Nueva publicación detalla los mejores métodos para el manejo adaptativo y colaborativo en bosques
El trisquel es un símbolo antiguo, frecuentemente representado con tres espirales. Su forma triádica tiene distintos significados para las diferentes culturas que lo han utilizado a lo largo de la historia.
Para los tres investigadores y autores del nuevo libro titulado Adaptive Collaborative Management in Forest Landscapes: Villagers, Bureaucrats and Civil Society (Manejo adaptativo y colaborativo en paisajes forestales: lugareños, burócratas y sociedad civil), publicado en 2022 por Routledge, el trisquel representa la unión de visiones distintas pero a la vez afines, y los principios estratégicos que guían el manejo adaptativo y colaborativo (ACM, por sus siglas en inglés) en los paisajes forestales y el manejo de los recursos.
Carol J. Pierce Colfer, Ravi Prabhu y Anne M. Larson, investigadores del CIFOR-ICRAF, lo compararon con una espiral de mejoramiento y empoderamiento en el que las personas son vistas y tratadas, y también se ven a sí mismas, como custodios intergeneracionales de todo lo que la tierra produce.
“El trisquel representa un movimiento en espiral hacia afuera y hacia arriba, un movimiento colaborativo, de aprendizaje estructurado, con resultados mejorados para las personas y su medioambiente”, explicó Prabhu. “Estos conceptos subyacentes del ACM han estado en constante evolución por más de tres décadas, y están lentamente ejerciendo una influencia sobre los aparatos que gobiernan a los paisajes forestales”, detalló.
Esta visión no siempre ha sido el principio que ha guiado el desarrollo del paisaje y su manejo.
Durante los últimos 30 años, Colfer, Prabhu y Larson han desarrollado y refinado sus métodos, y ahora comparten algunos de los principios que conducen a resultados exitosos en el trabajo con comunidades forestales y otras partes interesadas. Los autores comenzaron a reconfigurar actitudes al introducir nuevas formas de mirar a los trade-offs forestales, lo que condujo a un cambio en las percepciones y comportamientos generales, y con frecuencia comenzaron con opciones de beneficios mutuos (win-win).
Las ideas que ellos lideraron han sido adoptadas y sintetizadas en un enfoque común, que incorpora el aprendizaje y la colaboración con comunidades locales y que abarca aún más, al tiempo que utiliza estudios detallados de paisajes forestales y comunidades como componentes clave. Por medio de anécdotas y evidencia, los autores demuestran las circunstancias en las que las comunidades no retroceden a prácticas empleadas antes de los proyectos, ilustrando cómo la búsqueda para asegurar un cambio duradero y sostenible puede volverse la norma.
Previamente, cuando investigadores presentaban proyectos diseñados alrededor de nuevos procedimientos de agroforestería, era usual que las comunidades abandonaran los proyectos una vez finalizados.
Ahora, claramente reflejado en los esfuerzos de Larson y su equipo, el ACM se ha convertido en algo habitual, y el libro ofrece anécdotas y evidencia de las circunstancias en las que las comunidades dan continuidad a las nuevas prácticas, manteniendo de manera sostenida nuevas ideas y enfoques de manejo del paisaje a las que ellos mismos dieron forma.
Sin embargo, como lo detallan en el libro, su enfoque no ofrece una solución permanente, y tampoco lo resuelve todo.
“El libro no ofrece una receta fácil para el manejo adaptativo y colaborativo, y si lo hubiera hecho, habría fallado en su objetivo”, escribió Jeff Sayer en el prólogo del libro. Sayer, quien es profesor de la University of British Columbia de Canadá y fue el primer director general de CIFOR entre 1993 y 2001, añadió: “Raramente existen recetas sencillas que pueden resolver los conflictos forestales. El libro nos permite beneficiarnos del aprendizaje de largo plazo de investigadores expertos que han estudiado estos temas junto con actores local y globales”.
Propuestas de manejo forestal, incluidos esfuerzos como la iniciativa del millón de árboles, la restauración del paisaje forestal, compromisos de deforestación cero, las soluciones basadas en la naturaleza y REDD+ (Reducción de Emisiones provenientes de la Deforestación y Degradación de los bosques), están, con frecuencia, basadas en estrategias verticales de arriba hacia abajo, que ignoran las necesidades de las comunidades locales, y que van en su detrimento.
En estos escenarios, las personas de las localidades son aún consideradas un elemento adicional, o un grupo al que se debe “salvaguardar”, o, tal vez, al que se le debe convencer de cambiar sus prácticas, en lugar de ser vistos como socios en igualdad para el cambio, dijo Larson.
Ahora que los responsables de la gestión de las tierras enfrentan crecientes amenazas a la seguridad alimentaria provocadas por el cambio climático y su impacto en el medioambiente, el ACM ofrece la oportunidad de involucrar plenamente a una variedad de actores para encontrar las soluciones, asegura el libro.
“El manejo adaptativo y colaborativo es un enfoque que prioriza los derechos y el papel de las comunidades junto con la necesidad de enfrentar las crisis climática, ambiental y de justicia”, destacó Colfer.
El ACM es efectivo debido, en gran medida, a su capacidad de incorporar el contexto, incluidas las realidades culturales y ecológicas, en la distribución del poder y la autoridad en diferentes niveles jurisdiccionales.
Desde el inicio estaba centrado en la equidad. Muchas de las ideas que los investigadores desarrollaron se originaron a partir del trabajo en áreas rurales, en donde las comunidades deberían haber tenido poder de decisión sobre sus propias vidas, pero en donde, en la realidad, tenían poco control sobre sus territorios, particularmente sobre sus bosques, por razones históricas, raciales, políticas y económicas.
El trabajo pionero de Colfer y Prabhu durante los primeros años del ACM se basó en la creencia de que las personas locales conocían mejor su contexto, deberían de beneficiarse tanto como los que llegaban de fuera, y podrían crear planes y acciones más sostenibles y apropiadas localmente. Construir el aprendizaje social en el proceso les ayudaría aprender de su propia experiencia, adaptarse al cambio e incrementar su poder.
El enfoque sustituyó la noción de “participación” en el manejo de recursos por la de “toma de decisiones locales”.
La participación de Larson en el ACM comenzó con un énfasis en las dinámicas de poder en su labor con comunidades indígenas. Larson trabajó con la investigadora principal de CIFOR Esther Mwangi (1965-2019) para abordar las dinámicas de género en el contexto del dominio masculino, empleando literatura sobre feminismo y género e ideando nuevas formas de abordar las preocupaciones de género.
“La indicación más clara de resultados exitosos reportados fueron cambios en los roles de género. Cuando estos cambios ocurrieron en contextos en los que estaban ligados directamente a los resultados del uso de los recursos también hubo resultados económicos positivos”, señaló Larson.
Colfer, quien ha estudiado la vida de las mujeres por cuatro décadas, detalló su trabajo más reciente sobre género en el libro titulado Masculinities in Forests: Representations of Diversity (Masculinidades en los bosques: representaciones de diversidad), publicado en 2020 por Routledge.
El manejo adaptativo y colaborativo es un enfoque que prioriza los derechos y el papel de las comunidades junto con la necesidad de enfrentar las crisis climática, ambiental y de justicia”
Mientras que Prabhu no se enfocó específicamente en temas de género en su trabajo, adoptó un interés en temas de equidad después de que, en varias experiencias, surgieran dudas sobre la medida en la que los bosques eran realmente los lugares que los forestales aprendían a ver, es decir como sitios únicamente masculinos.
“En los últimos años, él ha reconocido que [lo que algunos han visto como] la mirada tóxica masculina del mundo tiene pendiente resolver el énfasis puesto en la competencia sobre la colaboración, la acción individual sobre la colectiva, y la permanencia de muchos de los problemas complejos (wicked problems) que enfrentamos hoy”, describió Colfer.
Las instituciones forestales están comenzando a alejarse del concepto tradicional del manejo de bosques, concentrado únicamente en la producción, para adoptar enfoques que incrementan la posibilidad de sistemas de gobernanza emergentes que apoyarán y mantendrán de manera más equitativa la gama de beneficios que las sociedades obtienen de los bosques.
Aplicar el ACM puede redefinir a las instituciones forestales gubernamentales y a las agencias internacionales que las respaldan, para enfrentar mejor las presiones y oportunidades siempre cambiantes, al tiempo que se apoya la consolidación de las alianzas y colaboraciones que son esenciales para lograr resultados forestales que sean óptimos.
“No existe la respuesta ‘correcta’ a los trade-offs forestales; el manejo forestal enfrenta siempre el desafío de adaptarse a demandas y presiones fluctuantes y de asegurar la colaboración entre diversos actores que demandan derechos sobre las tierras forestales”, afirmó Colfer y añadió que este volumen, el primero de dos, ofrece décadas de aprendizaje y experiencias prácticas en diversas circunstancias.
Los conceptos de ACM están ayudando a crear alianzas y colaboraciones que son esenciales para lograr resultados forestales óptimos, así como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Específicamente, el ODS16 está diseñado para “promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, ofrecer acceso a la justicia para todos y construir instituciones eficaces, que rinden cuentas y que son inclusivas en todos sus niveles”.
Los investigadores describen en el libro cómo las instituciones y los profesionales están normalmente limitados por modelos históricos de manejo del bosque que podrían interferir con prácticas eficaces y equitativas en el nivel local. La publicación, de acceso abierto, ofrece herramientas prácticas para abordar las versiones institucionales, burocráticas y comunitarias del “tradicionalismo”.
Las metas mundiales para lograr los objetivos relacionados con el cambio climático, la biodiversidad, la desertificación y otros más apoyados por los bosques serán solo posibles si el manejo de los bosques se adapta mejor a los contextos locales y en él se destaca la colaboración entre las partes interesadas.
El volumen detalla casos de estudio y ejemplos, e incluye y prioriza las voces de mujeres, académicos y profesionales del sur global, quienes con frecuencia están subrepresentados.
“Ofrecemos ejemplos concretos de cómo el ACM puede funcionar para fortalecer el desarrollo de manera sostenible, por medio de los profesionales y más allá de la esfera local en la que ellos inician su trabajo”, puntualizó Colfer.
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