La política estadounidense sobre biocombustibles excluye al aceite de palma de Indonesia y Malasia en medio de protestas de la industria

BALI, Indonesia (1 de marzo de 2012)_Los expertos de la industria del aceite de palma en Indonesia y Malasia – dos de los mayores productores a nivel mundial– han criticado un análisis reciente de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) que asegura que el biodiesel producido con aceite de palma no califica como combustible renovable bajo el programa de la Norma de Combustibles Renovables (RFS por sus siglas en inglés).
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Plántulas de palma aceitera, Indonesia. Foto por Yayan Indriatmoko/CIFOR

BALI, Indonesia (1 de marzo de 2012)_Los expertos de la industria del aceite de palma en Indonesia y Malasia – dos de los mayores productores a nivel mundial– han criticado un análisis reciente de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) que asegura que el biodiesel producido con aceite de palma no califica como combustible renovable bajo el programa de la Norma de Combustibles Renovables (RFS por sus siglas en inglés).

El Aviso de Disponibilidad de Datos de la EPA (NODA, por sus siglas en inglés) concluye que el biodiesel y el diesel renovable producidos a partir del aceite de palma no cumplen con el umbral mínimo de 20 por ciento durante su ciclo de vida de reducción de gases de efecto invernadero (GEI) necesario para calificar bajo el esquema como combustible renovable.

Sin embargo, la política no prohíbe las importaciones de aceite de palma crudo a los Estados Unidos, aseguró Dennis Voboril de la Oficina del Consejero de Asuntos Agrícolas en la Embajada de Estados Unidos en Jakarta.

Para calcular el ciclo de vida de las emisiones de GEI, la EPA utilizó modelos que tomaron en cuenta informaciones sobre energía y emisiones para producción de combustible y materias primas, distribución y uso, así como modelos económicos que predicen cambios en el mercado agrícola.

En su presentación en la Conferencia Internacional sobre Palma Aceitera y el Medio Ambiente (ICOPE, por sus siglas en inglés) en Bali la semana pasada, Rosediana Suharto de la Comisión de Aceite de Palma de Indonesia y Tan Yew Al del Concejo de Aceite de Palma de Malasia, cuestionaron la cifra de EPA según la cual el ahorro de emisiones de gases de efecto invernadero relacionado con el aceite de palma producido en Indonesia y Malasia sea solamente 17 por ciento.

“El modelo de estudio empleado no es correcto. No coincide con el usado por la Unión Europea y crea incertidumbre,” dijo Suharto.

Su principal crítica se refirió a que los datos usados para el análisis no estaban actualizados y proyectaban altas tasas de deforestación en Malasia e Indonesia – punto que Yew Al rechazó enfáticamente.

“En la cumbre de Río de 1992, Malasia se comprometió a preservar 50 por ciento de su cobertura forestal. Después de 20 años todavía tenemos 55 por ciento de nuestros bosques, lo que significa que la expansión de la palma aceitera no se ha logrado destruyendo bosques” dijo.

“El aumento en la producción de aceite de palma no viene acompañada necesariamente con el uso de más terreno.”

Suharto dijo que Indonesia debe protestar enfáticamente contra NODA antes de que se convierta en ley.

“Como uno de los principales productores de aceite de palma, Indonesia está preocupada por esta política ya que el mercado potencial de biocombustibles para Estados Unidos es enorme”, dijo.

Si bien para Indonesia, Estados Unidos no es un mercado importante para la exportación de aceite de palma crudo – las exportaciones actualmente llegan a aproximadamente 62 mil toneladas – es un mercado lucrativo, con una demanda proyectada en Estados Unidos de biocombustibles de varios tipos de aceite vegetal que se estima puede alcanzar los 400 billones de galones para el 2022.

Indonesia y Malasia son los mayores productores de palma aceitera, estos países cubren 90 por ciento de la demanda mundial de aceite de palma. En ambos se reciben enormes beneficios económicos debido a la palma aceitera, con siete millones de hectáreas de plantaciones en Indonesia que producen 16 millones de toneladas de aceite de palma al año. Las empresas de palma aceitera están trayendo grandes ganancias, recibieron 910 dólares por tonelada en 2010, y se dice que la industria emplea a seis millones de personas a nivel mundial.

Sin embargo, la deforestación rampante y la conversión de humedales ricos en carbono en plantaciones de palma aceitera que representan el 80 por ciento de todas las emisiones de carbono en Indonesia, han aumentado la alarma sobre los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Un estudio reciente del Centro para la Investigación Forestal Internacional cuantificó los efectos atmosféricos de los cambios de uso de la tierra con respecto a la producción de biocombustibles y encontró que tomaría cientos de años revertir las emisiones de carbono generadas a partir de la conversión de la tierra para producir aceite de palma.

Para los productores de aceite de palma comercial, obtener la certificación de la Mesa Redonda Internacional sobre Aceite de Palma Sostenible (RSPO, por sus siglas en inglés) es de extrema importancia. La certificación RSPO es crucial para cumplir las rigurosas regulaciones de sostenibilidad de aceite de palma que se vende a grandes mercados como la Unión Europea.

Fiel a su promesa de asegurar que por lo menos 10 por ciento del combustible usado en el sector de transportes provenga de fuentes renovables (incluyendo biocombustibles) para el 2020, la Comisión Europea recientemente introdujo esquemas de certificación voluntaria para verificar la adecuación a los requerimientos de sostenibilidad de la política de energía renovable de la UE. Sin embargo, esto puede tener impactos perjudiciales en los medios de subsistencia rurales en países productores como Indonesia y Malasia de acuerdo con un estudio reciente de CIFOR.

La EPA ha ampliado el plazo para comentarios públicos sobre su política hasta el 28 de marzo, para dar más tiempo a los productores de aceite de palma y otras partes interesadas de la industria para que entreguen sus sugerencias.

Hugo Yon, Cónsul Adjunto para asuntos económicos enla Embajadade Estados Unidos en Indonesia, dijo que la política sería finalizada después de completarse el período de consulta pública, pero no pudo confirmar cuando se promulgaría.

Instó a la industria de aceite de palma en Indonesia así como a otras partes interesadas a presentar sus comentarios ante la EPA. 

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