Un estimado de 36 mil millones de USD se necesitan anualmente para alcanzar la meta del Bonn Challenge y restaurar las 350 millones de hectáreas de tierras degradadas y deforestadas comprometidas en todo el mundo. Sin embargo, el financiamiento público requerido se reduce año tras año, según señaló Joyce Msuya, subdirectora y subsecretaria general del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en el reciente Global Landscapes Forum desarrollado en Nairobi.
Por esa razón, se está buscando reorientar la atención hacia el sector privado, con actores de diversos sectores indicando que posee abundantes fondos disponibles para invertir en esta tarea. Pero la pregunta que destacó Msuya es ¿cómo podemos hacer para canalizar parte de este dinero hacia los esfuerzos de restauración?
ELIMINANDO LOS OBSTÁCULOS
Varios de los panelistas de la Plenaria sobre finanzas, del que Msuya formó parte, se desenvuelven en la arena de la finanzas de del sector público y del privado diariamente.
Por ejemplo, Ladé Araba es el representante regional de África en la Convergence Finance, una red mundial de financiamiento mixto que ayuda a facilitar la inversión privada en los países en desarrollo, al conectar a inversionistas potenciales con proyectos viables; y a donantes con inversionistas comerciales para que realicen una inversión conjunta. En su presentación, Msuya explicó cómo eliminar algunos de los cuellos de botella para lograr que esta financiación fluya.
Un tema clave es la escasez de proyectos que puedan ser financiables. “Se necesita que los proyectos estén bien estructurados y sean viables comercialmente, más allá de su sostenibilidad medioambiental”, señaló Araba. “Necesitamos comprobar que pueden generar un flujo de efectivo positivo y que los fundamentos tengan sentido”.
De esta forma, Arabá recomendó a los directores de proyectos “siempre pensar en cómo monetizar el valor económico de los paisajes” y considerar que las fuentes de ingresos están disponibles para crear ganancias.
Hans Loth, líder mundial del fondo Rabobank de más de mil millones de dólares para la agricultura sostenible, estuvo de acuerdo: “Se necesita crear esa rentabilidad y hacerla efectiva para que los inversionistas se involucren y se queden, y para que sea sostenible”.
Las divergencias entre los inversionistas y los proyectos en términos de plazos, vencimientos, montos de inversión y perfiles de riesgo-rentabilidad también pueden ser un obstáculo. “Cuando se habla sobre el manejo de los bosques tropicales u otros paisajes, normalmente se trata de transacciones a largo plazo, mientras que los inversionistas tienden a tener horizontes temporales cortos”, señaló Araba. Y como agregó Loth, estos tipos de proyectos son “considerados riesgosos para los bancos”, y demandan exponerse más de lo que normalmente lo harían al brindar créditos.
En el contexto africano, también hay limitaciones con relación a derechos sobre la tierra no claros, así como a la colaboración limitada entre el sector público, el gobierno, los inversionistas privados y la sociedad civil, añadió Araba.
CONSTRUYENDO SOLUCIONES CONJUNTAS
Los panelistas estuvieron de acuerdo en que las estructuras mixtas brindan esperanzas para abordar algunos de los problemas mencionados anteriormente. “En la primera fase [del desarrollo de proyectos], es demasiado riesgoso involucrarse con los inversionistas privados, por eso es en ese momento que se otorgan subvenciones, para ayudar a absorber algo de ese riesgo inicial, realizar el trabajo de desarrollo y tener una estructura de proyecto”, explicó Araba. “Después, se estará en la capacidad de obtener capital, una vez que la transacción o el proyecto esté en marcha y tenga flujo de efectivo, y entonces se podrá potencialmente elevar el endeudamiento y acudir a los inversores institucionales”.
Loth compartió algunas de las propuestas de Rabobank para hacer este proceso más fácil para los agricultores, tales como proporcionar asistencia técnica así como herramientas de financiamiento como créditos ‘blandos’ para contribuir a disminuir el riesgo de los proyectos en las primeras etapas.
Ulrich Apel, coordinador del Área de Degradación de Tierras de la Global Environment Facility (GEF), dijo por su parte que su organización utiliza instrumentos distintos a las subvenciones para absorber y mitigar los riesgos que enfrenta el sector privado cuando invierte en restauración y paisajes.
Araba explicó sobre los beneficios de llevar el capital y los proyectos a “la misma mesa” en eventos como el GLF, por ejemplo. Loth también citó su experiencia en Indonesia al juntar a los representantes de los proyectos, al gobierno local, ONGs, corporaciones y donantes: “Esto crea un sentido de urgencia, la noción de que puedes irte con un trato y obtener financiamiento para tu proyecto”, acotó. “Y, en realidad, no es demasiado complicado”.
Satya Tripathi, asesor principal de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible , y recientemente designado secretario general asistente del PNUMA , resaltó en su intervención la importancia de convocar a las instituciones y trabajar con ellas durante el trayecto: “No se necesita el dinero del gobierno”, señaló. “Pero sí se necesita un apoyo sólido por parte del gobierno”.
El agrónomo y agricultor nigeriano John Agboola acotó que las políticas e instituciones de apoyo son cruciales para crear más sectores de agricultura, agroindustria y agroforestería sostenibles en todo el continente africano, así como para involucrar a más gente joven que trabaje en ellos.
Se necesita que los proyectos estén bien estructurados y sean viables comercialmente, más allá de su sostenibilidad medioambiental".
UNA IMAGEN REALISTA
En general, los ponentes presentaron una imagen esperanzadora de la confrontación entre los desafíos y la movilización de los fondos necesarios para lograr avances importantes en la restauración de los paisajes, tanto en África como en todo el mundo. Como describió Loth, el fondo de mil millones de dólares americanos de Rabobank “es apenas para empezar. No se trata del fin del juego, porque sabemos que se necesita mucho más que eso…Y con el apoyo de todos, estoy seguro de que llegaremos a cumplir el objetivo”.
Tripath citó ejemplos de los programas de financiamiento mixto del PNUMA en Indonesia e India, los cuales han movilizado exitosamente financiación miles de veces mayor al valor de sus propias contribuciones. “Debemos hacer todo lo que podamos para animar y alentar a las personas para que inviertan hasta su último centavo en el financiamiento mixto”, señaló. “Hay donantes en este recinto. Por favor, vean esto tal como es. Esto cambia vidas, cambia modos de subsistencia, cambia paisajes. Por lo tanto, encontremos los recursos para darle una mirada realista”.
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