BOGOR, Indonesia. Un estudio global cuestiona las nociones convencionales de los roles de género en la gestión forestal, mostrando que hombres y mujeres recogen productos forestales, tanto para la subsistencia como para el mercado.
El estudio global es producto de la Red de Pobreza y Medio Ambiente (PEN), un esfuerzo de colaboración dirigido por el Centro de Investigación Forestal Internacional (CIFOR). El proyecto de investigación cuantitativa global comparativa de más envergadura realizado hasta la fecha sobre bosques y medios de vida rurales analiza datos obtenidos de unos 8 000 hogares en 24 países en desarrollo.
“Challenging perceptions about men, women and forest-product use: A global-comparative study” (“Cuestionando las percepciones sobre hombres, mujeres y el uso de productos forestales: un estudio global comparativo”) es uno de los cinco documentos iniciales que saldrán del estudio. Los otros abordan la generación de ingresos y los medios de vida rurales, los bosques como redes de seguridad, la tala de bosques y los medios de vida, así como la tenencia de la tierra y los ingresos forestales.
Los trabajos de investigación aparecen en un número especial de la revista World Development junto con un estudio de caso de PEN y seis estudios no producidos por PEN que van desde casos a nivel micro hasta análisis a nivel nacional.
Desmitificación
“Tradicionalmente, los investigadores han asumido que los hombres eran los que más contribuían a los ingresos del hogar, lo cual invisibilizaba cualquier contribución de las mujeres”, dijo Victoria Reyes-García, coautora e investigadora del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales-Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).
A partir de la década de 1970, dijo, los investigadores “descubrieron” las contribuciones de las mujeres a los ingresos familiares. Sin embargo, con ello comenzaron a ignorar el papel de los hombres.
“Contrariamente a la percepción general, los hombres realmente desempeñaban un rol importante en la subsistencia de los hogares que estábamos estudiando”, dijo Terry Sunderland, científico principal de CIFOR.
“El debate de género en relación con los roles relativos de hombres y mujeres se ha arraigado en la literatura. Por eso nos sorprendió que nuestros datos mostraran que los hombres en realidad recogían leña y agua, y aportaban más de lo que les correspondía en el hogar”.
“El debate inicial sobre la igualdad de género en los países occidentales era acerca de las mujeres”, dijo el coautor Arild Angelsen, profesor de economía de la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida, quien coordinó el estudio global.
“En otras palabras, los estudios de género eran equiparados con estudios de mujeres. Sin embargo, cada vez más, se trata también acerca de los hombres, y sus roles en el trabajo, la casa y en la sociedad. Esperemos que se de un cambio similar en la literatura del desarrollo”.
“Recuerdo que en una reunión de una comunidad en el oeste de Uganda los hombres se quejaban de lo estresante que era su vida en comparación con las mujeres”, dijo. “Ellos solían pescar en el lago Alberto, pero los expulsaron de allí. Luego se dedicaron a actividades forestales, incluyendo actividades de aserrío artesanal, pero les impidieron realizarlas. Empezaron a buscar trabajo no agrícola, pero no era fácil. Las regulaciones ambientales los afectaban más que a las mujeres. ¿Dónde están los estudios que analizan estas cuestiones?”
Visión matizada
El estudio global echa leña al debate de género, incorporando una nueva perspectiva de los roles de los hombres y de las mujeres, mostrando que su contribución global varía entre sociedades.
“Cuando nuestros resultados se presentaron por primera vez crearon cierto revuelo debido al tamaño del conjunto de datos y el mensaje que transmitían”, dijo Sunderland. “Es bueno ser parte de algo que está cuestionando la sabiduría convencional acerca de cómo interactúan hombres y mujeres con sus recursos naturales”.
Según el estudio, hombres y mujeres contribuyen casi por igual a los ingresos familiares obtenidos a partir de productos forestales no procesados, como madera, postes, frutas y setas. Sin embargo, esta conclusión general esconde diferencias regionales. En América Latina, por ejemplo, los hombres aportan al hogar alrededor de siete veces más ingresos por productos forestales no procesados que las mujeres. La tendencia opuesta se presenta en África, mientras que en partes de Asia los hombres y las mujeres contribuyen de manera más equitativa.
“Tenemos que ser cuidadosos con las generalizaciones”, dijo Sunderland. “En la literatura, a menudo se puede encontrar un documento titulado, ‘Las mujeres contribuyen más al hogar’. Nuestros datos muestran que esto es mucho más matizado y sutil, y envía un mensaje claro y convincente respaldado por evidencia importante”.
Variaciones regionales
En América Latina, los datos muestran que los hombres dedican parte considerable de su tiempo a la producción comercial de productos forestales no maderables, como la castaña. En África, las mujeres desempeñan un rol de subsistencia más importante, mientras que en el sudeste de Asia los hombres y las mujeres tienden a compartir más responsabilidades en la gestión forestal y la producción agrícola.
“La creencia común de que las mujeres son los principales recolectores de productos forestales parece sostenerse sólo en África”, dijo Sunderland.
Los estudios de casos anteriores no estaban errados, señaló, sólo que su enfoque era muy limitado. Los hallazgos en un sitio, por ejemplo, a menudo se extrapolaban para hacer una generalización amplia. “Con comparaciones en múltiples sitios, tenemos un enfoque más amplio que nos da más confianza en nuestros resultados”.
Amy Ickowitz, científica de CIFOR, sugirió que los estudios anteriores presentaban una imagen particular de los roles de género porque se centraban en África o el sur de Asia, donde abundan los estereotipos masculinos y femeninos tradicionales.
“Nuestros hallazgos refuerzan la noción de que las mujeres recogen leña y los hombres cazan en estas regiones”, dijo. “Pero el hecho de que nuestros datos provengan de diversas regiones es la razón de que podamos mostrar que estos no son patrones de género universales, sino sólo estereotipos”.
Para Reyes-García, las diferencias regionales en el estudio sugieren que la relación de los hombres y las mujeres con los recursos naturales está mediada culturalmente. “Para tener un panorama completo del grado de dependencia de cualquier sociedad rural respecto a los recursos naturales, no basta considerar el rol de los hombres o el de las mujeres. Necesitamos ambos”.
Mercados y género
Otra generalización común, dijo Sunderland, es que los hombres venden los productos de mayor valor, mientras que las mujeres —si es que logran llegar a un mercado— se centran en productos de subsistencia a pequeña escala. “De hecho, hay una variación regional increíble”, dijo.
“En África, donde los mercados tienden a orientarse más a la subsistencia, la participación de las mujeres tiende a ser dominante. En América Latina, que tiene mercados más especializados, los hombres dominan. En Asia, es una mezcla de ambos”.
En este sentido, el estudio refuerza investigación de CIFOR llevada a cabo mediados de la década de 2000 que examinó cómo los mercados impulsan estrategias de especialización. “Fue conveniente que un conjunto de datos definitivo de un proyecto anterior de CIFOR se pudiera incorporar tan bien en nuestro análisis”, dijo.
“Esto demuestra que los patrones generales parecen seguir variaciones regionales, sin importar el lente con que se mire”.
¿Se mantendrán estos patrones, o los mercados de África pasarán de la subsistencia a productos forestales más especializados? De ser así, ¿cambiarán también los patrones de género de uso de los bosques? ¿Y causarán también las diferencias culturales un impacto positivo en los roles de género?
“Es posible que veamos como los mercados son totalmente reemplazados por formas alternativas de ingresos, como las remesas”, dijo Sunderland.
“El papel de la demografía, en que los jóvenes migran a las ciudades en busca de educación y no regresan a trabajar en la granja familiar, también está cambiando los comportamientos”.
“No creo que el tipo de mercados especializados encontrados en América Latina se desarrolle en África, pero podría estar equivocado. Con el cambio climático y todas esas incertidumbres, cualquier cosa puede pasar”.
Para más información sobre las cuestiones planteadas en este artículo, contáctese con Terry Sunderland, t.sunderland@cgiar.org.
El apoyo financiero para el estudio global fue aportado por ESRC-DFID, DANIDA, USAID (BASIS-CRSP), IFS y CIFOR.
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