Científicos: Urge reconocer el rol de las turberas frente al cambio climático
La semana pasada, la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO por sus siglas en inglés) celebró su 125º Congreso y Aniversario en Friburgo, Alemania. IUFRO es una red mundial que promueve la cooperación internacional entre más de 15.000 científicos de 110 países. Durante este evento de cinco días, sesiones técnicas pusieron atención en la investigación de innovación bajo el lema “Interconectando los bosques, la ciencia y las personas”.
Durante el evento, científicos del Programa de Adaptación y Mitigación Sostenible de los Humedales (SWAMP por sus siglas en inglés), en el cual se encuentran incluidos el Servicio Forestal de USDA, la Universidad Estatal de Oregón y el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR), presentaron resultados de una investigación de cinco años sobre turberas y manglares.
Por su parte, la revista científica Mitigation and Adaptation for Global Change publicará pronto diez investigaciones sobre turberas del Sudeste Asiático, de América Latina y África Central, llevadas a cabo por investigadores de CIFOR y de otras organizaciones. La edición especial se titulará Turberas tropicales asediadas: la necesidad de contar con políticas y estrategias basadas en evidencia.
Mientras avanzan los esfuerzos mundiales por frenar el cambio climático, los investigadores de CIFOR sostienen que es preciso prestar más atención al papel que desempeñan las turberas. Los bosques de turba evolucionan a lo largo de miles de años y almacenan millones de toneladas de carbono. Si se encuentran protegidos, estos bosques representan extraordinarias fuentes de carbono. Sin embargo, cuando se ven perjudicados, los bosques de turba representan devastadoras fuentes de gases de efecto invernadero.
Además de brindar servicios ecosistémicos fundamentales, incluida la regulación del agua a través del paisaje y el hábitat para una biodiversidad única, las turberas son importantes en el contexto mundial por el trascendental papel que desempeñan como sumideros y reservas de carbono”.
“Además de brindar servicios ecosistémicos fundamentales, incluida la regulación del agua a través del paisaje y el hábitat para una biodiversidad única, las turberas son importantes en el contexto mundial por el trascendental papel que desempeñan como sumideros y reservas de carbono”, afirma Kristell Hergoualc’h, científica de CIFOR, colaboradora de la edición especial y quien participara en una sesión de IUFRO..
Las turberas almacenan cerca del 30% del carbono de los suelos en tan solo un 3% de la superficie terrestre. Sin embargo, este carbono es vulnerable a la rápida combustión de los incendios y puede ser liberado en forma de dióxido de carbono, si se alteran el equilibrio del agua y la vegetación natural.
Hergoualc’h explica que en su estado natural, las turberas permanecen inundadas gran parte del año, lo cual genera una lenta descomposición de la materia orgánica de las plantas y la eventual acumulación de carbono en forma de turba.
Pero cuando los bosques de turba se drenan y queman para el cultivo de la palma aceitera o para otras plantaciones agrícolas, se liberan grandes cantidades de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera.