Contar con derechos de propiedad individuales y formales es considerado ampliamente como una gran oportunidad para la reducción de la pobreza, los conflictos y la degradación ambiental. Pero en algunas partes de la Amazonia, un título de propiedad individual puede no proporcionar tanta seguridad como muchos creen, y las relaciones sociales pueden tener más poder que un trozo de papel.
Estos son algunos de los hallazgos de un estudio del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) que comparó la titulación colectiva e individual de tierras en Perú y Ecuador y sus efectos sobre la seguridad de la tenencia.
Establecer una tenencia clara y segura para las comunidades forestales es considerado un elemento esencial para la protección de los medios de vida y los derechos, así como para el logro de los objetivos ambientales.
Pero no es aún claro cómo se puede o se debe asegurar dicha tenencia.
“El paradigma predominante sigue siendo que la propiedad individual y privada es más segura”, dice Anne Larson, investigadora principal de CIFOR y coautora del estudio.
“Pero la idea de que solo lograr que todos obtengan un título de propiedad para aumentar la seguridad de la tenencia no es tan simple como parece. Existen otras cosas a las que las personas recurren que les permiten obtener una sensación de seguridad de la tenencia”.
En ausencia de instituciones de gobierno claras y sencillas que permitan al gobierno establecer igualdad de condiciones, las personas siguen confiando en las instituciones informales”
LA PROPIEDAD PRIVADA: ¿UN PARAÍSO PERDIDO?
El estudio se centró en 21 comunidades indígenas y mestizas de la provincia de Napo, en Ecuador, y de las regiones de Ucayali y Huánuco, en el Perú. Las comunidades elegidas variaban tanto en términos de origen étnico como del tipo de paisaje en el que vivían.
“Encontramos que la mayoría de las propiedades consistían en mosaicos dinámicos compuestos por diferentes tipos de derechos, tanto formales como informales, así como individuales y colectivos”, explica Peter Cronkleton, también coautor del estudio.
“Sorprendentemente, las respuestas en todas estas zonas tendían a ser similares”.
Tres aspectos principalmente surgieron como determinantes de la seguridad de la tenencia de la tierra, al margen de si el acuerdo de propiedad era formal o informal.
El primero era algún tipo de documento legal; por lo general un título, aunque no siempre. El segundo era el uso comprobado de la tierra: si una persona no vive en su terreno ni lo administra activamente, es probable que alguien más lo reclame. El tercero era la relación de la persona con sus vecinos y con la comunidad en su conjunto.
“No nos sorprendió encontrar tierras individuales dentro de áreas colectivas, pero lo que sí nos llamó la atención fue la abrumadora sensación de lo importante que es la acción colectiva, incluso en tierras con titulación individual”, dice Larson.
Una razón para ello puede ser que ciertos grupos, en especial las comunidades indígenas, temen que el Estado no defienda sus títulos de propiedad si alguien los reclama. A menudo es la comunidad, en vez del Gobierno, la encargada de resolver las disputas sobre títulos individuales, señala Cronkleton.
“En lugares con gobernanza débil y poca presencia del Estado, los derechos y procesos colectivos son importantes para el establecimiento de normas consideradas legítimas a nivel local”, dice Cronkleton.
“Pero las personas también quieren derechos individuales para asegurarse de que obtendrán beneficios de su arduo trabajo y de las inversiones que realizan en sus tierras”.
NO HAY UN GANADOR CLARO
El estudio también ha revelado los pros y los contras de la titulación, tanto individual como colectiva.
Contar con un título individual, por ejemplo, hace más fácil conseguir un préstamo.
“Con frecuencia, el Estado aún mantiene un sesgo hacia los propietarios individuales privados, lo que dificulta hacer algo diferente o nuevo”, dice Larson. “Puede ser difícil, o incluso imposible, obtener un crédito si la persona solo cuenta con un título colectivo”.
Sin embargo, la titulación colectiva también tiene sus ventajas.
“A menudo, el título colectivo es lo que realmente une a la comunidad y mantiene a sus tradiciones vigentes”, dice Larson.
“El título colectivo permite al grupo resistir la presión del mercado para convertir todos los bosques en algo distinto debido a la tradición y porque existen otras razones para mantener el bosque en pie”.
De esta forma, los hallazgos del estudio desafían la idea de que la emisión de títulos de propiedad individuales es mejor para las personas que viven en el bosque.
“Los resultados continúan brindando argumentos en contra de idealizar la titulación individual”, dice Larson.
Un título puede o no aumentar la seguridad de una persona en una situación específica”
(IN)FORMALMENTE TUYO
Después de haber visto cómo se realiza en la práctica el proceso de titulación, Larson se sorprendió de la incertidumbre que rodea los títulos de propiedad.
“Un título puede ser una simple hoja de papel, que no evitará que alguien te arrebate tus tierras y tu título, solo porque es más poderoso”, dice.
“Un título puede o no aumentar la seguridad de una persona en una situación específica”.
Pero aun en los casos en que el título sí representa una mayor seguridad, esta no siempre es permanente.
“Entre el momento en que uno llega a una comunidad y empieza a hacer la demarcación, y el momento de repartir los títulos, ya hay personas que no encajan”, dice.
Además, como subraya Cronkleton, los derechos sobre la tierra se encuentran en un proceso de cambio continuo. Ello significa que poseer un título no garantiza que el propietario tendrá la flexibilidad necesaria para hacer frente a circunstancias cambiantes.
“Existen razones legítimas por las que las personas quieren dividir su propiedad, transferirla a sus herederos o venderla y mudarse, pero en muchos lugares los requisitos legales que se requieren para ello son complejos, costosos o incluso imposibles”, dice.
“En ausencia de instituciones de gobierno claras y sencillas que permitan al gobierno establecer igualdad de condiciones, las personas siguen confiando en las instituciones informales”, afirma el investigador.
Para obtener más información acerca de esta investigación, por favor comuníquese con Anne Larson en a.larson@cgiar.org o Peter Cronkleton en p.cronkleton@cgiar.org
Este trabajo fue financiado por USAID y contó con el apoyo de GIZ.
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