Situ Gunung Lake, Sukabumi, Indonesia. Foto: Ricky Martin para el concurso de fotografías sobre paisajes Thinklandscape 2014 del Global Landscapes Forum.

CAMBRIDGE, Reino Unido— Por lo general, cuando las instituciones gubernamentales son débiles, es difícil aplicar las convenciones y tratados internacionales diseñados para  proteger los recursos forestales, señaló un experto.

Durante la conferencia Biodiversity, Sustainable Development and the Law, Andrew Wardell, del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR), advirtió en su discurso inaugural que, aunque los Acuerdos Multilaterales sobre el Medio Ambiente (AMUMA) pueden tener buenas intenciones, la realidad señala que las instituciones gubernamentales locales a menudo cuentan con pocas capacidades para apoyar su implementación.

Los participantes de esta conferencia, entre abogados, científicos, académicos y otros, discutieron la mejor forma de poner en práctica los tratados internacionales orientados a proteger la biodiversidad, las especies en peligro de extinción y los recursos forestales, al tiempo que se ayuda a los países en vías de desarrollo a cumplir con las metas climáticas y los objetivos de desarrollo sostenible.

Es muy importante mejorar la comunicación y la integración entre sectores que a menudo son vistos como responsables de la deforestación y la pérdida de la biodiversidad”.

Wardell, responsable en CIFOR del fortalecimiento de la capacidad de investigación y el establecimiento de asociaciones, considera que el cumplimiento de esas metas no requiere más leyes, sino un mejor desempeño institucional.

“Si centramos nuestra atención en los mandatos institucionales, la capacidad, los incentivos y los mecanismos de rendición de cuentas, en lugar de hacerlo en las reformas legales, podríamos progresar mucho más”.

Destacó el caso de Indonesia, país que a pesar de contar con 12 000 instrumentos legales de los gobiernos locales subsidiarios, perdió más de 100 000 hectáreas de bosque al año debido a la falta de concordancia de estos instrumentos con las leyes nacionales.

Es muy importante mejorar la comunicación y la integración entre sectores que a menudo son vistos como responsables de la deforestación y la pérdida de la biodiversidad, afirmó.

Esto es posible a través de plataformas que congreguen diversos actores, así como el desarrollo de capacidades de los científicos y las organizaciones locales, según el experto.

 Andrew Wardell: aspectos destacados de su presentación

 La gobernanza de paisajes

Se espera que el cambio ambiental inducido por la acción humana aumente debido al crecimiento de la población y el incremento de la demanda de recursos,  lo que ya ha dado lugar a cambios importantes, alimenticios y sociales, en muchas economías emergentes.

Algunos enfoques sectoriales orientados a hacer frente a los problemas referidos al manejo de la tierra y la gestión sostenible de los recursos, como los complejos desafíos para el alivio de la pobreza, la seguridad alimentaria, la seguridad energética, la conservación de la biodiversidad y el cambio climático, son insuficientes. Esto es en parte debido a una decreciente función reguladora del Estado, la creciente mercantilización de la naturaleza y la confianza renovada en instituciones como los AMUMA.

El enfoque de paisajes se ha sugerido como una alternativa que permite sopesar las ventajas y desventajas de diferentes intereses y equilibrar diferentes demandas de acceso y uso de los recursos para lograr un uso sostenible de la tierra y los recursos, así como establecer sistemas de gobernanza de paisaje más viables.

Retos para la gobernanza de paisajes

Gobernanza de la tierra

El interés en temas relacionados con la gobernanza de la tierra se ha centrado en cómo garantizar que los pequeños productos tengan acceso y uso de los derechos sobre la tierra y otros recursos

Recientemente, se ha prestado más atención a la adquisición de grandes extensiones de tierra para las inversiones en productos agrícolas, también conocida como “acaparamiento de tierras”. Desde el 2005, investigaciones de CIFOR han puesto de manifiesto que 22 millones de hectáreas de tierras fueron adquiridas para estos fines. Hay pruebas abrumadoras que sugieren que estas inversiones a gran escala han tenido un desempeño bastante pobre en cuanto a los beneficios ambientales y sociales que pudieran haber reportado.

Se puede incluso decir  –dado el conocimiento actual de las tensiones entre las leyes estatutarias y consuetudinarias en muchos países–  que se deberían ver menos leyes y más esfuerzos invertidos en tratar de mejorar el desempeño institucional

Al centrar nuestra atención en los mandatos institucionales, las capacidades, los incentivos y mecanismos de rendición de cuentas, podríamos avanzar, en lugar de centrarnos simplemente en reformas legales o criterios de rendimiento basados ​​en proyectos.

Capacidad

En base a lo anterior, vemos que la capacidad de los gobiernos locales/subnacionales para transformar los AMUMA en acciones prácticas es débil, tomando como ejemplo un análisis de 20 lineamientos ambientales y de conservación, que encontró que muchos de ellos no eran pertinentes o útiles para los gobiernos locales. Muchos eran más bien biológicos en sus aproximaciones, costosos en términos de recopilación de datos, no lo suficientemente claros en términos de acción, seguimiento o  intervención, y, a menudo, muy complejos.  Muy pocos de ellos incorporaron las limitaciones socio-económicas asociadas a la conservación de la biodiversidad.

Gran parte de la interfaz entre los acuerdos ambientales multilaterales y los gobiernos nacionales sigue centrada en el ámbito nacional y no alcanza a los gobiernos locales.

Transformando las cadenas mundiales de productos básicos

Sin duda, la reciente oleada de interés y compromisos para desarrollar cadenas mundiales de productos básicos de cero deforestación ha llamado la atención. Esto se hizo evidente durante la Cumbre del Clima en Nueva York, en 2014, que consiguió que más de 40 de las corporaciones de productos alimenticios más grandes del mundo, firmaran la Declaración de Nueva York sobre los Bosques. Esta tiene como objetivo alcanzar el reto de cero deforestación para el año 2030.

Pero ¿Qué significa cero deforestación? ¿Cómo se la mide si los agentes empresariales han cambiado sus prácticas y comportamientos actuales hacia la reducción de la deforestación en sus cadenas de suministro y cómo asegurarse de que hay un proceso de verificación independiente? Estas son algunas preguntas que brindan nuevas oportunidades de investigación para instituciones como CIFOR.

Colaboración

Una investigación reciente se ha centrado en las nueces de Karité provenientes de áreas protegidas en África occidental, un sistema de parques agroforestales de 4 000 kilómetros cuadrados, que brinda una fuente importante de ingresos para las mujeres.

Sin embargo, esto no sólo ha cambiado la estructura de género de la cadena de valor local y regional, que durante 250 años ha sido gestionada y controlada por mujeres, sino que además se están talando grandes áreas para satisfacer la creciente demanda de alimentos y carbón.

No obstante, hay razones para tener esperanzas con iniciativas nuevas, como la Global Shea Alliance.

Estas plataformas de diferentes actores​​, que reúnen a distintos agentes que operan en zonas reservadas, ofrecen la oportunidad de mirar más allá de los acuerdos multilaterales establecidos para mejorar las comunicaciones y negociaciones y resolver los intereses en conflicto en torno al uso de los recursos de la tierra.

Para obtener más información, póngase en contacto con Andrew Wardell en a.wardell@cgiar.org

La investigación de CIFOR sobre paisajes es apoyada en parte por el Programa de Investigación del CGIAR sobre Bosques, Árboles y Agroforestería

Foto de portada: Lago Situ Gunung, Sukabumi, Indonesia. Foto: Ricky Martin para el concurso de fotografías Thinklandscape 2014 del Global Landscapes Forum.