Para alcanzar el objetivo de desarrollo n° 6 “Agua y saneamiento” hay que observar también a otros sectores. Susan Katiusca Baltazar/ concurso de fotografía del GLF 2014

“Implementación, Implementación, Implementación, aunque no necesariamente en ese orden”. Esta fue la respuesta que Ángel Gurria, Secretario General de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD, por su sigla en inglés) brindó durante la Semana Mundial del Agua en Estocolmo al ser consultado sobre las tres estrategias prioritarias en las que el sector hídrico debe concentrarse este año.

Estocolmo, conocida como la ciudad del agua, fue la sede de la edición número 26 de este evento anual cuyo tema fue “Agua para el crecimiento sostenible”. Gran parte de la atención en la plenaria de apertura se centró en celebrar la adopción del sexto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS): “Agua limpia y la saneamiento”, y en cómo puede ser alcanzado. Luego se discutió de qué forma el agua podría posicionarse como medio  para alcanzar varios, si es que no todos, los demás ODS.

También se enfatizó  que aunque  2015 fue un año productivo en términos de identificar objetivos y crear mandatos, 2016 debe ser el momento para que estos compromisos se transformen en acciones. Finalmente, parece haber un consenso razonablemente universal de que tal progreso solo se pudo alcanzar mediante el desarrollo de soluciones holísticas que integraron los objetivos de múltiples sectores.

Hubo dos notables observaciones  hechas durante el inicio de las discusiones. Primero, la evidente relación entre los objetivos del sector hídrico y los del sector forestal (y presumiblemente agrícola, energético, industrial, pesquero, etc.).

Si nos preguntamos si ¿el sector forestal celebra la inclusión del objetivo 15.2? La respuesta es, sí. ¿Se cree que el alcanzar los compromisos del sector forestal es fundamental para satisfacer otros ODS? Sí. ¿Se busca alcanzar soluciones holísticas? Sí. En efecto, en ocasiones parecía que si se hubiera cambiado el término “agua” por el de “bosque”, esta hubiera podido ser la Semana Mundial de los Bosques. Esto es, sin embargo, alentador, pues claramente fortalece el apoyo a la noción de integración como catalizador potencial de progreso. La segunda observación quizá sea motivo de preocupación: en tanto que se entiende que el agua es el asunto central y se representó muy bien el sector hídrico, era notable la falta de representación de otros sectores (forestal, agrícola, privado y demás), lo cual abre el siguiente interrogante ¿cómo lograr la integración cuando las personas que reciben el sermón ya se han convertido?

Desafíos y soluciones

Con el trascurso de la semana, la congruencia entre agua y bosques trascendió los objetivos comunes para incluir tanto los desafíos como las soluciones. Estos desafíos harán eco a los presentes en el sector forestal: falta de voluntad política, desalineación de  objetivos políticos con las capacidades técnicas, cuestiones sobre cómo alcanzar la equidad de género, falta de compromiso del sector privado, un modelo de negocio débil para la inversión en el sector, necesidad de un marco confiable de monitoreo, estrategias poco claras de la forma de incentivar el compromiso más allá de los ciclos de un proyecto, y otros más.

Es interesante, y de algún modo desalentador, que las soluciones que se ofrecieron  sonaban familiares: un mayor compromiso de todos los actores involucrados (gubernamentales y no gubernamentales) en alcanzar los ODS, requisito para que los Gobiernos logren políticas coordinadas para abordar los objetivos a través de metas (con el agua como fundamento para todos); el desarrollo de un sistema de monitoreo que puede brindar evaluaciones regulares del progreso; gestión mejorada de los recursos naturales; más requisitos de sostenibilidad y confiabilidad por parte del sector comercial; un diálogo mejorado con el sector privado; y, por supuesto, un enfoque multisectorial más integrado.

Lamentablemente faltó en varias discusiones la inclusión de la difícil pregunta sobre cómo estas amplias y genéricas soluciones se van a configurar en la práctica. Incluso se puede argumentar que lo que aquí se presentó, de hecho no son soluciones, sino meras recomendaciones.

Sin embargo,  existe una oportunidad.  Quizá no es exactamente “soluciones” los que debamos buscar. A pesar de las ambiciones de los ODS, los desafíos mundiales en relación con la pobreza, el hambre, la seguridad hídrica, y la conservación de la biodiversidad no se van a resolver en el futuro cercano. Por lo tanto, más que en soluciones debemos concentrar esfuerzos en enfoques integrados para que guíen estos temas. Se hizo notar que los ODS brindan un marco útil para la acción, y el conjunto de metas claramente definidas ciertamente ilustra, a escala global, lo que se necesita hacer. Y a pesar de la naturaleza sectorial de los objetivos individuales que quizá incrementan la propensión de soluciones sectoriales, parece la visión holística se ha tomado en cuenta.

A nivel subnacional (donde se harán los esfuerzos de implementación) parece que los impulsos continúan en desarrollo. A pesar de los desafíos inherentes de la implementación, un enfoque integrado de paisaje ofrece un punto de partida potencial como un marco conceptual. Con la atención en el diálogo entre múltiples actores y el manejo adaptativo, un enfoque de paisaje intenta integrar la política con la práctica, y equilibrar mejor los objetivos para estimular el logro de paisajes más sostenibles. Durante la cuarta edición del Global Landscapes Forum programado para noviembre, se buscará estimular a los sectores a comprometerse más allá de sus áreas, y será interesante observar si se puede lograr avanzar en la integración, la implementación y, algo muy importante, el tema del “¿cómo lograrlo?”.