En 2012, la revista académica arbitrada Tropical Conservation Science publicó un artículo en el que anunciaba los “albores de la ecología con drones” y consideraba esta tecnología aérea como una alternativa al mapeo por teledetección satelital, gracias a sus costos competitivos y ventajas fotográficas. Desde entonces, los drones han volado velozmente a través de una nube de emprendimientos, tanto de desarrolladores como de investigadores de todos los campos, quienes están descubriendo cómo lograr una utilización óptima de estos dispositivos en su sector, además de la gestión forestal y paisajística.
Como en el caso de toda tecnología disruptiva, el uso de drones para la investigación del paisaje forestal conlleva pros, contras, cuestiones éticas y horizontes prometedores. Los Bosques en las Noticias conversó con el científico principal Yves Laumonier, un destacado ecologista especializado en drones que forma parte del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR). A continuación Laumonier responde a una entrevista y comparte su conocimiento sobre drones.
- ¿Cómo se interesó por primera vez en el uso de drones?
Mi formación universitaria es ecología vegetal y mapeo de vegetación, pero también soy piloto de avionetas. Me encanta volar y ver la tierra desde el aire, creo que es la mejor manera de comprender un paisaje. Y los drones parecían adaptarse muy bien al mapeo de cobertura terrestre a gran escala, un sustituto de la antigua fotografía aérea, que ha sido completamente reemplazada por el uso de satélites.
- ¿Cuándo utilizó un dron por primera vez?
En 2016, en Kalimantan, Indonesia. Al principio no fue fácil convencer a las personas de mi oficina. Se trató de una iniciativa más bien privada. Pero una vez que les mostramos los resultados, se entusiasmaron mucho.
Realizamos nuestros primeros vuelos de prueba cerca de la frontera entre Indonesia y Malasia. Yo estaba muy nervioso porque hay muchos militares destacados en esa zona. Fuimos a explicarles lo que estábamos haciendo para que no derribaran el dron. Pero fue como enseñar un juguete a unos niños. Incluso nos ofrecieron permitirnos usar su helipuerto.
Volvimos en 2017, para monitorear la dinámica del paisaje y pudimos ver qué campos se habían quemado para dedicarlos a cultivos desde 2016. Iremos nuevamente pronto. Si hacemos esto cada año, durante un tiempo, tendremos un buen estudio. Mientras tanto, vamos a escribir un artículo sobre el método que empleamos para hacer mosaicos fotográficos, medir la biomasa de los árboles y otros parámetros estructurales de la vegetación. También estamos iniciando un proyecto sobre árboles ubicados fuera de los bosques, de manera específica en las fincas, y aquí también los drones tienen un gran potencial para identificar árboles aislados y pequeñas áreas de vegetación que los satélites no siempre pueden estimar correctamente.
- ¿Qué área puede cubrir un dron?
Con el tipo de dron que usamos, podemos cubrir entre 2.000 y 4.000 hectáreas en una sola misión. Esto puede tomar desde tres o cuatro días hasta una semana, dependiendo del clima, pues si hay mucho viento o llueve, los drones no pueden volar.
- ¿Cuáles son las ventajas de los drones respecto a los satélites?
Para mí, su ventaja es que me permiten monitorear paisajes de matrices muy complejas, como los paisajes tradicionales de agricultura de quema y roza, o lugares con una intensa fragmentación de hábitats y agricultura en parcelas pequeñas. En muchos sistemas agrícolas, los árboles que se encuentran en las fincas a menudo no son más que hileras de setos. Pero para las comunidades de la etnia dayak en Kalimantan, por ejemplo, son una mezcla compleja de barbechos, cultivos mixtos, caucho y fragmentos de bosque. La mayoría de los satélites no pueden distinguirlos debido a la resolución (de 10 a 30 m), pero con un dron podemos mapear adecuadamente el patrón de estos paisajes. Es posible utilizar satélites de mayor resolución, pero es muy costoso y a menudo obtener los datos es muy difícil.
La capa de nubes es otro gran problema para los satélites. En los trópicos húmedos, a veces se obtiene tan solo una buena imagen de un área por año, y en ocasiones ninguna. Por ello los drones surgieron como una herramienta con un buen potencial, porque se puede evitar la capa de nubes.
Además, si estoy revisando un mapa de vegetación y no estoy seguro sobre el tipo de bosque o vegetación, solía tomarme tal vez un día hacer la verificación a pie, pero ahora puedo enviar el dron y tener una respuesta en 20 minutos. Es algo sumamente útil. Y al mismo tiempo, se pueden obtener imágenes muy bonitas y espectaculares de la vida comunitaria de las aldeas.
Con esto no quiero decir que los drones deban reemplazar a los satélites. Hay muchos sistemas satelitales de imágenes gratuitos: Landsat, y ahora uno nuevo que se llama Sentinel. Hasta el momento, el punto débil de los drones es que no pueden cubrir un área muy amplia. Una vez me preguntaron si podía utilizar drones para mapear palma aceitera, yo les respondí: “Sí, pero ¿para qué? Basta con el satélite”. Las plantaciones [de palma aceitera] son tan grandes que realmente no es necesario [el uso de drones], a menos que el dueño de una concesión quiera saber dónde hay palmas enfermas, dónde se están amarilleando las hojas, o si algo anda mal. Los datos de los drones se pueden usar para calibrar los datos satelitales.
- ¿Cuál es la reacción de las comunidades locales cuando ingresa con un dron?
En CIFOR realizamos una gran cantidad de mapeos participativos, y en el pasado hemos creado mapas de croquis del terreno junto con las comunidades. ¡Es algo bueno! Pero pensamos que el dron daría resultados más realistas y a escala. Y descubrimos que las comunidades entienden muy rápidamente los mapas de mosaicos fotográficos, porque conocen los puntos de referencia: los ríos. Entonces, con su consentimiento, producimos estos mapas y luego los llevamos de vuelta [a las comunidades] para analizarlos y realizar verificaciones adicionales sobre el terreno, y con ello obtenemos un mapa a escala adecuado, que es mucho mejor que un mapa de croquis. Se los mostramos a los gobiernos locales, y hasta ahora a todos les gustan porque son mucho mejores que los anteriores, en especial si los requieren para darles estatus legal.
- ¿Existe diálogo entre la comunidad de investigación y la comunidad tecnológica sobre el desarrollo de drones?
Absolutamente, en especial en agricultura… Tal vez más que en el sector forestal, las personas reconocieron el increíble potencial de los drones para el monitoreo agrícola. Los agricultores han comenzado a usar drones para controlar el estado de salud de sus cultivos, y las personas que producen drones lo tienen muy en cuenta.
La tecnología avanza a gran velocidad. Ahora existen empresas que fabrican drones para todos los propósitos imaginables: arqueología, geología, construcción, paisajes urbanos, monitoreo de volcanes. Hay mucha competencia, y la herramienta se está volviendo muy buena. Creo que pronto tendremos más drones con exactamente los mismos sensores que los satélites: infrarrojo, Lidar.
Lidar es una herramienta integral para la medición de carbono, y he visto que acaba de salir al mercado un mini-Lidar. Tal vez intentemos instalarlo en nuestro dron.
- En cuanto a riesgos, ¿en qué contexto generan mayor preocupación los drones: mientras los utiliza en el terreno, o más adelante, cuando publica sus hallazgos?
Pienso que en ambas situaciones. En el terreno, hasta ahora no hemos tenido problemas porque nos presentamos ante las comunidades y obtenemos los permisos necesarios del gobierno local. Pero no estábamos en áreas de conflictos potenciales entre empresas y comunidades. Cuando volamos [los drones], vimos la minería y la tala ilegales, por ejemplo. Luego me encontré con los leñadores en el bosque, pero no hicieron preguntas: el dron vuela a suficiente altura como para que sea imposible oírlo entre el ruido de sus motosierras…
Ya con los satélites hay que lidiar con conflictos entre parques nacionales y aldeas locales. Mostrar los datos puede ser un gran riesgo. O en el caso de la minería de oro en Kalimantan, que afecta las márgenes de los ríos: algunas áreas se han convertido en desiertos de arena blanca que ya no se pueden rehabilitar. Las empresas estarían realmente molestas si mostramos detalles de sus operaciones.
- Éticamente, ¿está obligado a publicar sus hallazgos de todos modos?
Yo me inclinaría a hacerlo. Siento que, como científicos independientes, necesitamos mostrar lo que está sucediendo, observar la degradación del medio ambiente, etc. Es importante que sigamos haciéndolo. Creo que deberíamos ser completamente libres de publicar lo que encontremos y que sirva como evidencia.
- ¿Cuál es tu sueño en lo que respecta a los drones?
Un dron que pueda recolectar hojas de los árboles. Para la identificación de especies, se requiere recolectar [hojas] de árboles de 60 metros de altura. Para ello usamos trepadores de árboles, pero siempre tengo miedo de que la persona se caiga. Es un trabajo pesado siempre. Y si los investigadores no logran convencer a los lugareños de trepar a los árboles y vuelven solo con los nombres locales de las especies, ello tiene poco valor y puede llevar a una evaluación errónea de la diversidad y la distribución de las especies. He usado monos [para la recolección], y fue genial, pero uno termina en la mira de los activistas de animales. Realmente necesitamos drones que puedan recolectar ramitas y hojas del dosel, ese sería mi dron soñado.
Para obtener más información sobre este tema, por favor póngase en contacto con Yves Laumonier en Y.Laumonier@cgiar.org
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