BOGOR, Indonesia (4 de octubre de 2013) _Cuando los bosques naturales son amenazados por la deforestación o el cambio climático, la mejor esperanza para la supervivencia de ciertas especies de árboles en riesgo, puede ser incluirlas en parcelas agroforestales gestionadas por pequeños agricultores, según una nueva investigación.
Las especies de árboles se pueden conservar de tres maneras, según un trabajo realizado por científicos del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) y el Centro Mundial de Agroforestería (ICRAF), que fue publicado en la revista “Biodiversity and Conservation”.
Se les puede dejar crecer en su hábitat original, natural, que se conoce como conservación in situ, o “en su lugar original”.
Si los árboles son valiosos porque producen madera, frutos u otros productos, los agricultores los pueden trasplantar a parcelas agroforestales cercanas, técnica conocida como conservación circa situm, que significa “cerca a su lugar de origen”.
O se pueden conservar en bancos de semillas o genéticos, conocida como conservación ex situ, o “fuera de su hábitat original”.
Los tres tipos de conservación están interrelacionados, y los pequeños agricultores desempeñan un papel en cada uno de ellos, pero los científicos realmente saben muy poco acerca del alcance y las limitaciones de esas conexiones y de su efectividad, dijo Manuel Guariguata, científico principal de CIFOR.
“Sabemos que los agrobosques pueden ser muy diversos, pero no conocemos realmente la dinámica de los vínculos entre los campos agrícolas y los ecosistemas naturales”, dijo. “Por ejemplo, no sabemos exactamente qué sucede con la madera y otras especies en la naturaleza cuando los pequeños agricultores las domestican sembrándolas fuera de su hábitat natural”.
Si una especie va a sobrevivir, su población debe ser lo suficientemente grande como para permitir la diversidad genética, pero se necesita más investigación para determinar cómo contribuyen las áreas agroforestales a la conservación, menciona el trabajo.
“La sabiduría tradicional indica que si uno siembra árboles en sistemas de plantación o agroforestería, contribuirá a la conservación de los rodales naturales de árboles”, dijo Ian Dawson del Centro Mundial de Agroforestería, autor principal del trabajo.
Se espera que las personas aprovechen los árboles de las plantaciones o parcelas agroforestales, dejando intacto al bosque natural, pero hay poca investigación para respaldar ese supuesto, y agregó “puede ser que las personas lo dan por sentado y no piensan que necesitan estudiar el vínculo”.
“Necesitamos un mejor entendimiento de la relación entre las prácticas de agroforestería en un lugar y la conservación en un bosque natural o zona boscosa adyacente, “dijo Dawson.
Los agricultores que combinan la agricultura y la agroforestería, pueden contribuir a la conservación en varias maneras, pero es importante observar cómo funcionan juntos los distintos enfoques para asegurar el mayor beneficio con el menor número de consecuencias no planeadas, dijo Guariguata.
Intervenciones naturales
Las parcelas agroforestales pueden servir como “escalones”, permitiendo a las abejas, aves y animales dispersar polen o semillas a medida que se desplazan en zonas de bosque natural – proceso que puede dar lugar a la reproducción de árboles en ambos tipos de tierra.
En los lugares donde ciertas especies en bosques naturales no se pueden adaptar al ritmo del cambio climático, la conservación en parcelas agroforestales puede ofrecer la única oportunidad de supervivencia, dijo Dawson.
Los científicos necesitan más información sobre cómo se reproducen las distintas especies y sobre la densidad de la población – el número de árboles de una determinada especie en una zona en particular que es necesario para la sostenibilidad, dijo.
Los bosques tropicales albergan una gran diversidad de especies. Cuando los pequeños agricultores encuentran árboles que son particularmente valiosos para madera, combustible, frutos, nueces, medicinas o algún otro fin, pueden trasplantarlos o sembrar las semillas en sus propias parcelas agroforestales. Como resultado de ello, las parcelas de los agricultores también tienden a tener una amplia variedad de especies.
“A primera vista, se ve positivo, pero si eso es suficiente para la conservación dependerá de las especies y del número de árboles”, dijo Dawson.
Si los agricultores optan por especies exóticas, pueden excluir a las especies originales, contrarrestando las metas de conservación. Y si hay muy pocos árboles de una especie en particular, pueden estar demasiado separados como para ser polinizados y reproducirse.
Si solamente unos cuantos árboles se polinizan entre sí, el resultado puede ser endogámico, lo que da lugar a árboles más débiles que tienen menos probabilidad de sobrevivir.
Cuando una especie está seriamente amenazada en la naturaleza, los científicos pueden optar por la conservación ex situ, a veces lejos del hábitat original, para asegurar que no se pierda para siempre.
Eso puede implicar el almacenamiento de la semilla en un banco de semillas, bajo condiciones cuidadosamente controladas, o el sembrado de árboles en un lugar designado para “banco genético de campo”.
Sin embargo, la conservación ex situ tiene desventajas. Las semillas de los árboles no sobreviven el almacenamiento de largo plazo tan bien como lo hacen las semillas de cultivos alimenticios, dijo Dawson, y cuando lo hacen, toma mucho más tiempo para que crezcan y maduren.
Por lo tanto, la conservación ex situ de los árboles tiende a ser costosa, y podría alejar los fondos de estrategias de conservación más efectivas en costo. Se podría encontrar un punto medio sembrando árboles amenazados en jardines botánicos, lo que podría promover la educación y crear conciencia mientras se conserva las especies, dijeron los autores.
A pesar de estos descubrimientos, quedan muchas preguntas acerca de la forma en que la agroforestería puede contribuir a la conservación.
Los científicos deben aprender más acerca de las plantaciones o de políticas tales como la certificación que realmente ayuda a conservar las especies en la naturaleza –investigación que incluirá el estudio de la ecología y la genética, dijo Guariguata.
Debido a que los pequeños agricultores están constantemente domesticando especies silvestres que les son de utilidad, los investigadores pueden aprender mucho estudiando la forma en que los agricultores manejan los árboles silvestres y domesticados, y cómo actúan las poblaciones silvestres y domesticadas.
Una pregunta crucial es cómo afectará el calentamiento del clima a los bosques tropicales, dijo Dawson.
“Una preocupación clave es si el cambio climático afectará a las poblaciones polinizadoras y lo que ello significaría para las especies de árboles. Eso es de especial importancia en paisajes agrícolas, donde la conservación depende de cuán valiosa es una especie para los agricultores”.
Para mayor información sobre los temas tratados en este blog, sírvase contactar a Manuel Guariguata al correo electrónico m.guariguata@cgiar.org
El presente trabajo fue financiado por el Programa de Investigación de CGIAR sobre Bosques, Arboles y Agroforestería.
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