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Decir que la palma aceitera puede reducir la pobreza y conservar la Amazonía puede parecer extraño y hasta controversial, dado que en los últimos años, los impactos ambientales y sociales negativos asociados a su cultivo han recibido amplia difusión.

En la Amazonía brasilera, sin embargo, hay la esperanza de que la recientemente nueva industria de la palma de aceite evite algunos de los errores cometidos en otras partes del mundo, y pueda ofrecer beneficios a las comunidades locales, ayudar a evitar la deforestación y recuperar tierras degradadas.

¿Podrá esto funcionar? Según los autores de un estudio del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR), esto dependerá de las instituciones, normas y apoyo que se destine a la naciente industria.

GRAN DEMANDA

Para Elinelson Da Costa, un colono de la Amazonía brasileña, cambiar al cultivo de aceite de palma significó pasar al “lado correcto” de la ley y de la conservación amazónica.

   Desde 1970, alrededor del 20 por ciento de la selva amazónica ha sido deforestada debido a la actividad humana. Foto por Miguel Pinheiro/CIFOR.
   El padre de Da Costa procesa frijoles cultivados en su tierra. Foto por Miguel Pinheiro/CIFOR.

Antes, se ganaba la vida trabajando en un horno de carbón clandestino, que procesaba madera talada de manera ilegal en el bosque. “No quería trabajar allí, pero no tenía otra opción. Necesitaba mantener a mi familia”.

En 2010, el gobierno brasileño lanzó el Programa de Producción Sostenible de Aceite de Palma (PPSOP por sus siglas en portugués), que restringe el cultivo de la palma aceitera a tierras ya despejadas e incentiva a las empresas a incluir a los pequeños agricultores. Como resultado de este programa, cerca de 1.500 familias de pequeños agricultores amazónicos han ingresado al sector de la palma aceitera hasta ahora, explica Frederico Brandão, investigador de CIFOR.

   "Cuando vine a vivir aquí me dieron una constancia de propiedad. Solo puedes imaginarlo pero cuando llegué a esta tierra, no había prácticamente nada", dice Da Costa. Foto por Miguel Pinheiro/CIFOR.
   El padre de Da Costa en los campos. Foto por Miguel Pinheiro/CIFOR.

La familia de Da Costa fue una de ellas. Al comienzo, se mostraron escépticos: “Teníamos miedo de empezar a plantar palma aceitera en nuestras tierras. Las personas nos advertían, ‘Si plantas palma aceitera, arruinará tus tierras. No tendrás espacio suficiente para tus propios cultivos y no podrás producir tu harina de yuca”.

Pero para la mayoría de los agricultores, esta preocupación no se ha materializado, dice Brandão. Mediante una combinación de presión de la sociedad civil, interés gubernamental y adopción por parte del sector privado, se ha alentado a los agricultores a mantener sus otros cultivos junto con la palma aceitera, y hasta el momento la seguridad alimentaria no se ha visto particularmente afectada.

A medida que las plantas de palma aceitera alcancen la madurez, la familia Da Costa espera que el cambio rinda sus frutos y les proporcione un ingreso estable.

“Uno no siempre puede vender su harina. Pero con la palma aceitera es distinto: siempre hay un comprador”, dice Da Costa. “Y esa es la clave de todo: que alguien compre lo que produces”.

   Da Costa cultiva otros productos alimenticios en las tierras que le fueron asignadas. Foto por Miguel Pinheiro/CIFOR.
   El aceite de palma se utiliza localmente en la cocina, y en el ámbito internacional en alimentos comerciales y productos de cuidado personal. También se convierte en biocombustible. Foto por Miguel Pinheiro/CIFOR.

QUIÉN GANA, QUIÉN PIERDE

Si bien historias como la de Elinelson existen, el esquema no puede considerarse un programa de desarrollo inclusivo en su formato actual, dicen los investigadores.

Descubrieron que los pequeños propietarios más marginados tienen menos probabilidades de cumplir los criterios de elegibilidad para participar en el programa. Y dentro de los propios esquemas, los primeros resultados son mixtos y van desde un evidente éxito hasta el casi abandono, con la mayoría de los agricultores en situaciones intermedias.

Los pequeños propietarios involucrados son un grupo diverso, con una amplia variedad de habilidades, recursos y capacidades agrícolas.

Aún es demasiado pronto para entender exactamente por qué algunos tienen éxito donde otros fallan, dicen los investigadores, quienes esperan continuar estudiando el tema y respondiendo a estas preguntas.

   A pesar de la inestabilidad política y económica de los últimos años, el sector del aceite de palma brasileño parece estable, al menos por ahora. Foto por Miguel Pinheiro/CIFOR.

En este punto, recomiendan flexibilizar el diseño de los esquemas, reducir la exclusión sin sacrificar la viabilidad y aumentar el desarrollo de capacidades donde sea necesario, como prestar especial atención a los agricultores en riesgo de incumplimiento o incumplimiento de crédito. Tienen la esperanza de que estas medidas permitirán que más agricultores tengan éxito, dice Brandão.

Como señala Brandão, existe un claro potencial para que Brasil produzca palma aceitera de maneras que ayuden a reducir la pobreza y no afecten a los bosques, aunque ello en gran medida depende de cómo las empresas adopten las normas y de que el gobierno mantenga su compromiso de combatir la deforestación y apoyar la agricultura en pequeña escala.

   Pequeños productores participan en un focus group para el estudio de CIFOR. Debido a una fuerte historia de movimientos sociales y acción sindical, las comunidades tienden a ser bastante abiertas y vocales en comparación con sus contrapartes en otras partes del mundo, dice Brandão. Foto por Miguel Pinheiro/CIFOR.

El productor Da Costa, al menos, considera que la palma aceitera está comenzando a proporcionarle una fuente de ingresos estable y oportunidades de desarrollo. Él se siente orgulloso de lo lejos que ha llegado, y tiene claras sus aspiraciones: “En el futuro, me gustaría que la gente dijera: ‘Elinelson ya no es el mismo que conocíamos. ¡Ahora es un hombre de negocios!’. Bueno, no un hombre de negocios, en realidad, sino un productor”, dice.

Para obtener más información sobre los temas tratados en este artículo, contáctese con Frederico Brandão en f.brandao@cgiar.org

Esta investigación fue posible gracias al soporte de Programa KNOWFOR del Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID-UKaid).

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