BOGOR, Indonesia — Son los bosques olvidados. Los bosques talados o “perturbados” se están expandiendo rápidamente a lo largo del trópico, aunque no han recibido ni de lejos tanta atención como los llamados bosques primarios (maduros). Hasta ahora.
Una nueva red global de instituciones —el Observatorio Tropical de Bosques Gestionados (TMFO)— está estudiando por primera vez los bosques gestionados a escala regional y mundial, comparando la manera en que los bosques de la Amazonia, la cuenca del Congo y del Sudeste Asiático se recuperan tras la tala selectiva.
El tiempo es nuestro enemigo. Los bosques tropicales están desapareciendo muy rápidamente, por lo que nuestro desafío es decir que esos bosques se pueden utilizar, pero utilizar de una manera más sostenible de lo que actualmente está ocurriendo
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La idea del bosque pluvial tropical prístino y no perturbado capta la imaginación de la gente, y también las prioridades de los investigadores y donantes, dice Plinio Sist, científico del Centro de Investigación Agrícola Internacional para el Desarrollo (CIRAD), que coordina la red, y en la que también participa el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR).
Pero es igualmente importante entender la dinámica de las vastas extensiones de bosques —400 millones de hectáreas en todo el mundo— que se gestionan para la producción de madera, escribieron Sist y colegas en un nuevo documento que establece los objetivos del TMFO.
“Hay una gran brecha en nuestro conocimiento en términos de bosques intervenidos en los trópicos, y creemos que hay una gran cantidad de datos que no están siendo utilizados todavía, y que es hora de dar valor a esos datos”, dijo.
Como explica otro nuevo estudio de investigadores de CIFOR, los bosques talados o “de producción” tienen valores que a menudo se pasan por alto, lo que los hace vulnerables a una mayor degradación, por ejemplo, más desmonte o incendios. Los bosques tropicales talados, escriben los autores, son diversos y prestan una gama de servicios ecosistémicos importantes, lo cual aumenta la urgencia de centrarse en estrategias para conservarlos.
MAPEO DE RECUPERACIÓN DE BOSQUES
El proyecto se inició hace dos años y hace uso de datos recogidos durante décadas por 20 instituciones de investigación en cerca de 500 parcelas permanentes en nueve países.
Los investigadores están utilizando este enorme conjunto de datos para comprender la rapidez con que los bosques en diferentes regiones recuperan biomasa, volumen de madera y biodiversidad después de ser talados.
El objetivo es proporcionar información útil para los gestores forestales y responsables políticos sobre qué compromisos pueden hacer al equilibrar la tala con la conservación y otros valores.
“Lo que queremos responder es, de acuerdo a la composición del bosque en la Amazonia, o en Borneo, si se cosecha, digamos, 10 árboles por hectárea, entonces la recuperación de la biomasa llevará X cantidad de tiempo, la recuperación de la madera llevará Y, y la biodiversidad llevará Z en 30, 40 o 50 años”, dijo Sist.
“Así al menos los políticos no podrán decir, ‘No sabíamos’”.
TALA PARA LA CONSERVACIÓN
Es una estrategia que refleja la realidad que enfrentan los bosques en los países tropicales. La mitad de ellos ya han sido desmontados o talados, y la mitad de los bosques tropicales primarios en pie han sido destinados a la producción de madera.
Y aunque a algunos les gustaría proteger todos los bosques tropicales que quedan, Sist reconoce que es sumamente improbable que eso suceda.
“Siendo realistas, el área cubierta por las áreas protegidas en todo el mundo no llegará a más de 10 [%], máximo 20% de la cobertura vegetal”, dijo Sist.
“Así que tenemos que considerar que los bosques tropicales, como la mayoría de los bosques templados, tendrán que ser gestionados adecuadamente para que tengan un impacto en la conservación de la biodiversidad”.
Lo que la buena gestión sostenible de los bosques puede hacer, dice, es mantener los bosques naturales en pie, al tiempo que se producen algunos bienes económicos —por ejemplo, madera— y servicios ambientales como almacenamiento de agua y carbono.
“El hecho de que sean muy ricos en especies y muy complejos de entender no significa que no haya manera de gestionarlos adecuadamente”, dijo.
“Esto significa, por supuesto, que no vamos a volver a la condición prístina, pero por lo menos conservaremos una gran cantidad de especies; y no serán aplastados para dar paso a la palma aceitera”, dijo.
Hasta ahora, los responsables políticos no siempre han reconocido la importancia de estos bosques, dice Sist.
Por ejemplo, en Indonesia, la moratoria recientemente ampliada sobre nuevas concesiones de explotación forestal incluyó solo los bosques primarios; sin embargo, muchos bosques allí están siendo sobreexplotados, dice Sist. Una vez que un bosque se ha agotado ya no será rentable, y es probable que sea convertido para cultivar palma aceitera.
“Creo que es un camino muy peligroso, y espero que los bosques intervenidos reciban más atención no solo porque proporcionan madera sino también servicios ambientales”.
“Si los científicos también tienen en cuenta a los bosques intervenidos, entonces mostraremos a los tomadores de decisiones que son ecosistemas importantes”.
PRÁCTICAS PARTICIPATIVAS
Esto es lo que el TMFO busca hacer: reunir y generar conocimiento global acerca de estos ecosistemas.
“Esta red ha logrado gran dinamismo en muy poco tiempo”, dijo Sist. “Solo tenemos dos años y los resultados han sido bastante impresionantes: ya hemos publicados dos documentos, y un tercero está en preparación”.
Una parte clave de su éxito hasta el momento, dijo Sist, es el carácter participativo del proyecto. Cada institución mantiene el control sobre sus propios datos en bruto, y presenta una síntesis de estos datos al TMFO, que la utiliza para crear un meta-análisis.
“Esta ha sido una estrategia muy útil, pues los investigadores se sienten mucho más seguros de colaborar al no haber intercambio de datos en bruto”.
Esto es importante para las instituciones de los países tropicales, muchas de las cuales carecen de recursos adecuados y podrían no ver con buenos ojos proporcionar sus datos a una organización de países desarrollados que tiene mayor capacidad de publicar.
“Consideramos que los que están manejando esas parcelas son los que conocen mejor sus datos. Y significa que también ayudamos con creación de capacidad en cada institución”, dijo Sist.
El siguiente paso, añade, es reforzar y homogeneizar los datos, lo cual requerirá hacer viajes sobre el terreno para realizar mediciones complementarias.
Y los científicos tienen gran interés en ampliar el grupo para incluir más instituciones, dice.
“La gente está entusiasmándose cada vez más con el potencial de esta red”.
Para más información sobre este artículo, sírvase contactar a Plinio Sist, plinio.sist@cirad.fr o Robert Nasi, r.nasi@cgiar.org.
El Observatorio Tropical de Bosques Gestionadoses coordinado por el CIRAD y apoyado por el programa Sentinel Landscapes del Programa de Investigación de CGIAR sobre Bosques, Árboles y Agroforestería.
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