Perú se llama así mismo un país de bosques. Con casi el 60 % de su territorio cubierto por áreas forestales, ostenta el segundo lugar en el mundo como poseedor de bosques amazónicos, el cuarto entre los bosques tropicales y el noveno en extensión forestal general.

Al mismo tiempo, la deforestación es responsable del 51 % de las emisiones de gases de efecto invernadero del país, y, recientemente se identificaron 8.2 millones de hectáreas de tierras degradadas y dos millones de hectáreas de tierras degradadas con prioridad de restauración, en las que las autoridades del Servicio Forestal Nacional y de Fauna Silvestre (SERFOR) han puesto la mira para llevar al país a avanzar en las metas comprometidas a nivel internacional para abordar las crisis interrelacionadas del clima y la biodiversidad.

Un reciente gran paso ha sido el lanzamiento de ProREST, la Estrategia Nacional de Restauración de Ecosistemas y Tierras Forestales Degradadas que el país presentó recientemente y que apuesta por una visión holística y participativa para la gestión e implementación de las acciones de restauración.

El proceso de formulación del documento, que inició en 2016, fue seguido por una serie de actividades en las que SERFOR recogió el aporte de instituciones públicas, privadas, ONG, organismos de cooperación, empresas y sociedad civil; además de incluir lecciones aprendidas de experiencias de restauración en marcha en el país.

“El ProREST guiará el objetivo de restaurar ecosistemas y tierras forestales degradadas con enfoque de paisaje para asegurar bienes y servicios ecosistémicos en beneficio de la población, reduciendo riesgos ante los efectos del cambio climático. La meta general, al año 2030, es alcanzar al menos el 15 % de la reducción de la brecha nacional, que equivale a 330 mil hectáreas de ecosistemas y tierras forestales en proceso de restauración”, explica Alberto Mamani, especialista en Restauración Ecológica de la Dirección de Gestión Sostenible del Patrimonio Forestal del SERFOR.

Para alcanzar la meta, el instrumento plantea seis líneas de acción, insertadas bajo tres objetivos específicos: recuperar la estructura y la funcionalidad ecosistémica de las áreas seleccionadas; fortalecer la capacidad de los actores involucrados para la gestión y desarrollo de la restauración; y fortalecer la gobernanza de los actores involucrados encargados de ejecutar la restauración.

   Comunidad Campesina de Kiuñalla, departamento de Apurímac, donde se viene implementando actividades de restauración. Foto cortesía de SERFOR.

RESTAURAR CON ENFOQUE DE PAISAJES

El enfoque de paisajes para la gestión del territorio se ha posicionado como una estrategia holística y de vanguardia para abordar las múltiples demandas y desafíos relacionados con el uso de la tierra, los recursos y el medioambiente.

En ese contexto, el documento ProREST ha puesto este enfoque al centro de su estrategia.

“Lo hemos internalizado, tomando en cuenta que cuando llevamos a cabo acciones restauración no solamente debemos pensar en un área de tierra, sino en los múltiples usos que se dan dentro de ella”, señala Mamani.

Dado que la RPF involucra activamente a los actores interesados de diferentes escalas, Mamani destaca la importancia de fortalecer sus capacidades para gestionar y desarrollar las actividades y los proyectos de restauración. “Es aquí donde enfatizamos que, para avanzar en el cierre de la brecha, necesitamos facilitar una transferencia tecnológica efectiva de conocimiento y lecciones a los que desarrollan y planifican la restauración”, explica.

ALIANZAS, CIENCIA Y CAPACIDADES

“Estando asegurada esta lógica de recuperar la estructura y funcionalidad a través de actividades y proyectos, y también los mecanismos para movilizar los recursos, viene el segundo objetivo específico que es fortalecer las capacidades de los actores, y esta a su vez está acompañada por dos líneas de acción muy importantes”, señala Mamani.

La primera, indica, apunta a promover la investigación científica e innovación tecnológica como soporte para el desarrollo de los proyectos y actividades de restauración; y la segunda fortalecer las capacidades de los profesionales y técnicos que planifican, implementan y monitorean estas actividades.

“Aquí es donde es muy relevante la participación de las entidades u organismos que realizan investigación o innovación, y que están generando publicaciones o evidencia que oriente las acciones de ProREST”, sostiene Mamani.

En esta línea de acción estratégica, afirma Mamani, es que el SERFOR identificó a CIFOR-ICRAF “como una potencia, con una mirada amplia que constantemente genera espacios de debate y documentos orientadores para mejorar una gestión pública que considere a los múltiples actores del territorio”.

El documento ProREST establece entre sus propuestas específicas la cooperación con CIFOR e ICRAF en los siguientes puntos: la generación de investigaciones o tecnologías en restauración aplicadas a las áreas priorizadas para cerrar la brecha nacional en restauración; soporte técnico-científico para reducir los niveles de riesgo de aplicar la restauración a largo plazo; la aplicación de metodologías y tecnologías en restauración validadas y la elaboración de documentos técnicos y divulgativos del proceso de restauración.

   Alberto Mamani, especialista en Restauración Ecológica de la Dirección de Gestión Sostenible del Patrimonio Forestal del SERFOR en una jornada de restauración en Apurimac. Foto cortesía de SERFOR.

MESAS PARA EL APRENDIZAJE CONJUNTO

Con base en una experiencia liderada por la región San Martín, en 2018, que priorizó la restauración del territorio e instauró un espacio de coordinación donde convergen los múltiples actores que impulsan y desarrollan la restauración, el SERFOR identificó la conformación de mesas técnicas, tanto a nivel regional como nacional como el canal para operativizar la estrategia. Es en estos espacios donde se hará la transferencia y socialización de las publicaciones generadas; se identificarían las necesidades de investigación, innovación o de capacitación y se evaluarían los avances del ProREST, según el especialista de SERFOR.

“En estos espacios de gobernanza queremos generar esa aproximación, ese acercamiento, pero a la vez fomentar un aprendizaje conjunto, tanto del que genera documentos como el que está trabajando en el campo. Queremos aproximarlos y desarrollar agendas conjuntas”, destaca Mamani.

A su vez, estas mesas técnicas facilitarían la generación de reportes a la autoridad regional forestal y al SERFOR sobre el avance de la restauración, con énfasis en las buenas prácticas, la validación de las tecnologías de restauración, las lecciones aprendidas, entre otros.

En la búsqueda de estandarizar el proceso de reporte, señala Mamani, los especialistas del SERFOR están trabajando en un modelo de formato digital que permita dar a conocer a todo público los datos clave de los proyectos de restauración que se están desarrollando en el país, así como las buenas prácticas identificadas.

De acuerdo con el experto, algunos de los departamentos que albergan la mayor cantidad de proyectos de restauración en marcha son Ayacucho, Cusco, Ancash, Piura y San Martín, donde esperan iniciar la implementación de la estrategia con miras al objetivo planteado para los próximos 10 años.

¨El desarrollo de la estrategia ProREST se apoyó en la consulta y en escuchar a diferentes actores involucrados en la restauración del paisaje forestal. Eso le agrega relevancia y legitimidad para su ejecución. Y su enfoque en el aprendizaje y la reflexión es medular para lograr el éxito de proyectos y programas en contextos diferentes”, señaló Manuel Guariguata, científico principal y especialista en manejo de bosques  y restauración.

“En CIFOR-ICRAF estamos complacidos con este logro del SERFOR e igualmente estamos listos para colaborar aplicando nuestros productos recientes basados en evidencia y que tocan aspectos tanto técnicos como sociales y de gobernanza”, agregó.