El no abordar el tema de la igualdad de género en las iniciativas basadas en bosques y árboles frente al cambio climático puede afectar el avance hacia la equidad de género, y socavar la eficiencia y la sostenibilidad de los esfuerzos de mitigación y adaptación, según declaró un científico en un evento celebrado en el marco de las conversaciones de la ONU sobre el clima en Katowice, Polonia.
Los paisajes forestales cumplen un papel clave en todas las rutas diseñadas por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) para mantener el aumento de la temperatura por debajo de 1,5 grados centígrados, que presentara recientemente su informe y recomendaciones para la comunidad global. Al mismo tiempo, los bosques y árboles proveen muchas funciones que son esenciales para la adaptación, explicó Markus Ihalainen, investigador del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR).
“En última instancia, el éxito a largo plazo de los cambios que se requieren en el uso de la tierra depende de la colaboración de las mujeres y los hombres que utilizan esas tierras para su subsistencia”, dijo Ihalainen durante una presentación en el pabellón “Green is Great” (Lo verde es estupendo) del Reino Unido, realizada en paralelo a la COP24. “Además, las intervenciones que no toman en cuenta el género y otros aspectos de la diversidad social, a menudo corren el riesgo de producir un impacto negativo en los grupos marginados”, dijo.
RED EN AUMENTO
A pesar de la creciente literatura científica sobre el tema, los formuladores de políticas forestales a menudo pasan por alto las cuestiones de género. Sin embargo, no tomar en cuenta el género es un problema que invisibiliza la participación y los aportes de las mujeres y permite que la gestión forestal sea abordada, incorrectamente, bajo la premisa de “neutral con respecto al género”.
Por ejemplo, aunque muchas de las contribuciones previstas determinadas a nivel nacional (INDC por sus siglas en inglés) incluyen objetivos relacionados con el sector forestal, la mayoría de las 25 INDC revisadas por la investigación de CIFOR no mencionan el género o se refieren a él solo de manera superficial. En virtud de los términos del Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático, las INDC establecen directrices destinadas a mantener el aumento de la temperatura promedio global muy por debajo de los 2 grados centígrados, y desarrollar esfuerzos para limitar dicho aumento a 1,5 grados centígrados y lograr emisiones netas nulas en la segunda mitad del siglo XXI.
Ihalainen dijo que los estudios sobre la participación de las mujeres en los programas de conservación han revelado que los procesos inclusivos pueden producir resultados más equitativos, y que los grupos de usuarios de los bosques más inclusivos tienden a mostrar un mejor desempeño ambiental. El investigador destacó que tales sinergias deben crearse, no simplemente darse por sentado.
Ihalainen mencionó hallazgos recientes del Estudio Comparativo Global de CIFOR sobre REDD+. La primera fase de la investigación, que abarcó 16 sitios de proyectos piloto en seis países, analizó la participación de la comunidad en el diseño e implementación de REDD+ (reducción de emisiones provenientes de la degradación y deforestación de los bosques). El estudio encontró que a menudo las mujeres participaban mucho menos que sus pares masculinos, y que incluso cuando lo hacían, con frecuencia carecían de la información y el conocimiento sobre REDD+ necesarios para que su participación fuera efectiva.
Tres años después, el equipo de investigación volvió a los mismos sitios para evaluar el impacto de REDD+ sobre el bienestar subjetivo de las personas.
“Entre la primera y la segunda fase de los proyectos piloto, se observó una disminución significativa en el bienestar subjetivo de las mujeres en comparación con el de los hombres en las mismas aldeas, así como en comparación con mujeres y hombres en sitios de control sin intervención de REDD+”, dijo Ihalainen, quien también realizó una presentación en una sesión organizada por el Centro Internacional de Investigación Agroforestal (ICRAF).
Abordar el tema de la igualdad de género en la gestión del paisaje permite a las personas tomar decisiones sobre sus vidas y medios de subsistencia y también aumenta la probabilidad de acciones exitosas frente al clima".
Aunque se necesita estudiar más respecto a los mecanismos causales específicos, la combinación de ambos conjuntos de datos sugeriría que el hecho de no tomar en cuenta las cuestiones de género de una manera significativa podría asociarse a una disminución relativa del bienestar de las mujeres.
Pero además del impacto potencialmente perjudicial sobre la igualdad, las acciones sobre el clima que no toman en cuenta el género también corren el riesgo de poner en peligro su eficiencia y sostenibilidad a largo plazo. Ihalainen señaló cuatro áreas en las que las cuestiones de género son esenciales.
La seguridad en la tenencia de la tierra es un incentivo fundamental para las inversiones a largo plazo en prácticas de gestión sostenible del paisaje, pero, por lo general, los derechos de la tierra y la seguridad de la tenencia para las mujeres son débiles. Un estudio sobre mujeres agricultoras en Etiopía encontró que las mujeres con inseguridad en la tenencia de la tierra tenían menos probabilidades que los hombres de adoptar prácticas agroforestales sostenibles. Sin embargo, cuando tenían asegurada la tenencia de la tierra, eran más propensas que los hombres a hacerlo.
Resolver los problemas relativos a la división del trabajo por género también puede ser un incentivo para actividades más sostenibles. A menudo, las prácticas agroforestales y los programas de plantación de árboles dependen del trabajo de las mujeres, pero en muchos lugares las mujeres no tienen derechos sobre los árboles cuando estos crecen.
La escasez de oportunidades para la toma de decisiones también pone a las mujeres en desventaja. En Nepal, por ejemplo, grupos de usuarios de bosques dominados por hombres optaron por proteger valiosas especies madereras, a menudo en beneficio de los mismos hombres, y a la par eliminaron muchas plantas alimenticias y medicinales como si fueran maleza.
Un estudio realizado en Vietnam reveló que la mayoría de las mujeres preferían los beneficios no monetarios de los proyectos REDD+. Sin embargo, los programas estaban estructurados en torno a pagos en efectivo, que en última instancia eran controlados por hombres.
Además de reforzar o incluso exacerbar las desigualdades de género, todas las cuestiones antes mencionadas también sirven como desincentivos para la participación y la colaboración constante de las mujeres, lo que en puede poner en peligro la sostenibilidad a largo plazo de los objetivos ambientales.
PARTICIPACIÓN ACTIVA
“Abordar el tema de la igualdad de género en la gestión del paisaje permite a las personas tomar decisiones sobre sus vidas y medios de subsistencia y también aumenta la probabilidad de acciones exitosas frente al clima”, dijo Ihalainen. “Sin embargo, las sinergias no pueden simplemente darse por sentadas, es importante crearlas a través del análisis de género, datos sólidos y una planificación adecuada. Los enfoques meramente simbólicos y accesorios no bastan para salvaguardar los derechos de las mujeres”, recalcó.
Algo muy importante es que los esfuerzos sectoriales para mejorar la equidad de género en la participación y la distribución de beneficios, por ejemplo, pueden recibir el apoyo de esfuerzos más amplios dirigidos a lograr la igualdad de género.
Ihalainen mencionó un ejemplo de Nyandarua, Kenia, donde el Servicio Forestal de Kenia aprovechó el requisito constitucional que exige tener un equilibrio en el género (al menos una tercera parte) en todos los organismos elegidos, para aumentar la participación de las mujeres en las asociaciones forestales comunitarias.
Un tema crucial es que las acciones para mejorar la equidad de género en actividades de programas deben complementarse con medidas y objetivos dirigidos a abordar las causas estructurales de la desigualdad. El considerar la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres como un objetivo en sí mismo también puede permitir identificar sinergias entre la mitigación, la adaptación y la igualdad.
Esto es especialmente importante en el sector del uso de la tierra, donde los esfuerzos de mitigación a menudo deben coexistir con otras necesidades de uso de la tierra. Ihalainen mencionó un ejemplo de Burkina Faso, donde investigadores de CIFOR compararon varias opciones de restauración, incluidos los monocultivos de árboles madereros y los parques de karité.
El equipo encontró que aunque los monocultivos de árboles madereros mostraban valores ligeramente más altos de captación de carbono, los parques de karité, además del almacenamiento de carbono, ofrecían múltiples beneficios colaterales, incluidas oportunidades de generación de ingresos para las mujeres y una mayor seguridad alimentaria en el hogar.
Ihalainen destacó la importancia que las políticas y los programas sobre el clima ofrecen para complementar los objetivos de incorporación del género en los procesos, con indicadores relativos a los avances, dirigidos a abordar las desigualdades estructurales subyacentes a vulnerabilidades y competencias diferenciadas.
Muchos de estos objetivos ya han sido identificados y acordados en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. La formulación de objetivos claros relacionados con los avances también permitiría hacer que los formuladores de políticas, implementadores y donantes rindan cuentas por sus impactos sobre la igualdad de género, dijo.
“Por eso es tan importante asegurarse de que las referencias a los derechos humanos y la igualdad de género ocupen un lugar destacado en los documentos que se están gestando en las conversaciones climáticas, como aquí en Katowice, donde estamos discutiendo las modalidades de implementación, monitoreo y reporte sobre el Acuerdo de París”, agregó Ihalainen.
Para obtener más información sobre este tema, por favor póngase en contacto con Markus Ihalainen en m.ihalainen@cgiar.org
Este artículo es parte del Estudio Global Comparativo de CIFOR sobre REDD+
Esta investigación fue financiada por la Agencia Noruega de Cooperación para el Desarrollo (NORAD) y la Iniciativa Internacional para el Clima (IKI) del Ministerio Federal de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza, Construcción y Seguridad Nuclear (BMUB) de Alemania.
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