El proyecto seleccionó estudios de caso relacionados con el uso sostenible de la tierra y abarcó un amplio espectro, desde un FM para remediar la contaminación en un río de Indonesia, hasta un proceso en Perú para la protección de un área forestal para pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial.
Las conclusiones variaron de un caso a otro, pero abrieron la posibilidad de comprender las coincidencias y los matices de los procesos de foros multiactor.
Un hallazgo clave a través de los casos de estudio mostró que estos procesos no ocurren en un vacío sino que son fuertemente afectados por sus contextos específicos. Los foros multiactor establecidos para diseñar planes de zonificación ecológica y económica (ZEE) en los estados de Acre y Mato Grosso en Brasil ofrecen lecciones importantes.
Acre es famoso en Brasil y en todo el mundo por su compromiso con la protección del medioambiente y el involucramiento de los movimientos de base. Los participantes en el FM representaban diversos sectores que habían alineado sus prioridades de desarrollo, pues la mayoría formaba parte de una alianza ambientalista surgida de la historia particular de dependencia de los bosques y los movimientos sociales de dicho estado. Como era de esperar, el 85 % de los participantes describió el proceso del diseño del plan en el FM como equitativo.
Jazmín Gonzales Tovar, quien estudió ambos procesos, dijo que el producto final en Acre fue llamado “el mapa soñado”.
En cambio, el foro multiactor de Mato Grosso también tenía presencia de diversos sectores, pero las comunidades indígenas y locales estaban subrepresentadas. La composición de este FM y el mapa resultante reflejan la importancia del sector agroindustrial para la política y prioridades de desarrollo en dicho estado. Gonzales Tovar señaló que el resultado de este FM fue descrito como un “mapa del terror” por algunos de sus entrevistados.
Un segundo caso, la Reserva Comunal Amarakaeri ubicada en el sudeste de la Amazonía peruana, planteó la posibilidad que hayan situaciones en las que los foros multiactor podrían ser innecesarios. La Reserva es parte del territorio ancestral de los pueblos indígenas Harakbut, Matsigenka y Yine, y es administrada por el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP). La relación entre las comunidades indígenas y el SERNANP fue difícil durante muchos años, pues anteriormente el SERNANP había redefinido los límites de la Reserva para permitir la exploración de hidrocarburos.
Hay ciertas cosas que no deben ser negociables. Los derechos de los pueblos indígenas a sus tierras no deben estar sujetos a una negociación multiactor".
La relación cambió a principios de esta década cuando el SERNANP pasó a un modelo de cogestión de la Reserva con una organización indígena (ECA-Amarakaeri). Este acuerdo ha recibido elogios a nivel mundial por su modelo de gestión intercultural. El SERNANP y ECA-Amarakaeri cuentan con el apoyo de un Comité de Gestión multiactor. Este FM está compuesto por organizaciones indígenas, representantes de las comunidades indígenas, ONG y actores gubernamentales de diferentes niveles.
Sin embargo, Diego Palacios, quien desarrolló la investigación en Madre de Dios, señaló que aunque la cogestión de la Reserva es ejemplar, los actores no consideran muy eficaz el FM, ya que no tiene ningún poder real de toma de decisiones. La mayoría de ellos prefirieron negociar directamente con los socios de cogestión en lugar de plantear sus problemas durante las sesiones del FM.
Además, este foro multiactor excluye a las comunidades no indígenas que habitan y extraen oro en la zona debido a sus prácticas no sostenibles de uso de la tierra, a pesar que su participación sería importante para garantizar la sostenibilidad de cualquier acuerdo de conservación que se logre en el FM.
Al comentar sobre este caso, Sarmiento Barletti señaló que existe un gran interés y esfuerzo para aque los foros multiactor funcionen, pero que el Comité de Gestión de la Reserva demuestra que podría haber contextos en los que son innecesarios.
“A veces, los FM se están aplicando a casos en los que es poco probable que tengan éxito simplemente porque no son necesarios”. La cogestión del área por parte del SERNANP y ECA-Amarakaeri ha demostrado ser eficaz por sí sola, por ejemplo.
Larson destacó que un punto crítico que hay que entender es la distinción entre actores y titulares de derechos: “Hay ciertas cosas que no deben ser negociables. Los derechos de los pueblos indígenas a sus tierras no deben estar sujetos a una negociación multiactor. Eso no se debe negociar. Si se los está incluyendo, no puede ser para quitarles derechos”, dijo.
El proyecto también entrevistó a representantes de grupos que decidieron no participar o no fueron invitados, con el fin de comprender la lógica detrás de estas decisiones. Según Larson, la idea era contar con una especie de grupo de control para entender por qué algunos actores no participaron.
Salvar una gran área de bosques puede lucir bien, pero cada decisión sobre esos bosques también afecta a las personas que viven en ellos”.
“La idea fue que si vas a estudiar la participación en un foro multiactor, ¿cómo sabes qué está sucediendo en sus márgenes? Esto nos llevó a consultar a grupos que se encontraban fuera del proceso”, dijo Larson.
En los casos de estudio, algunos grupos no participaron porque consideraron que sería una pérdida de tiempo, mientras que otros simplemente no entendieron lo que implicaba el proceso del FM. Otros grupos optaron por no participar por temor a perder derechos.
Larson indicó que algunas personas no quisieron participar porque temían que fueran a utilizarlas para justificar decisiones con las que no estaban de acuerdo. En otros casos, las personas temían que si eran demasiado transparentes con su información, mapas y documentos legales, otros podrían utilizarlos para impulsar sus propios intereses.
Para Sarmiento Barletti, este es un elemento clave.
Señaló que los FM son vistos como el camino a seguir para abordar el cambio climático, y que quienes los promueven dicen que es la mejor manera de incluir a más personas en la toma de decisiones. “Me preocupan las repercusiones, porque hay personas que podrían perder tierras y personas que se nieguen a participar porque sienten que serán devorados por un proceso que no los representa”, dijo.
Para Larson, esto nos devuelve al tema de la efectividad. “Salvar una gran área de bosques puede lucir bien, pero cada decisión sobre esos bosques también afecta a las personas que viven en ellos”, dijo.
El desafío que ha emprendido el proyecto, que se desarrollará en una serie de publicaciones, es aplicar las lecciones de los casos de estudio para establecer una forma de diseñar foros multiactor más efectivos y equitativos.
Para obtener más información sobre este tema, puede ponerse en contacto con Juan Pablo Sarmiento Barletti en j.sarmiento@cgiar.org o con Anne Larson en a.larson@cgiar.org
Esta investigación, forma parte del Estudio Global Comparativo de CIFOR sobre REDD+.
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