¿Se deben quemar árboles para obtener energía?
Recientemente, mientras el Parlamento de la Unión Europea debatía cambios a una directiva sobre energía renovable, más de 650 científicos firmaron una carta que exigía una enmienda a la definición de biomasa forestal de esta directiva.
Según la definición establecida, las naciones y las industrias pueden considerar como “renovable” la energía proveniente de la quema de árboles que fueron talados para ese propósito específico. La carta de los científicos señaló que solo la biomasa forestal proveniente de residuos y desechos de árboles talados para otros fines debería ser considerada dentro del objetivo de la UE de tener al menos un 35 por ciento de energía renovable para el año 2030. Los firmantes de la carta advirtieron que de no hacerse este cambio, se estaría poniendo en riesgo los objetivos climáticos mundiales y a los bosques del mundo.
Robert Nasi, director general del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR), dijo a Forests News que en principio está de acuerdo con la carta, pero que la realidad de las cadenas de suministro de biomasa forestal y la dinámica del carbono es mucho más compleja de lo que se argumenta en la carta.
A propósito de este reciente debate, conversamos con Nasi para conocer su opinión sobre por qué se necesitan más estudios para informar a quienes diseñan las políticas sobre la biomasa forestal como una forma de energía renovable.
¿Cuál es la cuestión de fondo en esta discusión sobre la biomasa forestal como una fuente de energía renovable y porqué cree que más de 650 científicos han firmado una carta abierta oponiéndose a algunos aspectos de la directiva sobre energía renovable del parlamento europeo?
Todo este asunto del uso de madera para producir energía es bastante interesante y durante largo tiempo ha sido un tema clave en la agenda internacional. En el sistema de contabilidad de carbono de la Comisión Europea, se considera que la quema de madera para producir energía es neutra en emisiones de carbono. Si se quema carbón, [en cambio,] se debe declarar una cierta cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero.
Hay varios asuntos aquí. Uno es el hecho de que [la quema de madera] no es neutra en emisiones de carbono —o el tema es un poco más complicado de lo que parece.
Se trata de un problema complejo porque involucra tiempo, incluido el tiempo de recuperación para las plantaciones; involucra escala, en términos del paisaje y en términos de transporte; e implica economía, en términos de qué tiene sentido que una empresa produzca y exporte desde el punto de vista financiero.
La carta de los científicos respalda el uso de desechos y residuos de madera como combustible, pero se opone a la tala de bosques para quemarlos para producir energía. ¿Cuál es su posición al respecto?
Personalmente, simpatizo con la idea, porque creo que cortar los bosques naturales para obtener energía de la madera es algo que no debe hacerse en ningún caso. Ni tampoco transportar gránulos (pellets) o astillas de madera a través del Atlántico. Pero, personalmente, yo no hubiera firmado esa carta porque también creo que hay buenos beneficios para el cambio climático si se mitiga el consumo de carbón a través de un uso adecuado de la energía proveniente de la madera.
En esta carta, no se define claramente qué se puede hacer con los residuos y desechos. Algunos estudios muestran que incluso con residuos se puede lograr un resultado muy beneficioso o muy perjudicial. [En la carta] No toman en cuenta el tema de las plantaciones existentes, plantaciones de crecimiento rápido, y diría que no consideran el proceso completo a partir de una base empírica. Es por eso que, como científico, no me adhiero al mensaje de esa carta.
El otro problema que tengo es que [la carta] envía un mensaje general de que la energía proveniente de la madera es mala, cuando en realidad se está partiendo de un ejemplo muy específico. Y no creo que esto sea cierto.
¿Cuál es la diferencia entre usar residuos y desechos [de la madera] como combustible y talar bosques para quemarlos?
Cuando se quema madera, dado que proviene de un recurso renovable —los árboles que fijan carbono en sus troncos, hojas y ramas—, en realidad no se añade carbono a la atmósfera. Por eso la gente afirma que es [una actividad] neutra en emisiones de carbono. Hay dos problemas principales con eso. Uno es el hecho de que se requiere emitir gases de efecto invernadero para cortar la madera y para transformarla.
Incluso en lo que respecta a los residuos, algunos estudios —dependiendo de la cadena de procesamiento que se utilice— muestran que estos pueden tener un 83% menos de emisiones de gases de efecto invernadero que el carbón, o un 72% más. Esto ocurre con los mismos residuos de un mismo bosque, dependiendo de cómo sean tratados, transportados y secados. Así pues, incluso en lo que respecta a los residuos, el tema no es tan simple.
Un segundo punto es el tema del tiempo. Si se tala un árbol en pie, se contrae una deuda de tiempo. Es muy posible que se convierta en neutro en emisiones de carbono, pero dentro de cien años. Entonces, súbitamente se añade a la atmósfera una gran cantidad de gases de efecto invernadero, que a la larga serán recuperados por el crecimiento de la vegetación, pero cien años más tarde.
Y si lo que pretendemos es cambiar el clima hoy, no va a funcionar. Va a ser muy tarde.
Estos son algunos de los temas principales. Otro, que considero totalmente inaceptable, es el hecho de que estemos transportando gránulos (pellets) de madera de los Estados Unidos al Reino Unido. Y la gente dice, “Oh, esto es económicamente viable porque el transporte es muy eficiente”. De hecho, cuesta menos dinero transportar gránulos (pellets) desde los Estados Unidos hasta el Reino Unido que transportarlos 50 u 80 kilómetros por carretera. Así que se ahorra dinero, pero no se toman en cuenta todas las externalidades, todo el carbono incorporado en el transporte.
Creo que esta carta está mezclando muchos temas distintos y que el asunto es bastante más complejo de lo que las personas quieren creer. Y lo mismo en el caso de la Directiva sobre Energías Renovables de la Unión Europea. Hay una simplificación excesiva. Por ello, creo que lo adecuado sería que la Directiva proporcione un marco para garantizar que si se usa energía proveniente de la madera, esta sea sostenible y efectivamente termine emitiendo menos gases de efecto invernadero que el carbono en un plazo bien definido.
¿Cuál sugiere que es la mejor manera de avanzar al respecto?
Es bueno que alguien mantenga en estado de alerta a los tomadores de decisiones, en términos de asegurarse de que todos los elementos sean tomados en cuenta. Pero, para mí, la carta de los científicos pertenece más al ámbito de la apología que al de la ciencia, en este caso. Porque la ciencia sobre este tema no es del todo clara. Ese es el problema principal que tengo al respecto.
Creo que lo que necesitamos es un estudio adecuado. Y no uno que se lleve a cabo a partir de una agenda totalmente orientada a la conservación, o a partir de la agenda de la industria maderera, sino por un organismo neutral. Realmente necesitamos tener un estudio adecuado sobre las diversas cadenas de suministro —no solo para la biomasa forestal, sino también para otros tipos de biomasa—, y luego debemos tener un debate serio entre científicos y formuladores de políticas para elaborar una mejor directiva.
Foto de portada por Axel Fassio/CIFOR.
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