La deforestación en Brasil se ha disparado en los últimos años. Y su estado amazónico de Pará tiene el infame primer puesto.
Según los datos oficiales de deforestación de Brasil, Pará perdió 7,2 millones de hectáreas de cobertura forestal entre 2000 y 2019, o alrededor del 6 % de su bosque maduro. Ubicado en el norte, el segundo estado más grande del país después de Amazonas, tiene una alta tasa de pobreza y es vulnerable al acaparamiento de tierras, los conflictos socioambientales y la conversión de bosques.
Con la extensión de selva tropical más grande del mundo, Brasil ha sido un líder mundial en la lucha contra el cambio climático a través de su impresionante reducción de la deforestación amazónica entre 2004 y 2012. Pero, en los últimos años, los bosques de todo el país empezaron a desaparecer nuevamente. En 2020, la deforestación se elevó a un récord máximo de 12 años, atribuida al debilitamiento de la regulación ambiental del Gobierno federal y los llamados a un mayor desarrollo en la Amazonía, según voces ambientalistas.
Los investigadores han estudiado lo que ha funcionado y lo que no en Brasil y otros países ricos en bosques durante décadas, y lo que queda claro es que la acción contra la deforestación debe ocurrir en múltiples niveles, desde el global al nacional, al subnacional y al municipal.
La iniciativa global conocida como REDD+ (Reducción de emisiones causadas por deforestación y degradación de los bosques por sus siglas en inglés) destaca la importancia de los bosques en la lucha contra el cambio climático, con incentivos proporcionados a países como Brasil que han logrado reducir la deforestación con éxito.
Como parte de su Estudio Comparativo Global de REDD+, que lleva más de una década de trabajo, los científicos del Centro para la Investigación Forestal Internacional y el Centro Internacional de Investigación Agroforestal (CIFOR-ICRAF) han estado trabajando para abordar las causas de la deforestación en los niveles subnacionales, como los estados y distritos en Brasil.
Este llamado “enfoque jurisdiccional” de REDD+ reconoce que, para tener éxito, los esfuerzos internacionales como REDD+ deben abordar y superar los problemas locales de la tierra de manera integral, con todos los interesados, desde empresas privadas y pequeños agricultores hasta organizaciones no gubernamentales (ONG) y más; y esto requiere un alto nivel de participación del Gobierno.
Pará es un ejemplo de ello.
ASESORAMIENTO
Pará es uno de los estados más grandes de Brasil y tiene una historia complicada, con políticas de colonización lideradas por el Gobierno que comenzaron en la década de 1960 y que llevaron a la deforestación y a problemas sociales que persisten en la actualidad. También puede ser considerado como una especie de campo de pruebas para los esfuerzos jurisdiccionales que buscan proteger los bosques.
Los esfuerzos de Pará no son nuevos. En la última década, Pará desarrolló varias iniciativas importantes.
“El más importante es un programa llamado Municipios Verdes que compartió responsabilidades para reducir la deforestación y promover la regulación ambiental”, dijo Ana Carolina Crisostomo, investigadora en conservación y desarrollo que ha trabajado con CIFOR en Brasil. “Pudieron tener más ojos y manos en el terreno trabajando con los municipios porque el gobierno estatal era muy limitado en términos de recursos, capacidad técnica y trabajadores para controlar todos los territorios”.
A pesar de algunos logros importantes, en particular el apoyo a la descentralización ambiental, el programa no logró reducir significativamente la deforestación, según un documento reciente. Además de eso, el programa no logró entregar incentivos de conservación a los territorios porque carecía de una estrategia coordinada bajo el gobierno anterior, en parte debido a conflictos políticos, dijo Frederico Brandão, especialista en cadenas de valor y cambio climático de CIFOR-ICRAF, que trabaja en Pará. El programa también terminó dispersando esfuerzos sin una clara estrategia de priorización lo que redujo significativamente su efectividad.
“Hoy, el gobierno de Pará está tratando de hacer algo diferente”, dijo Brandão. Pará ha elaborado un plan llamado “Amazonas Ahora” que apunta a neutralizar sus emisiones de uso de la tierra para el 2035.
El plan incluye acciones coordinadas de comando y control, que hagan cumplir la ley contra los taladores ilegales. También incluye una promoción económica del uso sostenible de la tierra en áreas prioritarias, ofreciendo incentivos a quienes no deforestan a través de asistencia técnica o poniendo a disposición crédito, al tiempo que apoya la tenencia y la regulación ambiental y atrae nuevas inversiones.
El plan fue informado por una coalición que proporciona aportes técnicos y que incluye a The Nature Conservancy, CIFOR-ICRAF, el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM) y el Grupo de Trabajo de Gobernadores sobre Clima y Bosques (GCF-TF).
Con el conocimiento obtenido de un estudio sobre enfoques jurisdiccionales en los trópicos realizado por Earth Innovation Institute, CIFOR y GCF-TF, el trabajo de CIFOR en otros estados amazónicos como Mato Grosso y Acre, y la investigación a nivel de distrito en Indonesia, Brandão y otros previeron un plan teniendo en cuenta la implementación y la sostenibilidad.
“Intentamos desarrollar una narrativa para Pará que aborde las discusiones y los procesos globales, pero que al mismo tiempo sea algo que la gente puede entender en la práctica, y reconocerlo y apropiarse de ello”, dijo Brandão.
“La clave es armonizar los debates globales sobre el cambio climático y las corrientes financieras internacionales con un plan que pueda proporcionar lo que los gobiernos quieren, como desarrollo económico y desarrollo social. Cuando los gobiernos cambian, tienes más dificultades para sostener un programa si las personas no se apropiaron de él, pero si creas algo que tiene sentido para las personas, entonces la probabilidad de sobrevivir a los cambios en el futuro es mayor”, agregó Brandão.
NUEVAS FRONTERAS
La importancia de la participación y la capacidad del gobierno está en el centro del enfoque jurisdiccional para la protección de los bosques. Esta recomendación se extrajo, entre otras, de un documento reciente de CIFOR-ICRAF en la revista científica Frontiers escrito por Brandão y otros. El documento evaluó las diferentes iniciativas municipales en Paragominas de Pará y São Félix do Xingu, que alguna vez fueron dos de los principales municipios con más deforestación del país.
Ambos lugares reflejan las tendencias generales de deforestación de Brasil, pero las trayectorias difieren, en parte en función de cuándo se convirtieron en fronteras agrícolas. La pérdida de bosques en Paragominas comenzó en la década de 1960 vinculada a la construcción de una carretera principal, y para el 2005, el 42 % de su área estaba deforestada. São Félix do Xingu es una frontera más nueva, con solo el 16 % de su área deforestada en 2005.
Ahora, Paragominas ha sido promocionada como una historia de éxito, con una alianza de gobierno, ONG, ganaderos y productores de soya que ayudaron a sacar a la ciudad de la lista de los mayores lugares con deforestación al mapear y monitorear las tierras rurales y promover alternativas económicas compatibles con una baja deforestación. São Félix do Xingu, por otro lado, continúa teniendo una de las tasas de deforestación más altas en la Amazonía brasileña porque los esfuerzos fueron liderados en gran parte por actores externos y las metas eran difíciles de operativizar en un territorio complejo.
Los autores del artículo encontraron que Paragominas tenía un liderazgo sólido y consistente en su gobierno municipal; mientras que el de São Félix do Xingu era más intermitente. Esto explica en parte los resultados divergentes.
MONITOREO
Reconociendo la diversidad de sitios en términos de uso de la tierra, factores de deforestación y cadenas de suministro, entre otros, el documento también sugiere que las estrategias deben adaptarse a contextos específicos. Un componente específico para atraer inversiones es el desarrollo de sistemas de monitoreo participativo que se centren en lo que está progresando y lo que no, y cómo los locales perciben el progreso, sería una mejor opción.
Ingrese a la Herramienta de calificación de paisajes sostenibles desarrollada por the Climate, Community and Biodiversity Alliance. La herramienta rastrea cómo varias jurisdicciones están progresando hacia el desarrollo de bajas emisiones. Lo hace observando diferentes elementos que afectan un paisaje, desde el cumplimiento de leyes y regulaciones hasta la inclusión de los pueblos indígenas en la toma de decisiones.
Crisostomo es parte de un equipo que aplicó la herramienta en los nueve estados amazónicos de Brasil como parte del estudio EII-CIFOR-GCF-TF mencionado anteriormente. La información recopilada para la herramienta permitirá comprender bien lo que está sucediendo, si se están aplicando las regulaciones y si hay dificultades para aplicarlas y por qué. La herramienta también revela el nivel de participación social, de, por ejemplo, mujeres o comunidades indígenas.
“Sabemos que necesitamos tener más participación. La herramienta nos permite ver que hay algo de espacio pero que estamos lejos de estar ahí”, dijo Crisostomo.
Esa comprensión de lo que está sucediendo en estados amazónicos como Pará junta las perspectivas del gobierno, la sociedad civil y otras en un todo, apuntando a impactos a mayor escala de mitigación del cambio climático global. Con una historia de éxitos y fracasos en cuanto a la deforestación de Pará, es posible que el estado ya haya puesto a prueba e intentado todo lo que necesita y no necesita hacer.
“Pará tuvo la experiencia de fortalecer la capacidad en los municipios para ver los problemas de una manera más completa y comprender la complejidad de los problemas. Creo que esto marcó una diferencia importante para el estado con su nuevo plan de tener metas para 2035”, dijo Cristostomo.
“Ahora tienen las condiciones propicias porque antes tuvieron esta oportunidad”, dijo la investigadora, “pero será un gran desafío”, admite.
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