Investigación

Marco legal choca con la producción de bolaina en la Amazonía peruana

¿Qué tanto toma en cuenta la legislación forestal del Perú a la madera proveniente de barbechos agrícolas?
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Existen muchas especies con más valor que la bolaina pero muy pocas son de fácil crecimiento – la bolaina crece rápidamente en barbechos y puede ser aprovechada en pocos años con pocas intervenciones silviculturales. CIFOR/Ernesto Benavides

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Nota del Editor: Esta es la primera de una serie de artículos sobre investigación realizada por CIFOR acerca del aprovechamiento de bolaina por pequeños productores en la Amazonia.

Contamana, Perú — Robin Sears entrecierra los ojos mirando hacia la copa del árbol, y luego acaricia su recto tronco blanco. “Esta es la madre de todos estos otros árboles”, dice señalando el rodal de jóvenes árboles de bolaina (Guazuma crinita) que salpican la ladera lodosa.

Hace apenas unos años, este era el campo de maíz de Segundo Saboya. Los árboles de bolaina crecieron después de que la vegetación natural se regenerara en su campo, y en unos años los árboles, que en esta región se gestionan normalmente en barbechos, estarán listos para su cosecha, proporcionando algo de dinero muy necesario para la familia de Saboya.

El problema es que la ley permite a Saboya talar los árboles para su uso personal, pero no para venderlos. Así que cuando lleve la madera al mercado, correrá el riesgo de una multa, la confiscación de la madera o tener que pagar sobornos en el camino al aserradero.

La madera de barbechos agrícolas no es tomada en cuenta por la normativa forestal del Perú, dijo Sears. Ella es parte de un equipo de investigadores del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) que estudia cómo los pequeños agricultores gestionan y comercializan la bolaina y otras especies comunes en los barbechos agrícolas. El objetivo es proponer políticas que podrían ayudar a los pequeños productores a aprovechar de manera sostenible la madera de rápido crecimiento.

“Nosotros siempre hemos visto el bosque como una red de seguridad para los agricultores”, dijo Sears, vicepresidenta de asuntos académicos de la School for Field Studies, que ofrece programas de estudios ambientales en el extranjero en nueve países.

Como parte de su investigación, que comenzó con su colega Miguel Pinedo-Vásquez en 2005 como científica de la Universidad de Columbia, dotada con financiamiento de la Fundación Tinker y una beca Fulbright, Sears entrevistó a agricultores de la zona que rodea Contamana, capital de la provincia de Ucayali en la Amazonia peruana.

Ahora Sears está dando seguimiento a ese estudio sobre la producción de madera en barbechos agrícolas contando y midiendo árboles para reevaluar las mismas parcelas en que el equipo trabajó hace algunos años. Ella está particularmente interesada en escuchar sobre las oportunidades y limitaciones de la gestión y venta de la madera que producen los agricultores. La información de este estudio ayudará al equipo a informar la formulación de políticas.

Los pequeños productores generalmente desmontan pequeñas parcelas de tierra donde siembran cultivos en áreas boscosas. Después de unos años de labranza, dejan que el bosque vuelva a crecer. La tierra experimenta este tratamiento varias veces a lo largo de años, dando lugar a un “mosaico” de bosques, campos y barbechos “gestionados” donde crecen la bolaina y otras especies maderables y frutales.

La parcela de Saboya, con sus pequeños campos de maíz y arroz y sus árboles frutales —y además un rodal de árboles de gran tamaño que dan paltas maduras— es un mosaico típico, dijo Sears.

“Antes, cuando los madereros pasaban por aquí, plantaban plátanos y otros árboles frutales para tener alimentos a lo largo del camino”, dijo Saboya, señalando árboles de naranja, limón y mango, así como plantas con usos medicinales, mientras camina a grandes zancadas por los bosques.

BOSQUES DIVERSIFICADOS

En las últimas dos décadas, Saboya también ha plantado unos 100 árboles de caoba. El árbol, de crecimiento lento, es uno de los más valiosos en la selva amazónica, pero también es cada vez más raro. Saboya, de 64 años, sabe que tal vez no viva para cosechar sus árboles, pero los ve como dinero en el banco para sus hijos y sus nietos.

La culpa por la deforestación de la Amazonia a veces recae sobre los pequeños propietarios que desmontan pequeñas parcelas para sembrar cultivos, pero “no son ellos los villanos”, dijo Sears. Y sobre todo hoy en día con los bajos precios de los productos agrícolas, los agricultores están viendo el valor de la producción de madera en tierras de barbecho. La mayor parte de la deforestación se produce a lo largo de las carreteras, donde los ganaderos desmontan tierras para crear pastizales, o en lugares donde las empresas están estableciendo grandes plantaciones de palma aceitera.

Los pequeños productores son recelosos de sembrar todos sus campos con una sola variedad de cultivo, debido a que las plagas o una caída en el precio de mercado podrían dejarlos sin dinero suficiente para pagar el préstamo que sacaron para la siembra.

Al sembrar algo de maíz, un poco de cacao y algunas bolainas, manteniendo al mismo tiempo un poco de bosque maduro, se resguardan del desastre financiero. El mosaico resultante también proporciona servicios ambientales, a saber, biodiversidad, corredores forestales para la vida silvestre y protección de las fuentes de agua, señala Pinedo-Vásquez, quien también estudia la producción maderera de los pequeños agricultores.

Uno de los objetivos de la investigación de CIFOR es comprender lo que el científico sénior Peter Cronkleton llama la “interfaz bosque-agricultura”: las zonas manejadas por pequeños agricultores en un ciclo de campos de cultivo, barbechos y bosque secundario.

“Estamos estudiando cómo funcionan estos sistemas y la cantidad de personas a las que mantienen. Además de los productos comerciales, tenemos que entender qué otros servicios prestan a las personas que viven en el paisaje”, dijo Cronkleton.

“Con esa información, podemos abrir un diálogo sobre cómo deben ser apoyados estos pequeños productores y cómo podrían ajustarse las políticas para facilitar este tipo de producción”.

Esta investigación es realizada por CIFOR como parte del Programa de Investigación del CGIAR sobre Bosques, Árboles y Agroforestería y es apoyada por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

Para más información sobre los temas tratados en este artículo, contáctese con Peter Cronkleton en p.cronkleton@cgiar.org

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