Fortalecer la gobernanza de los bosques secundarios de Perú para la restauración, los medios de vida y la mitigación
Evaluar el valor de los bosques secundarios en Perú es clave para diseñar políticas que reconozcan los beneficios que estos aportan a los esfuerzos de gestión sostenible de los ecosistemas, y para restaurar la cubierta forestal de manera eficiente, al tiempo que se apoyan los medios de vida y la mitigación del cambio climático.
Los bosques secundarios, definidos como bosques naturales que vuelven a crecer después del desmonte, representan el 13,3 % de la cubierta forestal de la Amazonia peruana. En el sudeste asiático representan el 63 % de la cubierta forestal y en tierras de bajura del Neotrópico, el 34 %.
En un artículo publicado recientemente en la revista Land, investigadores del Centro para la Investigación Forestal Internacional y el Centro Internacional de Investigación Agroforestal (CIFOR-ICRAF) y de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) recomiendan incorporar los bosques secundarios en la gobernanza multinivel, lo que en Perú podría ayudar a canalizar los beneficios de los incentivos para la mitigación del cambio climático a los gestores locales de la tierra a través de un enfoque de paisajes para la gestión forestal.
“Aunque el valor esencial de los ecosistemas forestales intactos –los bosques maduros, primarios y antiguos– para toda la vida en la Tierra es inequívoco, el bosque secundario desempeña un papel cada vez más importante a la hora de pensar en cómo satisfacer las necesidades del planeta”, afirma Robin Sears, científica asociada del CIFOR-ICRAF.
“Si se deja solo o se gestiona bien, un bosque secundario joven acaba madurando y recupera un alto porcentaje del valor de conservación del bosque antiguo”, explica.
Al igual que los bosques primarios, los bosques secundarios también proporcionan madera, alimentos, medicinas y otros productos forestales no maderables. Además, ayudan a restaurar la fertilidad del suelo en los paisajes agrícolas y regulan los servicios ecosistémicos para el agua, el hábitat y el clima.
El fortalecimiento de la gobernanza forestal local, donde los pequeños productores que practican la agricultura de mosaicos agroforestales, combinada con incentivos para mantener la cubierta forestal, puede conducir a un aumento de la cubierta forestal secundaria a largo plazo y a alcanzar medios de vida más sostenibles.
“Mientras el cultivo itinerante de los pequeños agricultores continúe –pero solo en zonas previamente deforestadas–, y con la consiguiente creación cíclica de bosque secundario a través del barbecho, unida a la agrosilvicultura intensiva, Perú contará con áreas sólidas de sumideros de carbono”, dijo Sears.
Sears, junto con los investigadores del CIFOR-ICRAF Manuel Guariguata y Peter Cronkleton, y Cristina Miranda Beas de la PUCP, llevaron a cabo una revisión bibliográfica de la gobernanza de los bosques secundarios.
Examinaron las estructuras y herramientas formales e informales de gobernanza forestal, recomendando finalmente la aplicación de un enfoque multiactor diverso para apoyar procesos de reforma centrados en las personas.
Entendiendo a la gobernanza como “las formas e instituciones a través de las cuales los individuos y los grupos expresan sus intereses, ejercen sus derechos y obligaciones y median sus diferencias”, los investigadores evaluaron los derechos de propiedad y la dinámica del uso de la tierra, los actores relevantes y las vías de la toma de decisiones, así como las leyes, reglamentos y normas.
“La regeneración natural de los bosques, como proceso clave en el desarrollo de los bosques secundarios, se reconoce cada vez más como una estrategia de restauración costo-eficiente que, bajo la combinación adecuada de incentivos y reglas y normas adaptadas localmente, tiene un enorme potencial para la gestión sostenible de la tierra y la conservación de la biodiversidad”, dijo Guariguata.
Los procesos para alcanzar estos objetivos incluyen el mapeo de las áreas de bosque secundario, la formalización de los derechos de propiedad y el establecimiento de incentivos agrícolas para animar a los agricultores a reducir el tamaño de su huella en los bosques.
La nueva normativa peruana, la Ley de Mecanismos de Retribución por Servicios Ecosistémicos (MERESE), puede ayudar a vincular a los agricultores con la cadena de valor del carbono forestal al proporcionar pagos por servicios ecosistémicos en bosques restaurados o recuperados, lo que podría incluir a los bosques secundarios.
Los investigadores también recomiendan un enfoque participativo para desarrollar nuevos marcos políticos y programas relacionados con el uso de la tierra y la gestión de los recursos naturales que sean adaptados a las realidades locales, y que atiendan las necesidades y capacidades de los pequeños agricultores.
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