Columna del Director General

Árboles: ¿Plantar o no plantar?

Plantar árboles para combatir el cambio climático no es una solución tan simple
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Axel Fassio/CIFOR

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Árboles, gloriosos árboles… Plantemos un millón, mil millones, un billón o más.

Plantar árboles se está convirtiendo en un verdadero movimiento global en medio de los esfuerzos por restaurar el equilibrio de los ecosistemas y salvar al planeta de los estragos del cambio climático.

Y eso es lo que queremos todos, pero el concepto simplificado de “si necesitas compensar tus emisiones, planta un árbol” tiene que cambiar.

Por supuesto, en el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR), World Agroforestry (ICRAF) y otras organizaciones y entidades de conservación que trabajamos en esto, celebramos la vegetación y la proliferación en particular, de árboles y bosques, así como los vibrantes paisajes, medios de vida y biodiversidad que sustentan.

Algunos detractores dicen que plantar árboles es una pérdida de tiempo porque distrae la atención de la reducción de las emisiones de combustibles fósiles y, además, puede traer como consecuencia efectos no deseados para la biodiversidad e incluso para los esfuerzos de mitigación del cambio climático.

Permítannos discrepar.

Las ideas publicadas en dos artículos recientes de la revista Nature Sustainability han suscitado un debate en algunos medios sobre el valor de plantar árboles como parte de los esfuerzos para combatir el cambio climático. El mensaje clave que se extrae de esta controversia es que plantar árboles no es una solución climática simple.

El concepto simplificado de “si necesitas compensar tus emisiones, planta un árbol” tiene que cambiar"

Robert Nasi y Jean-François Bastin

Sin embargo, este es un hecho que los miembros de la comunidad forestal conocemos desde hace mucho tiempo.

Uno de los artículos de investigación dice que un programa intensivo de plantación de árboles en Chile, subsidiado con fondos del Gobierno entre 1974 y 2012, fracasó porque los bosques primarios del país fueron víctimas de la especulación de los propietarios de plantaciones. Aunque la superficie arbolada creció, la biodiversidad se redujo y el almacenamiento de carbono no aumentó.

El otro artículo sostiene que la ecuación estándar utilizada para medir la cantidad potencial de carbono orgánico que se puede almacenar mediante la plantación de árboles ha sido sobreestimada. Señala que, si bien en suelos pobres en carbono los árboles plantados aumentan la densidad del carbono orgánico, en suelos ricos en carbono la densidad del carbono disminuye.

Estos artículos académicos respaldan lo que ya sabíamos: que el cultivo de árboles no es una solución climática simple y brindan a los encargados de la formulación de políticas una base adicional para el análisis, que puede ayudar a aumentar la efectividad de los proyectos de plantación de árboles en el futuro.

La manipulación de los resultados de las investigaciones por parte de la prensa para inferir una crisis donde no la hay, demuestra que tenemos una necesidad urgente de ampliar el diálogo científico en curso para formar la base de programas nacionales integrales de plantación de árboles, como parte de las estrategias de gestión y restauración sostenible de ecosistemas en el largo plazo.

Contamos con marcos de políticas vigentes gracias a la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, el Desafío de Bonn y la inminente Década de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030), además de las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Debemos mantener la calma y continuar incorporando los resultados de nuestras investigaciones –entre ellos, los presentados en los artículos de Nature Sustainability – al cúmulo de conocimientos sobre plantación de árboles del que ya disponemos, y afinar y perfeccionar nuestra capacidad de desarrollar programas con las comunidades locales que gestionarán y se beneficiarán directamente de los nuevos árboles.

La evidencia científica es muy clara sobre el hecho de que cultivar los árboles correctos en los lugares correctos es una de las acciones más rentables para aumentar los sumideros de carbono, mejorar el ciclo del agua, proteger el suelo y mantener la biodiversidad.

En un artículo académico de 2017 dirigido por Bronson Griscom, director senior de Natural Climate Solutions en The Nature Conservancy, los investigadores destacan el hecho de que, de todas las posibles soluciones de mitigación basadas en la tierra, la forestación y la reforestación presentan el mayor potencial para eliminar el dióxido de carbono.

Sin duda alguna, como Griscom y otros sostienen, la restauración de ecosistemas mediante plantación de árboles es una solución basada en la naturaleza esencial para la mitigación del cambio climático. Sin embargo, los programas de restauración de paisajes deben desarrollarse de manera integral junto con otras medidas estratégicas importantes, como evitar la deforestación y prevenir la pérdida de bosques debido a alteraciones.

En particular, en un contexto de aceleración de los impactos del cambio climático, las estrategias de adaptación son fundamentales para mejorar la resiliencia de los ecosistemas.

La evidencia científica es muy clara sobre el hecho de que cultivar los árboles correctos en los lugares correctos es una de las acciones más rentables para aumentar los sumideros de carbono, mejorar el ciclo del agua, proteger el suelo y mantener la biodiversidad"

Robert Nasi y Jean-François Bastin

La adaptación de nuestros bosques, incluyendo medidas de plantación de árboles, es esencial para su mantenimiento como sumideros de carbono efectivos a largo plazo. Estos esfuerzos también deben incluir el apoyo a la biodiversidad y otros servicios ecosistémicos esenciales relacionados con la sostenibilidad de recursos como el agua y el suelo.

Pero los programas de cultivo de árboles también son fundamentales para aumentar la provisión sostenible de madera, como base de una nueva bioeconomía circular que apoye la creación de empleo en zonas rurales y reduzca las emisiones derivadas del carbono en sectores industriales como los fabricantes de plástico, hormigón (concreto) y acero, que actualmente dependen por completo de materiales no renovables. Es evidente que plantar árboles no debe verse como la solución simple y única que algunos promueven, pero no olvidemos que es una acción estratégica necesaria para mitigar y adaptarse al cambio climático, potenciar la biodiversidad y proporcionar los empleos y recursos renovables para una economía regenerativa que pueda prosperar en armonía con la naturaleza.

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