Sandra Paola Sequeda, líder de la asociación Villagranja de Membrillar. Marlon del Águila/CIFOR-ICRAF

Nota del editor: Esta es la tercera entrega de una serie sobre el trabajo del estudio Garantizar los derechos de las mujeres a los recursos mediante enfoques de género transformadores (WRR) en Colombia.

Reunidas en la cálida ciudad de Cartagena, un grupo conformado principalmente por mujeres de los departamentos Bolívar y el Cauca, beneficiarias del Programa El Campo Emprende, cuyo objetivo fue mejorar las condiciones económicas y de empleo de pobladores rurales en zonas pobres y golpeadas por los estragos del conflicto armado que vivió Colombia, compartieron sus desafíos y oportunidades comunes en materia de género y propusieron estrategias para el cambio. 

El encuentro formó parte de las actividades de una “ruta de aprendizaje”, organizada por investigadores del Observatorio de Territorios Étnicos y Campesinos de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia y del Centro para la Investigación Forestal Internacional y Centro Internacional de Investigación Agroforestal (CIFOR-ICRAF) en el marco del estudio Garantizar los derechos de las mujeres a la tierra y los recursos mediante enfoques de género transformadores. 

“Estamos analizando diferentes casos para entender mejor cómo el proyecto de desarrollo rural El Campo Emprende ha creado oportunidades y relaciones más equitativas en las organizaciones beneficiarias, y así identificar herramientas que podrían ser replicadas para construir procesos y organizaciones más fuertes, más equitativas e inclusivas en el futuro”, explicó Peter Cronkleton, investigador sénior de CIFOR-ICRAF quien coordina el estudio en Colombia. 

Aunque las mujeres rurales son agentes clave para conseguir los cambios económicos, ambientales y sociales necesarios para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), las desigualdades sociales y de género que enfrentan suponen un desafío constante que limita sus oportunidades y, por ende, las de sus familias y comunidades. A pesar de los esfuerzos, los enfoques de género tradicionales no han conseguido avanzar la tarea de transformar las realidades sociales y económicas que enfrentan las mujeres al ritmo que se requiere. En ese camino, los enfoques de género transformadores (GTAs) han surgido como una propuesta para abordar los factores sistémicos subyacentes en la desigualdad de género y para promover intervenciones de programas de desarrollo que aborden las desigualdades sociales y de género de una manera proactiva y con un enfoque transformador. 

Cambios en curso 

El intercambio facilitado entre mujeres de distintos territorios y el acompañamiento de los investigadores permitió visibilizar algunos factores que han favorecido el empoderamiento de las mujeres de los casos en Colombia, y el cambio en el acceso y el control de los recursos, así como la movilización social a partir de estos cambios. Como indicaron las participantes, los procesos que tuvieron lugar en sus asociaciones a partir del acceso a oportunidades de financiamiento de sus emprendimientos, les permitió no solo participar de manera más equitativa en los puestos y tareas que tradicionalmente eran asumidos por los hombres, sino en convertirse en las lideresas de las iniciativas y de sus comunidades. 

“Hemos ganado espacios de participación, fortaleciendo el liderazgo de la mujer y promoviendo el involucramiento de más mujeres”, comentó Jimmis Isabel Severiche, lideresa de una asociación de productores y transformadores de ajonjolí Nueva Esperanza del corregimiento de Sincelejo. Como beneficiaria del programa, Jimmis organizó a su asociación para pasar del cultivo a la transformación del producto, que hoy genera ingresos adicionales para todos sus miembros, y que reconocen en Jimmis a la lideresa que movilizó las mejoras. 

Jenessys Godoy de la asociación afrodescendiente de pescadores de Tierra Bomba Brisa y Mar 7 del corregimiento de Tierra Bomba en Bolívar, explicó por su parte que “ancestralmente los que ejercían la actividad de la pesca eran los hombres, pero hoy ya se nos da una participación fundamental a las mujeres. Nosotras podemos pescar y fortalecer y mejorar la actividad”.  

Para María Marlene Ruiz, del corregimiento de Piendamó en el Cauca, la asociación que conformó para acceder al beneficio de El Campo Emprende, que le permitió gestionar un centro de abastos en su comunidad, le dio un nuevo giro a su vida. “Esta experiencia me ha ayudado a crecer como persona, a capacitarme, a expresarme. Y ha hecho que yo transmita eso mismo a las mujeres de mi organización, y en general a mi toda la comunidad”, explica. 

Participantes de la ruta de aprendizaje discuten sobre estrategias para avanzar enfoques de género transformadores. Marlon del Aguila Guerrero/CIFOR-ICRAF

Estrategias para transformar 

La ruta de aprendizaje facilitó espacios de mentoría, reflexión e intercambio de estrategias surgidos de las iniciativas de las participantes, que incluyeron 11 mujeres y un joven beneficiarios y promotores de El Campo Emprende.  

“Creo que lo que ha permitido la ruta de aprendizaje, unida a las otras estrategias metodológicas que se utilizaron, es poder visibilizar cuál ha sido la transformación en el acceso, en el control, en el empoderamiento de las mujeres y los jóvenes, y por qué se han dado las transformaciones o no”, explicó Diana Lucía Maya, profesora y especialista en desarrollo rural de la Universidad Javeriana, quien facilitó un taller de reflexión orientado a proponer estrategias para los GTA. 

“Cuando hablamos de género no hablamos solo de mujeres, hablamos de relaciones y quizás los proyectos consciente o inconscientemente motivan las transformaciones de género o simplemente apoyan a un grupo diferenciado y en el camino esas transformaciones empiezan a visibilizarse, a advertirse para saber cómo trabajarlas en el mediano, corto y largo plazo”, dijo.  

A partir del aprendizaje colectivo, una mayor comprensión sobre las relaciones y roles de género, así como el intercambio de experiencias individuales de las participantes, como resultado del taller, estas plantearon siete estrategias que pueden ayudar al avance de los enfoques de género transformadores: 

1. Fomentar vínculos de igualdad entre la familia y abordar la división por roles de género. 

1. Transmitir los conocimientos: Compartir la información obtenida en la ruta de aprendizaje con el núcleo familiar, así como con la comunidad con el fin de expandir y apropiarse del conocimiento. 

1. Identificar no solo lo que se quiere cambiar, sino lo que quiere mantener a partir de espacios de reflexión que ayuden a identificar los elementos que propician el éxito de la organización y fortalecerlos.  

1. Involucrar a hombres y mujeres en los distintos procesos de participación, así como en la construcción de políticas públicas. 

1. Generar conocimiento local y compartirlo con otras personas para que expandir la información. 

1. Establecer canales de comunicación asertivos desde lo individual, lo familiar y lo colectivo a través de procesos de concientización para dar mayor visibilidad a las personas que “no tienen voz”. 

1. Motivar y promover procesos asociativos con una mayor participación de las mujeres. 

Las participantes destacaron su compromiso por transmitir los aprendizajes adquiridos en sus grupos y comunidades e involucrar a más miembros de sus organizaciones en el entendimiento de la necesidad de cambios hacia la equidad de género para mejorar de la vida de todos. 

Este trabajo es parte del proyecto Garantizar los derechos de las mujeres a los recursos mediante enfoques de género transformadores (WLR, por sus siglas en inglés). En 2020, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) invitó a un consorcio conformado por el Centro para la Investigación Forestal Internacional y el Centro Internacional de Investigación Agroforestal (CIFOR-ICRAF), el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI) y la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) para trabajar con proyectos seleccionados del FIDA para promover y fortalecer los derechos de las mujeres a la tierra mediante la integración de enfoques de género transformadores (GTAs) en intervenciones de desarrollo rural para mejorar las políticas, herramientas y prácticas.