Manuel Guariguata, investigador principal y líder del portafolio de restauración forestal de CIFOR, nos explica en esta entrevista los estudios en curso, aportes de investigación y la importancia del monitoreo para el éxito de los proyectos de restauración ecológica y forestal.
- ¿Qué está haciendo CIFOR en materia de restauración del paisaje forestal en América Latina?
Durante 2014, evaluamos qué había sucedido en Colombia en las últimas décadas en materia de restauración de paisajes forestales. Pero, ¿por qué escogimos Colombia? Porque es un país bastante avanzado en la práctica de la restauración ecológica, por lo cual allí se acumulan experiencias que aún no han sido integradas. Desde 1980, Colombia ha puesto en marcha una serie de proyectos de restauración ecológica y ha prometido restaurar un millón de hectáreas antes de 2020, en el marco de la Iniciativa 20×20 promovida por el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por su sigla en inglés).
Examinamos más de 100 proyectos desarrollados por el Gobierno, las ONG y el ámbito académico, con el fin de ver cómo ha evolucionado la práctica y qué desafíos debemos esperar a futuro. ¿Cuáles son los aspectos y objetivos principales de la restauración ecológica que ya han sido abordados? ¿En dónde? ¿Qué es lo que faltó en términos de acceso a la información pública? ¿Quién fue el principal financiador? ¿Cómo se supervisaron los proyectos?
En aquel entonces, el Gobierno se encontraba elaborando su plan de restauración nacional, por lo que resultaba un momento muy oportuno. Así fue como algunos de nuestros resultados fueron incluidos en la actual estrategia de restauración. El documento “Biodiversidad 2015. Estado y tendencias de la biodiversidad continental de Colombia” se basó en gran medida en nuestra evaluación de 2014. Dicho informe incorpora secciones sobre las necesidades y oportunidades de restauración.
En la actualidad, nos encontramos reproduciendo ese esfuerzo en México. Desde el punto de vista social y ecológico, México es un país vasto y muy diverso, todo lo cual constituye un gran desafío. Por otra parte, hasta el momento, México no cuenta con un plan nacional de restauración. Sin embargo, en el contexto de los compromisos mundiales de restauración (El Desafío de Bonn y la Iniciativa 20×20 del WRI), México ha prometido recuperar 8,2 millones de hectáreas de tierras degradadas antes de 2020.
Este compromiso constituye, sin lugar a dudas, la promesa más grande que se haya efectuado en América Latina (si el país podrá cumplirla o no, es otra cuestión). De igual modo, este compromiso representa una enorme promesa, por lo cual es importante que se lleve a cabo en forma correcta y con base científica.
Los resultados de nuestro estudio en México servirán para llenar vacíos técnicos y de conocimiento, que a su vez pueden ser aprovechados por los organismos gubernamentales para diseñar el plan.
El monitoreo de los compromisos de restauración ecológica no debe depender necesariamente solo de la teledetección".
- ¿Qué lecciones pueden aprender otros países de la experiencia colombiana?
El principal vacío que encontramos en Colombia fue que el monitoreo del proyecto o bien no había sido implementado en forma adecuada o bien había sido diseñado para el corto plazo. Sin embargo, cabe destacar que la restauración ecológica representa un esfuerzo a largo plazo. La supervisión es fundamental para medir el éxito. Y en el caso del fracaso, para realizar mayores ajustes.
Tomemos por ejemplo una compañía que se compromete con sus usuarios a restaurar una cuenca para mejorar la calidad del agua. Lo que descubrimos en muchos casos fue una disparidad entre los objetivos de restauración y las variables de supervisión necesarias para determinar si las cosas iban bien o no.
La cultura del monitoreo aún requiere mayor énfasis y promoción; no solo en Colombia, sino en toda la región.
Ahora estamos llevando a cabo más investigaciones sobre restauración en Colombia, a la luz de la ley de compensaciones por pérdida de biodiversidad, la cual exige que los sectores público y privado del país compensen el daño que causan por el desarrollo de infraestructura mediante la restauración forestal de otras áreas.
Estamos determinando hasta qué punto la restauración está bien diseñada en términos de eficiencia y efectividad. Por ejemplo, una empresa podría escoger tierras degradadas, plantar árboles y luego irse. ¿Pero qué sucede si pasados tres años todos los árboles están muertos? ¿Se reconocerá el esfuerzo de restauración de la compañía? ¿Quién audita esto? ¿Se eligen en forma adecuada los indicadores de éxito? ¿Qué período de tiempo será necesario para poder afirmar que un área ha sido restaurada?
En otras palabras, se requieren normas claras y responsables. Estas son las cuestiones que estamos investigando.
- ¿Cómo se puede mejorar el monitoreo?
El monitoreo de los compromisos de restauración ecológica no debe depender necesariamente solo de la teledetección. Esta puede resultar del procesamiento de información “de arriba hacia abajo” y viceversa. Esto implica más que conocer la cantidad de árboles plantados.
Si un país se compromete a restaurar un millón de hectáreas antes de 2020, ¿cómo se medirá esto? ¿Solamente desde el espacio, mediante el uso de satélites para verificar si la cubierta forestal ha aumentado? Y si estos son proyectos diseñados a nivel local, ¿cómo se involucrará a la población local y se generará la identificación con el proceso?
Es por estos motivos que hemos destinado parte del financiamiento del Departamento para el Desarrollo Internacional (DFID, por su sigla en inglés) a una revisión mundial acerca de “lo que sirve y lo que no sirve”, en cuanto al monitoreo participativo en el contexto de la restauración de paisajes forestales.
Si bien esperamos que la revisión sea científicamente sólida, esta no será una publicación académica. Queremos utilizarla para difundir el mensaje entre los profesionales y los desarrolladores de proyectos. Este trabajo se realiza en colaboración con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y estará listo a principios de 2017.
La UICN ha sido un motor en la promoción de la agenda de la restauración a nivel mundial. Este año, la UICN ha recibido el apoyo del Fondo Mundial para el Medio Ambiente para la ejecución de un nuevo proyecto denominado Iniciativa de Restauración, que fue presentado en el reciente Congreso Mundial de la Naturaleza de Hawái. CIFOR, por su parte tendrá a su cargo la implementación en Tanzania de uno de los proyectos que conforman dicha iniciativa.
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