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¿Puede la agroecología acabar con la dependencia de los fertilizantes sintéticos?

Una buena gestión del suelo beneficia al clima y la biodiversidad sin reducir el rendimiento, según los expertos
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Cosecha de café en un parcela agroforestal de Yangambi, República Democrática del Congo. Axel Fassio/CIFOR-ICRAF

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A medida que la producción mundial de alimentos se expande para seguir el ritmo de una población creciente, el nitrógeno industrial para fertilizantes contribuye cada vez más tanto a las emisiones de gases de efecto invernadero como a la contaminación de los ecosistemas acuáticos.

La agroecología puede ayudar a abordar ambos problemas mejorando la salud del suelo y reduciendo al mismo tiempo el uso de fertilizantes sintéticos y las emisiones que producen, según los expertos del Foro Europeo de Agroecología 2023, que reunió a unos 50 investigadores, agricultores y otras personas relacionadas con el movimiento agroecológico.

El foro, celebrado del 16 al 18 de noviembre en Budapest (Hungría), incluyó un taller sobre enfoques agroecológicos del uso de nutrientes y la gestión de la salud del suelo, con ejemplos de Europa, África, Asia y América Latina.

“Los sistemas alimentarios son responsables de cerca de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que la transformación de los sistemas alimentarios es fundamental para hacer frente al cambio climático”, afirmó en una presentación virtual Fergus Sinclair, científico principal del CIFOR-ICRAF.

El nitrógeno industrial utilizado en la producción de alimentos representa alrededor del 2 % de todas las emisiones antropogénicas y entre el 5 y el 8 % de las emisiones del sistema alimentario, añadió. La combinación del cambio climático, el impacto de la escorrentía de nitrógeno en los ecosistemas acuáticos y el fuerte aumento de los precios de los fertilizantes a causa de la guerra en Ucrania muestra cómo la dependencia de los fertilizantes industriales puede conducir a la inseguridad alimentaria.

“Este modelo industrial de suministro de nitrógeno a los cultivos es insostenible”, afirmó, y añadió que las prácticas agroecológicas que ya se utilizan en todo el mundo ofrecen una alternativa.

“En los últimos 12 meses se ha publicado mucha evidencia nueva que demuestra que se puede mantener la productividad sin utilizar fertilizantes nitrogenados industriales, mediante la diversificación de los sistemas de cultivo y el uso de leguminosas para sustituir el nitrógeno”, explicó Sinclair, quien además es copresidente de la Plataforma de Asociación Transformadora sobre Enfoques Agroecológicos para Construir la Resiliencia de los Medios de Vida y los Paisajes (TPP-Agroecología).

Cuando se trata de enfoques agroecológicos, la clave de la productividad no está en los fertilizantes sintéticos, sino en la propia salud del suelo, según Marcos Lana, de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas de Uppsala (Suecia), quien también intervino en el taller.

“Un suelo sano es la base de una agricultura productiva y sostenible”, afirmó Lana. “Gestionar la salud del suelo permite a los agricultores trabajar con la tierra, no contra ella, para reducir la erosión, maximizar la infiltración del agua, mejorar el ciclo de los nutrientes, aumentar la eficiencia general del sistema y, en definitiva, mejorar su resiliencia”.

Un enfoque agroecológico de la salud del suelo sustituye los fertilizantes sintéticos por fuentes naturales y procesos ecológicos, incorporando leguminosas, que fijan el nitrógeno en el suelo, y aprovechando el estiércol animal. Además, aumentar la cantidad de materia orgánica ayuda a mejorar la estructura del suelo, haciéndolo menos compacto, permitiéndole almacenar más nutrientes y aumentando su diversidad y actividad biológicas. También permite que el suelo retenga más agua, lo que se traduce en menos escorrentía y pérdida de nutrientes durante las lluvias y lo hace menos susceptible a la sequía, explicó Lana.

Los participantes en el taller describieron sus prácticas, entre ellas la plantación de cultivos de cobertura y la combinación de cultivos alimentarios y árboles en sistemas agroforestales. Los participantes señalaron que la diversificación de cultivos es importante, al igual que la elección de semillas adecuadas a las condiciones locales y la siembra en el momento oportuno, dijo Amélie Steu, coordinadora asociada de la Coalición por la Agroecología.

Otra característica de la agricultura agroecológica es la combinación de ganado y cultivos de forma que se recicle el estiércol como fertilizante, pero se necesita más investigación sobre estos sistemas “circulares”, dijo Steu. Sobre todo, señalaron los participantes, el contexto es importante, ya que lo que funciona en una localidad puede no ser apropiado para otra.

Eso hace que la recopilación de conocimientos agroecológicos sea intensiva, porque hace falta investigar y experimentar para determinar las prácticas que mejor se adaptan a las condiciones locales. Esto crea oportunidades para que agricultores, asesores e investigadores trabajen juntos en la búsqueda de soluciones a los retos a los que se enfrentan los productores, afirma Steu. Grupos como la TPP-Agroecología, la Coalición por la Agroecología, y Agroecology Europe apoyan el intercambio de conocimientos sobre prácticas agroecológicas.

“Los agricultores convencionales a menudo no son conscientes de que es posible cambiar sus prácticas, por eso es tan importante el intercambio de conocimientos”, apuntó.

Los participantes en el taller señalaron la necesidad de más investigación, especialmente estudios a largo plazo. La transición de la agricultura industrial a la agroecología llevará tiempo, señaló Steu, y se complica por el hecho de que el uso de prácticas agroecológicas para construir un suelo sano requiere más mano de obra que la simple adición de fertilizantes sintéticos. Los agricultores deben vigilar el suelo y probar diferentes técnicas para encontrar los métodos que mejor les funcionen, normalmente con poco o ningún acceso a créditos o seguros que les proporcionen una red de seguridad.

En los debates de grupo del taller, los participantes señalaron que la agroecología no es solo un método de cultivo, sino también un movimiento social. No sólo ofrece a agricultores y científicos la oportunidad de trabajar juntos y compartir conocimientos, sino que también fomenta los encuentros entre agricultores y a menudo acerca a agricultores y consumidores a través de la agricultura apoyada por la comunidad u otras iniciativas.

Al poner en manos de los agricultores los medios para desarrollar un suelo sano, sin necesidad de productos industriales, la agroecología “empodera a los agricultores, pero es mucho más compleja”, afirmó Sinclair. Para él, la implicación es clara: “Necesitamos una transformación completa del sistema agrícola”.

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