Científicos de CIFOR e ICRAF se unen a la declaración de la ‘emergencia climática’
Más de 11 mil científicos de todo el mundo han suscrito un estudio publicado en la revista BioScience el pasado martes 5 de noviembre, para advertir que el planeta está enfrentando indiscutiblemente una emergencia climática y exhortar a la acción colectiva ante el peligro para el planeta.
El documento llamado “Alerta de los Científicos del Mundo ante la Emergencia Climática”, fue firmado por investigadores de más de 150 países en un acto de solidaridad y a 40 años desde que otro grupo de científicos de 50 países expresara preocupaciones similares en la Conferencia Mundial sobre el Clima de Génova.
“Se necesita aumentar enormemente la dimensión de los esfuerzos para conservar nuestra biósfera y evitar sufrimientos indescriptibles a causa de la crisis climática”, señala la declaración del grupo de investigadores liderados por Dr. William Ripple, catedrático de la Universidad Estatal de Oregón.
Las recomendaciones destacan el papel crucial que los bosques y otros ecosistemas terrestres y acuáticos desempeñan en la captura de carbono, así como la necesidad urgente de proteger y restaurar los paisajes degradados del mundo. Las prioridades que señalan los científicos incluyen proteger los bosques primarios e intactos que quedan, aumentar las iniciativas de reforestación y aumento de la cobertura forestal donde sea viable y reducir la pérdida de los hábitats y la biodiversidad.
Los firmantes, entre los que se encuentran científicos del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) y el Centro Internacional de Investigación Agroforestal (ICRAF) , señalan que las tasas de deforestación se han incrementado dramáticamente desde 1979. Los datos muestran que la pérdida de la cubierta forestal ha crecido de 13 millones de hectáreas por año a finales del siglo pasado a cerca de 28 millones de hectáreas anuales en la actualidad.
“Lo que realmente preocupa a quienes trabajamos en destacar el papel de los bosques frente al cambio climático, es que la pérdida de la cobertura forestal mundial está creciendo”, explicó Christopher Martius, director de la sede de CIFOR en Bonn, Alemania, quien también firmó la declaración.
“Todos sabemos que solucionar un problema es mucho más costoso que evitarlo en primera instancia, así que realmente hay una necesidad muy urgente de actuar”, dijo Martius, cuya investigación reciente se ha centrado en cambio climático, energía y desarrollo con bajas emisiones de carbono.
Durante las últimas cuatro décadas se han presentado muchos esfuerzos globales para mitigar el cambio climático (como la Cumbre de Río en 1992, el Protocolo de Kioto en 1997 y el Acuerdo de París en 2015), pero, como apunta la declaración “en general -con muy pocas excepciones- hemos mantenido las cosas “como siempre” y fracasado ampliamente en abordar esta difícil tarea”.
Lo que realmente preocupa a quienes trabajamos en destacar el papel de los bosques frente al cambio climático, es que la pérdida de la cobertura forestal mundial está creciendo”
Existe una desconexión entre las consecuencias de la emergencia climática y los consumidores con poder adquisitivo para librarse de estas consecuencias, refirió Elisabeth Simelton, suscriptora de la declaración y científica climática de ICRAF.
“Los científicos han llegado al mismo nivel de desesperación sobre los impactos del cambio climático que los científicos que anticiparon los peligros potenciales de la bomba atómica”, explicó Simelton. “Ahora, no solo el cambio climático amenaza este planeta como espacio habitable para los humanos, sino que también estamos agotando los recursos naturales como si fueran a estar disponibles nuevamente en el supermercado mañana”.
Roeland Kindt, ecologista principal de ICRAF, sugirió que esta desconexión puede ser superada si se logra que la conservación forestal sea nuevamente relevante para las partes interesadas que dependen de los paisajes forestales para sus medios de vida.
Instrumentos como el Atlas del Cambio Climático 2017 de ICRAF buscan ayudar a identificar las especies en dificultades y las que prosperan en el actual escenario, y brindan información para el diseño de prácticas agroforestales que aborden los impactos potenciales del cambio climático.
“Plantar árboles en las parcelas agrícolas es una fórmula para mantener productos forestales y servicios medioambientales útiles, incluyendo la mitigación de los efectos del cambio climático”, afirmó Kindt. “En ICRAF, estamos trabajando en planificar la adaptación a los efectos anticipados del cambio climático, lo que incluye herramientas como los atlas del cambio climático”.
A pesar de la alarmante tendencia de pérdida de cobertura forestal (y efectos como la abundancia de emisiones de gases de efecto invernadero, la aceleración del calentamiento global, la disminución de las reservas de hielo, la acidificación y el incremento de la temperatura de los océanos, el aumento del nivel de los mares y el aumento de la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos), la declaración también reconoce los cambios positivos para la mitigación y adaptación al cambio climático.
Los científicos han llegado al mismo nivel de desesperación sobre los impactos del cambio climático que los científicos que anticiparon los peligros potenciales de la bomba atómica”
Entre estos se encuentran las declaraciones de emergencia climática de las entidades gubernamentales, las huelgas escolares para elevar la conciencia sobre el cambio climático, las demandas medioambientales litigadadas en cortes, así como las empresas y gobiernos que responden a las exigencias de la sociedad civil sobre mercados y políticas que tomen en cuenta la emergencia por la que atraviesa el planeta.
“La crisis climática es real y una tarea urgente. Se necesitan acciones”, enfatizó Madelon Lohbeck, científico de restauración de tierras de ICRAF. “La urgencia del problema demanda que hablemos a una sola voz y esta declaración es una oportunidad para hacerlo. Esperemos que ayude a los gobiernos y empresas a reaccionar, para que así se implementen acciones concretas”.
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