Del Perú a la República Democrática del Congo, y de la República Democrática del Congo a Indonesia, en los últimos años se han desarrollado diversas iniciativas de restauración y gestión de turberas que han generado un interés creciente. ¿Qué han producido estos esfuerzos hasta el momento y cómo pueden incrementarse y mejorar en el futuro?

Científicos y formuladores de políticas expresaron sus distintas perspectivas al compartir sus contextos nacionales y locales, desafíos, mejores prácticas y oportunidades para mejorar la gestión de las turberas en todo el mundo, en la sesión plenaria titulada Peatlands around the world: Challenges and opportunities (Turberas en el mundo: desafíos y oportunidades), celebrada durante el evento temático Global Landscapes Forum: Peatlands Matter (Las turberas importan) realizado en Yakarta, Indonesia, el 18 de mayo pasado.

El Foro reunió a 425 actores diversos del gobierno, el sector privado, el mundo científico y la sociedad civil, con el objetivo de acelerar la acción positiva en la gestión de las turberas globales.

Dennis del Castillo, director del Programa de Investigación en Manejo Integral del Bosque y Servicios Ambientales del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), fue uno de los expositores del panel. Luego de su participación, Del Castillo conversó con Los Bosques en las Noticias, para hablar sobre las acciones del Perú para la gestión sostenible de sus turberas.

•  ¿Por qué deben preocuparnos las turberas?

Básicamente, necesitamos mucha educación sobre las turberas porque, en general, son consideradas “tierras baldías”, algo que no son. Las turberas desempeñan un papel muy importante en términos de mitigación del clima y, también, en los medios de vida de las personas que viven en esas áreas. Así que las turberas no son tierras baldías en lo absoluto; en realidad, son tierras muy productivas.

• Esa es una observación interesante, que la gente ve las turberas como tierras baldías. ¿Por qué cree que tienen esta impresión?

Lo que ocurre es que cuando uno ve turberas, ve diferentes tipos de pantanos en los que se puede encontrar diversos tipos de serpientes y animales, por lo que casi todos les temen. De ahí que muchos creen que son tierras baldías. Pero no es el caso. Simplemente representan vida.

• Las turberas suelen caer en una zona gris entre la conservación económica y el desarrollo económico, intereses que en ocasiones pueden entrar en conflicto. ¿Cuál es la mejor manera de conciliar estos intereses y crear más comunicación entre los gobiernos y las comunidades locales en lo que respecta a la gestión de las turberas?

Lo que ocurre es que, debido a como hemos sido educados, creemos que algunas personas son silvicultoras, otras agrónomas, otras biólogas y otras administradoras pesqueras… y entonces vamos todos en direcciones distintas.

Pero cuando hablamos de turberas, tenemos que trabajar juntos para entendernos. Porque esa es la única manera de comprender qué son las turberas y cómo gestionarlas. Si todos vamos en direcciones distintas, estamos perdiendo nuestro tiempo porque estamos perdiendo la oportunidad de trabajar juntos para gestionarlas mejor.

• ¿Puede hablarme un poco sobre la situación de las turberas en el Perú, donde usted vive?

Por supuesto. Es un lugar muy especial. En primer lugar, quiero diferenciar entre las turberas que hay aquí en Indonesia y las turberas en el Perú. [En lo que respecta a] las turberas en Indonesia, la mayoría han sido destruidas debido a la gran cantidad de plantaciones de palma aceitera.

Lo que sucede en el Perú es muy diferente. Allá, tenemos diversas frutas. De hecho, esta mañana hablé sobre la palmera aguaje. Es una fruta deliciosa. Y contamos con cinco millones de hectáreas de ella. Es una planta que nos proporciona una economía, alimento y biodiversidad. Así que nuestro enfoque en el Perú es cómo preservar y gestionar esas turberas con aguaje, la palmera de la que hablo. Tenemos ese enfoque, en lugar de destruirlas. Esa es la diferencia que existe entre las turberas en la Amazonia peruana y aquí en Indonesia.

• En Indonesia, luego de la crisis de los incendios y humaredas de 2015, el gobierno indonesio instituyó una política de “no quema” en las turberas. ¿El gobierno peruano tiene políticas similares?

No tenemos problemas en cuanto a la quema de turberas porque [en el Perú] el enfoque es salvar esas turberas, dado que ya contamos con productos procedentes de ellas, como aguaje, pescado, madera, etcétera.

Cuidamos las turberas porque constituyen nuestra economía. No necesitamos destruirlas. Necesitamos seguir ayudando a la población local y a la economía nacional.

• Usted tiene mucha experiencia en el trabajo con comunidades locales. ¿Cuál cree que es la mejor manera de comprometerlas y movilizarlas para que se involucren en la gestión sostenible de las turberas?

Le diré algo: he tenido la suerte de trabajar en diferentes partes del mundo. Trabajé en África; trabajé en la Amazonia. Creo que el enfoque que funciona mejor es simplemente ir con una mente abierta, hablar con los agricultores locales y tratar de aprender de ellos.

Cometemos un gran error cuando vamos y tratamos de enseñarles cómo manejar su biodiversidad. Nadie es mejor que los agricultores locales cuando se trata de la gestión local de la biodiversidad.

• Y Dennis, ¿qué lo trajo hoy al Global Landscapes Forum?

Estoy tratando de aprender cómo se aborda [el tema de las] turberas aquí [en Indonesia]. Y también busco intercambiar ideas con personas de otros lugares: de África, de otras partes de Asia, e incluso de la Amazonia, porque aquí he conocido a algunos peruanos a quienes nunca conocí en el Perú. Es una buena oportunidad para el intercambio de experiencias y para ver cómo podemos trabajar juntos más estrechamente en el futuro en estos temas tan importantes.