Opinan los expertos

El registro de plantaciones: ¿la solución definitiva a la forestería familiar?

Investigadores y responsables de políticas públicas colaboran para la regulación de madera producida en sistemas agroforestales en la Amazonía del Perú
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Mujer agricultora de Bolognesi, Ucayali, Perú, que diseñó una plantación forestal integrando la producción de madera con frutas y verduras. Robin Sears/CIFOR.

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En conjunto, 20 familias de agricultores en un caserío amazónico peruano pueden fácilmente producir 760 metros cúbicos de madera aserrada al año en sus purmas, o más bien, barbechos agrícolas.

Esto equivale a 18 camiones llenos de madera de pequeña dimensión que se trasladan desde la región amazónica a la capital del país, Lima, principalmente para su uso en casas prefabricadas para las poblaciones de bajos recursos en la ciudad.

Los agricultores manejan Guazuma crinita, una especie de rápido crecimiento conocida localmente como bolaina, que crece por sí sola en los campos de cultivo en barbecho, creando así lo que a menudo parece una plantación de madera densa y desordenada.

Los agricultores manejan estas pequeñas parcelas de bosque en sus complejos paisajes de producción, tanto para los servicios ambientales que prestan como para la producción de madera.

No se trata de una plantación. ¿O sí?

La regulación de la madera producida en estos sistemas es una cuestión tanto difícil como interesante. Y, cosa curiosa, es justamente el lugar donde la ciencia y las políticas públicas pueden hallar un punto de encuentro.

LEGISLACIÓN PARA LAS PLANTACIONES FORESTALES

En Perú, nuestro equipo de trabajo del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR), compuesto por Peter Cronkleton, Matías Pérez Ojeda del Arco y mi persona, ha estado discutiendo con los responsables de la formulación de políticas cómo la nueva legislación, específicamente la Ley No. 29736, tiene en cuenta (o no) sistemas forestales familiares sostenibles y duraderos.

En un esfuerzo por aliviar la presión sobre los bosques naturales y equilibrar el déficit comercial de la madera, esta nueva ley forestal otorga un lugar importante a las plantaciones forestales.

El programa para el registro nacional de plantaciones reduce drásticamente las cargas administrativas y financieras que implican el traslado de madera procedente de una plantación, en lugar de la madera proveniente de bosques naturales.

Las directrices de este nuevo registro nacional de plantaciones forestales contemplan específicamente el “sistema agroforestal” como un tipo de plantación forestal. Además, el manejo de la regeneración natural se considera una opción para prácticas silviculturales.

Buenas noticias, ya que se trata precisamente del sistema de manejo de regeneración natural y manejo de rebrotes en barbechos que los pequeños agricultores de la Amazonía peruana emplean para producir madera.

Por este motivo, nos propusimos justificar la inclusión del sistema de barbecho forestal, o purma, como un tipo de plantación, de manera que los pequeños agricultores del Perú puedan aumentar los ingresos de sus sistemas de manejo forestal sostenible, y para que el Perú pueda aumentar la producción de madera legal.

El gobierno, sin embargo, teme que la liberalización o desregulación de la madera producida en sistemas de forestería familiar abra más puertas para el blanqueo de madera extraída sin los permisos adecuados.

Este temor no es infundado, puesto que existe una historia y una cultura de  tala ilegal en Perú. Pero, creemos que esto se puede manejar.

Sin embargo, la persistencia de barreras de tipo institucional y cultural en el sector forestal destacan la necesidad de que el gobierno entienda y considere  las realidades en el sector forestal: ¿quiénes son los actores principales? ¿cuáles son sus dinámicas? ¿cuáles son los factores que impulsan la informalidad en el sector?

La pregunta sigue siendo la misma: ¿los marcos normativos e institucionales en el sector forestal peruano apoyan la producción de madera por pequeños productores en cualquiera de sus formas?

El reglamento de la ley forestal, que se publicará en el segundo semestre de 2015, podría ser un paso en esta dirección.

¿QUIÉNES PROMUEVEN LA DEMANDA DE PERMISOS?

Poco después de la publicación del decreto que puso en marcha el programa de registro de plantaciones, las solicitudes para el registro de plantaciones empezaron a inundar la oficina forestal de Ucayali.

Sin embargo, Ernesto Rosado, a cargo de los permisos en la oficina forestal, inmediatamente se percató de que algo no andaba bien. Estas solicitudes presentaban volúmenes de bolaina por hectárea que desafiaban cualquier lógica.

Para su sorpresa, las primeras solicitudes eran para plantaciones de “tipo agroforestal”; es decir, para un sistema de manejo forestal en barbecho.

Pero, tal vez esto no debería habernos sorprendido. Si hay un tipo de actor que es más flexible y se adapta más rápidamente que los pequeños agricultores a cualquier situación, esos son los madereros. Y probablemente ya estaban esperando la oportunidad de poder usar este nuevo mecanismo para el blanqueo de la madera obtenida fuera de las zonas permitidas.

Rosado pidió asistencia a CIFOR en la definición de la gama superior del volumen de bolaina que razonablemente se puede producir en una hectárea de purma.

A partir de datos recolectados durante décadas de investigación sobre el manejo forestal en purmas, elaboramos un memorándum dando respuesta a su interrogante y haciendo también referencia a estudios experimentales realizados por el Centro Mundial de Agroforestería (ICRAF) en plantaciones de especies nativas en Ucayali.

Nuestra estimación reportó un rango superior conservador del volumen de 38,5 metros cúbicos de madera aserrada de bolaina en una hectárea de bosque en barbecho de seis años de edad, que es el límite mínimo de edad de cosecha en esta región.

EL PROBLEMA CON LA REALIDAD

Nuestra investigación nos ha permitido reunir pruebas de las múltiples realidades de los sistemas forestales en pequeña escala. Seguimos insistiendo en lo mismo: los responsables del diseño de políticas necesitan salir al campo más seguido para comprender estas realidades. La realidad de los pequeños agricultores.

Creíamos que ese era nuestro punto de partida. Sin embargo, nuestra colega Donna Huse, socióloga, no estuvo de acuerdo con nosotros. “¿Qué pasa con las realidades de los otros actores, de los que tienen a su cargo la formulación de políticas?”, preguntó.

“El contexto político, la balanza comercial nacional, las estructuras institucionales; ¿acaso no son también realidades que deberíamos tener en cuenta? ”

¿Cuál de las realidades pesa más?

Todos los actores de la cadena de valor, incluso los que tienen a su cargo la formulación de políticas, están tratando de responder a un ambiente incierto y en constante cambio desde el punto de vista del mercado, la política y la biofísica.

Una cultura de la explotación por parte de equipos de tala de cualquier persona con acceso a madera mantiene activos los canales informales, y dificulta los esfuerzos del Estado de fiscalización de las leyes y normas forestales.

Los pequeños agricultores han sido acusados una y otra vez de representar los principales motores de la deforestación en la Amazonía peruana. Es precisamente por este motivo que actores del Estado no miran con buenos ojos a la forestería familiar.

Si no se entienden sus realidades, y si los pequeños agricultores y otros actores de la cadena de valor no cuentan con un apoyo institucional directo, el registro de plantaciones muy probablemente se convierta en otro mecanismo que será utilizado por los actores con capital para sacar provecho una vez más del trabajo duro de los pequeños agricultores amazónicos que dedicaron años de su vida al manejo de su purma para la producción de madera.

La pregunta sigue siendo la misma: ¿puede esta iteración de la política forestal, y sus ejecutores, adaptarse a las realidades de los sistemas forestales en pequeña escala? ¿Es la formalización de lo informal el mejor camino a seguir?

DE LA INVESTIGACIÓN A LA FORMULACIÓN DE POLÍTICAS

Ernesto Rosado, el funcionario forestal del gobierno regional de Ucayali , llegó a la conclusión de que muy pocas solicitudes probablemente llegarían a su oficina sin la inclusión del sistema agroforestal como una categoría de plantación forestal.

Esperamos que el reconocimiento de los sistemas forestales familiares en el registro nacional de plantaciones, una recomendación que el equipo de CIFOR hizo en 2014, junto con colegas de ICRAF, resulte en una mayor producción de madera de rápido crecimiento en los sistemas agrícolas, mejoras en los ingresos rurales , y la continuidad de las prácticas agrícolas y forestales sostenibles en zonas rurales de la Amazonía peruana.

Manténganse atento que pronto regresaremos con más noticias.

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