El Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) acogió con satisfacción la ratificación y entrada en vigor del Acuerdo de París. Consideramos que se trata de un paso importante hacia una eficaz acción climática global. También acogemos con satisfacción los recientes avances en los pagos basados en resultados de REDD+ del Fondo Verde para el Clima (GCF, por sus siglas en inglés).

El sector de la tierra será clave para lograr el objetivo acordado en París de mantenernos bastante por debajo de los 2 o 1,5 grados centígrados, y esto se refleja claramente en el objetivo a largo plazo de lograr emisiones cero netas, en el artículo 5 y en el preámbulo del Acuerdo. Sin embargo, creemos que este papel no se limita al de los bosques o la agricultura considerados de manera aislada, sino que afecta a todo el paisaje.

Serán las acciones que lleven a cabo los pequeños agricultores, las comunidades locales, las pequeñas y medianas empresas y otros actores estatales y no estatales, las que impulsarán los resultados para el clima. La mitigación y adaptación al cambio climático serán inevitablemente un cobeneficio de las acciones que se realicen a lo largo y ancho de los paisajes.

Exhortamos a los líderes mundiales a que hagan hincapié en soluciones integradas que aprovechen los servicios ambientales derivados de paisajes intactos, productivos y adaptativos, y que se alejen de la retórica habitual de la conversión de los bosques (o ecosistemas) para el desarrollo. Para la integración armoniosa de estos objetivos en un mundo complejo se requieren enfoques basados en la ciencia y que sean social, cultural y ambientalmente responsables. Que además consideren las necesidades de todos los grupos de interés mediante una participación abierta, justa y equitativa, y que se basen en el reconocimiento de los derechos.

Nuestra experiencia en el estudio de REDD+ durante 6 años demuestra que no hay soluciones climáticas duraderas que involucren bosques tropicales si no se mantienen o mejoran los medios de vida de las personas en esos bosques: la sostenibilidad ambiental global requiere sostenibilidad económica local. Y aunque las acciones a nivel internacional son importantes, la acción climática internacional solo satisface las necesidades de las comunidades forestales dependientes de los bosques en el mundo cuando es implementada sobre el terreno.

En cuanto a las últimas negociaciones en Marrakech en noviembre pasado, nos preocupa que la comunidad climática internacional no haya podido llegar a un acuerdo sobre las próximas medidas concretas relacionadas con el tema de la agenda agrícola. Para avanzar, para implementar el Acuerdo de París y lograr el tan necesario cambio transformacional, es esencial un enfoque que aborde la agricultura como un importante impulsor de la deforestación, al tiempo que establece medidas a nivel internacional para garantizar la seguridad alimentaria y proteger los derechos.

Acogemos con beneplácito la hoja de ruta que se acordó en Marrakech como un paso importante hacia el desarrollo de un libro de normas que garantice la implementación del Acuerdo de París. Esperamos que este importante trabajo se complete para el año 2018, en particular en temas relacionados con la contabilidad de las contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN), las comunicaciones sobre adaptación, la transparencia y el cumplimiento. Esperamos que este trabajo aliente a las partes a poner en marcha los tan necesarios pasos para alcanzar sus compromisos. En este trabajo, los líderes mundiales deben dar importancia al uso de la ciencia y la evidencia como un elemento clave para evaluar y monitorear el desempeño de las CDN en la política y la práctica, a través de múltiples sectores y niveles de gobierno.

Finalmente, alentamos a los países a revisar sus CDN para hacerlas más ambiciosas y que aborden la puesta en práctica de los objetivos climáticos acordados, todo ello en el marco de objetivos de paisajes multifuncionales, planes estratégicos claros y hojas de ruta viables, con una designación inequívoca de responsabilidades y la participación efectiva de todos los sectores y niveles de gobierno. Para ellos, se necesita colaborar con actores no estatales (desde los sectores empresariales hasta la sociedad civil), alcanzando acuerdos para mejorar la transparencia y procurando evitar impactos sociales y ambientales negativos, especialmente para los pequeños agricultores y las comunidades rurales e indígenas.