Las plantaciones forestales de escala industrial están ampliando el alcance de sus productos desde un enfoque maderero tradicional hacia el bioenergético, e incluso, hacia servicios ambientales.
Este cambio está ocurriendo paralelamente a la rápida expansión de las áreas de plantaciones forestales. Otro cambio simultáneo del que menos se sabe es el interés creciente en la responsabilidad social y ambiental que expresan los inversores institucionales. Esta tendencia también se apoya en la creciente actividad de las Organizaciones de Gestión de Inversiones en Madera (TIMOs, por su sigla en inglés), que gestionan los activos de grandes plantaciones a nombre de inversionistas institucionales.
Estos cambios pueden ser señal de un sentido de responsabilidad creciente entre los inversionistas, pero de igual forma pueden sugerir que los inversionistas han entendido algo esencial: que las prácticas más sostenibles en las plantaciones forestales en las que se ha invertido se traduce en ganancias más seguras y sostenidas. Esta toma de conciencia ha cobrado importancia en la medida en que las plantaciones forestales continúan en aumento en las carteras de inversión debido a su supuesto desempeño anticíclico y ganancias relativamente estables. Los cálculos del rango superior apuntan a USD 80 mil millones para tales activos que se encuentran actualmente bajo gestión. Una suma nada despreciable.
Pero los prospectos de atractivos negocios pueden desvanecerse rápidamente si surgen conflictos en el terreno, o se contaminan las fuentes de agua circundantes, por ejemplo. Las consideraciones de estos y de otros riesgos han conllevado lógicamente a la elaboración de un número de herramientas de Inversión Sostenible y Responsable (ISR) en el sector forestal con posibles aplicaciones para las plantaciones forestales industriales. Esas herramientas tienen como función ayudar a comprobar si las operaciones están “libres de riesgos”, especialmente en las economías emergentes.
Tal y como está, el campo para la inversión parece más una jungla, y una jungla próspera, con hasta un tercio de activos bajo manejo profesional que han sido calificados como “sostenibles y responsables”; esto con base en la aplicación de las herramientas. Entre tanto, la calidad de las herramientas existentes varía entre aquellas que son demasiado sueltas y generales, como los códigos internos de conducta, hasta otras bien enfocadas y estrictas, como los estándares con base en múltiples actores certificados por una tercera parte.
En aras de obtener claridad y para identificar las áreas urgentes que requieren mejora, un equipo de investigadores de la Universidad de Padova y del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) realizó una evaluación extensa de las herramientas existentes.
Es cierto que se ha hecho bastante para desarrollar herramientas orientadas a guiar las inversiones hacia prácticas sostenibles y responsables, y esto debe estimularse. Pero todavía falta, y debemos estar conscientes de las graves deficiencias de muchos de estos intentos que podrían inducir desaciertos en las inversiones y poner en peligro la sostenibilidad".
UNA HERRAMIENTA APROPIADA PARA EL TRABAJO
El equipo se propuso dos objetivos: primero, crear una base de datos de herramientas de ISR, y en segundo lugar, proponer un marco para la evaluación de la capacidad de dichas herramientas para cumplir la evaluación. Un primer paso es describir la variedad de herramientas que existen, los temas que abordan, y cómo lo hacen. Todavía mejor es avanzar un paso más para entender la solidez de las herramientas y su sostenibilidad para los objetivos que han sido asignados. Esta última labor se realizó considerando el número de temas cubiertos por las herramientas, y el nivel de control que establecen para asegurar que los temas fueron correctamente evaluados durante el proceso. Es importante no caer en la trampa de ya sea cubrir demasiados temas de forma ligera, o de no cubrir suficientes temas, a pesar de hacerlo en detalle.
Al final, el análisis de 121 inversiones en economías emergentes produjo una base de datos sólida de 50 herramientas de ISR. La base de datos se obtuvo prestando atención a una serie de diferencias entre las herramientas, incluyendo la forma en que trabajan, el tipo de gobernanza en la que están inmersas, y el nivel de control sobre su aplicación a ciertas inversiones. Este último punto es crítico. En efecto, incluye aspectos contrastantes tales como la simple declaración de participación hasta la medida más sólida de la acreditación por parte de terceros. Y no se puede asumir que todas ellas arrojen los mismos resultados.
En apariencia el grueso de las herramientas de ISR está conformado por estándares de gestión, políticas de inversión bancaria y sistemas de valoración; aun así, esto no dice mucho sobre su capacidad para asegurar prácticas sostenibles y responsables asociadas con la inversión en plantaciones forestales. La buena noticia es que en general el desempeño más alto se encontró entre los representantes de estas categorías, como el Consejo de Administración Forestal (FSC por su sigla en inglés) y el Gold Standard, los cuales corresponden a estándares de gestión; la Política de Bosques y Plantaciones del banco ABN AMOR, que corresponde a política de inversión bancaria; y RepRisk, que corresponde a la categoría de valoración de inversiones.
La mala noticia es que de la gran muestra estudiada, muy pocas herramientas de ISR abordan específicamente las plantaciones forestales. A cambio, tienden a tener un alcance sectorial amplio de la forestería, con poca atención a los temas específicos de las plantaciones comerciales. Otro aspecto muy problemático es que se encontró que temas clave como el alivio de la pobreza, las áreas protegidas o la prevención del acaparamiento —aspectos que en gran medida determinan claramente la sostenibilidad y responsabilidad de las inversiones— no son evaluados adecuadamente con las herramientas analizadas.
SE REQUIERE DE MEJORAS
Los resultados del estudio destacan un par de mensajes clave y áreas que requieren ser mejoradas. Es cierto que se ha hecho bastante para desarrollar herramientas orientadas a guiar las inversiones hacia prácticas sostenibles y responsables, y esto debe estimularse. Pero todavía falta, y debemos estar conscientes de las graves deficiencias de muchos de estos intentos que podrían inducir desaciertos en las inversiones y poner en peligro la sostenibilidad.
Sin embargo, existen algunos campeones que deben servir de fuente de inspiración para quienes se encuentran en la carrera a la cima. Para tal fin, la certificación hecha por una tercera parte debe convertirse en una referencia y las herramientas de ISR diseñadas específicamente para las plantaciones forestales deben ser una prioridad.
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