Lo responsables de la formulación de políticas de Brasil están contando con la ayuda de los científicos para determinar las tendencias de deforestación en la región amazónica durante la última década, las que han contribuido a las emisiones de gases de efecto invernadero, la reducción de los servicios ecosistémicos y la pérdida de biodiversidad.
En un diálogo virtual de ciencia y política organizado por el equipo del Estudio Global Comparativo sobre REDD+ (GCS REDD+) del Centro para la Investigación Forestal Internacional y el Centro Mundial de Investigación Agroforestal (CIFOR-ICRAF), junto al Grupo de Trabajo de los Gobernadores sobre el Clima y los Bosques (GCF Task Force) y la Universidad de Minas Gerais, se presentó evidencia y brindó aportes para la nueva fase del Plan de Acción para la Prevención y el Control de la Deforestación en la Amazonia Legal (PPCDAm, por sus siglas en portugués) de Brasil, lanzado en junio como parte de los esfuerzos prometidos por la administración del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
La quinta fase del plan, que abarcará de 2023 a 2027, incluye la participación de 13 ministerios, así como otras instituciones no gubernamentales, académicas y grupos de la sociedad civil. Las fases anteriores del plan guiaron la acción gubernamental de 2004 a 2020.
Tras décadas de aumento de la deforestación, Brasil –que posee la mayor superficie forestal en América Latina y es el mayor emisor de gases de efecto invernadero de la región– consiguió reducir la pérdida de bosques en un 83 % entre 2004 y 2012. Sin embargo, esta tendencia se ha invertido en la última década bajo diferentes administraciones federales.
En 2020, la deforestación en Brasil se disparó a un máximo en un periodo de 12 años, algo ampliamente atribuido al debilitamiento de la aplicación de la legislación ambiental por parte del Gobierno federal y la promoción de actividades de desarrollo y producción en la Amazonía.
“La deforestación se ha duplicado desde 2012”, dijo Raoni Rajão, científico ambiental brasileño y quien presentó el PPCDAm en representación del Departamento de Políticas de Deforestación y Control de Incendios del Ministerio de Medio Ambiente de Brasil. “Necesitamos entender qué ha pasado entre 2012 y 2020”, destacó.
Los investigadores llevan décadas estudiando lo que ha funcionado y lo que no en Brasil y otros países ricos en bosques. Lo que sigue estando claro es que la acción contra la deforestación debe producirse en múltiples niveles, desde el internacional al nacional, pasando por el subnacional y el municipal.
Por ello, basar las decisiones políticas en la investigación científica se ha convertido en una prioridad para los secretarios de medioambiente de los estados, afirmó Carlos Aragón, coordinador para Brasil del GCF Task Force, una iniciativa que agrupa gobernadores de 43 estados y provincias subnacionales que trabajan para proteger los bosques tropicales, reducir las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación forestal y promover vías realistas para un desarrollo rural sostenible en sus jurisdicciones.
En el marco del GCS REDD+, que abarca más de una década de investigación en 22 países, CIFOR-ICRAF se ha centrado en la deforestación a nivel subnacional, como los estados y distritos de Brasil.
“El objetivo de esta reunión es ayudar a identificar qué intervenciones políticas pueden abordar las dinámicas de la deforestación en Brasil”, declaró Richard Van der Hoff, investigador de la Universidad Federal de Minas Gerais y coordinador del GCS REDD en Brasil.
El análisis del gobierno brasileño, realizado en preparación del PPCDAm, señala algunos cambios importantes en las dinámicas de la deforestación que los planificadores de medidas para frenarla deben tener en cuenta, según Rajão.
Hace casi dos décadas, cuando se puso en marcha la primera fase del plan, la deforestación se producía principalmente en un arco en el sur de la región amazónica, donde se talaban bosques para la agricultura industrial. En los últimos años, la deforestación se ha vinculado al desarrollo de la infraestructura, con puntos críticos alrededor de las presas hidroeléctricas y a lo largo de las autopistas.
El plan de 2004 también se centró en la deforestación a gran escala, reduciéndola significativamente en los años siguientes. Desde 2019, sin embargo, se han deforestado grandes áreas impunemente, dijo Rajão.
La deforestación también ha afectado áreas protegidas, territorios indígenas y asentamientos, más que durante el periodo de mayor control, dijo.
Además de la tala de bosques, se ha producido un aumento de la degradación de los bosques en pie debido a los incendios provocados en tierras de cultivo que escapan al sotobosque.
“El fuego desempeña un papel cada vez más importante en el proceso de deforestación”, afirmó Rajão. “Se está utilizando el fuego de forma tan intensiva y durante periodos tan largos que se está destruyendo la estructura del bosque”, advirtió.
El análisis del gobierno brasileño sobre los patrones cambiantes en deforestación es similar a una metodología que los investigadores del GCS REDD+ están desarrollando para generar una clasificación de los patrones de deforestación según una serie de arquetipos, y con el objetivo de determinar qué políticas funcionan o no en diferentes situaciones, dijo Julia Naime, investigadora del CIFOR-ICRAF.
Los arquetipos van desde zonas de deforestación pasada –clasificadas como inactivas, consolidadas o fragmentadas– hasta puntos calientes o fronteras “rampantes”, y fronteras “inminentes”, en las que existe riesgo de deforestación futura.
Estos arquetipos pueden ayudar a los planificadores a pensar estratégicamente sobre los patrones de la deforestación en un paisaje, explicó.
“Tenemos que encontrar un equilibrio entre el desarrollo de infraestructuras con los objetivos medioambientales y climáticos”, añadió Rajão. “De lo contrario, tendremos actividades completamente desconectadas”.
El objetivo es detener la deforestación ilegal sancionando las infracciones y reduciendo la tala legal de bosques mediante el fomento de su uso sostenible, dijo. Las multas impuestas por las fuerzas del orden y la confiscación de artículos ilegales se han duplicado en comparación con el año pasado, añadió.
El diálogo ciencia-políticas de mayo fue el tercero de una serie organizada en por CIFOR-ICRAF y el GCF Task Force. Se esperan más sesiones programadas para finales de este año, centradas en futuros escenarios de deforestación y en los resultados finales del GCS REDD+.
Para más información sobre este tema, póngase en contacto con Pham Thu Thuy en t.pham@cifor-icraf.org o con Richard Van der Hoff en richard.vanderhoff@inteligenciaterritorial.org
Este trabajo ha sido realizado como parte del Estudio Global Comparativo sobre REDD+ de CIFOR. Entre los socios financiadores que han apoyado esta investigación se encuentran la Agencia Noruega de Cooperación al Desarrollo NORAD, la Iniciativa Internacional de Protección del Clima (IKI) del Ministerio Federal de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear de Alemania y el Programa de Investigación del CGIAR sobre Bosques, Árboles y Agroforestería (CRP-FTA) con apoyo financiero de los donantes del Fondo del CGIAR.
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