¿Se imagina analizando muestras de cada parcela de bosque desmontado durante un período de 15 años en un continente entero?
Esto es precisamente lo que hizo Veronique De Sy, una científica de la Universidad de Wageningen y del Centro para la Investigación Forestal internacional (CIFOR), para su último estudio, valiéndose de imágenes satelitales para cuantificar las causas de la deforestación en América del Sur entre los años 1990 y 2005.
“Fue muy trabajoso”, señaló De Sy. “La tarea de confirmar visualmente cada punto de deforestación me llevó alrededor de un año, pero obtuve un resultado muy bueno, así que valió la pena”.
Y también un resultado, o mejor dicho, un conjunto de resultados, muy valiosos.
El análisis manual de muestras de cada parcela de 10 km por 10 km de la superficie terrestre de América del Sur conllevó a que De Sy pudiera atribuir parcelas de deforestación a usos específicos de la tierra. Además, el empleo de datos divididos en dos períodos permitió plantear una perspectiva de cómo estos procesos habían cambiado con el tiempo.
Gracias a este enfoque, De Sy pudo construir una imagen de las causas de la deforestación espacial y temporalmente explícita, de modo que brinda detalles de utilidad para los responsables políticos y otros actores que buscan entender este período de quince años de cambios significativos en el uso de la tierra.
Las causas de la deforestación en América del Sur
Considerando todos los factores y matices detectados por la investigación de De Sy, la principal causa de la deforestación no fue ninguna sorpresa.
“Los pastizales son la principal causa de la deforestación. Y este es un fenómeno específico de América del Sur; en Asia y África, la agricultura de cultivos desempeña un papel mucho más importante que aquí”.
Los pastizales representaron el 71,2 % de la deforestación en América del Sur entre 1990 y 2005. En Brasil, donde se produjo la deforestación de casi dos tercios del continente, los pastizales fueron el principal factor, responsable de un enorme 81,8 %.
“Para la formulación de políticas, es muy importante contar con información porque se puede estar informado no solo de las áreas centrales, sino también de los agentes responsables de la deforestación”.
“En la mayoría de los países sudamericanos, las grandes empresas agropecuarias son los agentes de cambio. Y aunque los pastizales fueron, sin duda, el factor dominante, la agricultura comercial también fue muy significativa en algunos países, como Bolivia y Argentina.
“Solo en un país, Perú, la pequeña agricultura se presenta como una causa importante de desmonte de los bosques”, considera De Sy, en base a su estudio.
Si bien muchas de estas relaciones ya se conocían debido a otras investigaciones anteriores, el estudio de De Sy contribuyó a cuantificarlos y mostró cómo se modificaron entre 1990-2000 y 2000-2005.
“Entre los dos períodos comprendidos en el estudio, de hecho, observamos un aumento en la deforestación. La agricultura comercial desempeñó un papel más importante en el último período, pero aun así se mantuvo en el segundo lugar, lejos de los pastizales”.
Midiendo las pérdidas de carbono
Otro aspecto de la investigación de De Sy consistió en la asignación de un valor de carbono a cada punto de datos de la deforestación.
“No todas las zonas deforestadas liberan la misma cantidad de carbono. Distinguimos entre diferentes tipos de bosque mediante el uso de información de biomasa forestal espacialmente explícita”, explica De Sy.
Este nivel de detalle permitió que De Sy y sus colegas pudieran medir mejor las consecuencias del carbono derivadas de la deforestación según dónde se produjo.
En términos generales, el estudio determina que se liberaron unos 6460 teragramos, o 1 millón de toneladas métricas de carbono en América del Sur, entre 1990 y 2005 debido a la deforestación. Promediado a lo largo de 15 años, el desmonte de bosques en América del Sur se encuentra en el quinto lugar en la lista internacional de los principales emisores anuales de carbono.
“Sabemos que estos fueron algunos de los peores años de deforestación en América del Sur, en especial en Brasil”, afirmó De Sy.
Desde la perspectiva del carbono y de la aplicación de la ley, otra tendencia negativa que observó De Sy fue que la deforestación en Brasil se desplazó hacia zonas más interiores de la Amazonia entre los dos períodos. Esto significó necesariamente que los bosques desmontados tenían mayor valor de carbono.
Sistemas de monitoreo de REDD+
Entonces, ¿cómo se pueden aprovechar estos nuevos hallazgos?
De Sy considera que sus datos son de gran valor a la luz del reciente acuerdo sobre REDD+ alcanzado durante las negociaciones de París sobre cambio climático a fines de 2015.
“Este trabajo puede, sin duda, brindar un indicador de línea base para los países que están estableciendo sus propios sistemas de monitoreo, por ejemplo: qué controladores son importantes y qué políticas podrían ser necesarias”, explicó.
“Este trabajo puede brindar un indicador de línea base para los países que están estableciendo sus propios sistemas de monitoreo, por ejemplo: qué controladores son importantes y qué políticas podrían ser necesarias”
“Creo que es importante que los países diseñen sus propios sistemas y sus propias formas de descubrir cuáles son las causas correspondientes. Todo tiene que concordar, y eso tiene que suceder a escala nacional“.
No obstante, el monitoreo de escala más amplia del tipo que ella y sus colegas han llevado a cabo tiene un papel valioso.
“Si bien la escala nacional es de vital importancia, sigue siendo necesario que la comunidad del cambio climático y la comunidad internacional tengan una especie de panorama independiente.
“Eso puede ayudar a identificar problemas como las fugas, por ejemplo, y ejercer presión sobre las cadenas internacionales de productos básicos en las que hay causas subyacentes de la deforestación”.
El camino por delante
De Sy vislumbra muchas formas posibles de aprovechar la base de este estudio.
“En la actualidad, en lo que nos estamos concentrando es en utilizar la misma metodología y ampliar el ámbito geográfico a Asia y África. De esta manera, podemos tener una perspectiva pantropical sobre la deforestación y, al mismo tiempo, comprender las causas de la deforestación en un nivel más localizado”.
Según De Sy, su conjunto de datos podría combinarse con una variedad sorprendente de otros conjuntos de datos para comprender de modo más profundo las causas de la deforestación y sus consecuencias.
“Es importante tener en cuenta que solo estudié las causas directas: la actividad humana inmediatamente después de la deforestación; pero lo que también es muy importante entender son las causas subyacentes: la cercanía a las carreteras, los precios de los productos básicos y otros factores.
“Mi conjunto de datos podría utilizarse para relacionar estas causas subyacentes, lo que profundizaría la comprensión del tema”.
Asimismo, el conjunto de datos de De Sy podría combinarse con mapas de biodiversidad o mapas de biomasa, lo que revelaría las consecuencias cambiantes de la deforestación a lo largo del tiempo.
“Esto significaría que si estos focos de deforestación se desplazan, se sabe que se están trasladando a zonas donde van a ser más o menos destructivos para los bosques, el carbono y la vida silvestre“.
Por desgracia, como los datos subyacentes de la tala de bosques no se han actualizado desde 2005, la metodología de este estudio no se puede utilizar para reflejar los cambios que han tenido lugar a partir del año 2005.
“Hemos demostrado con este estudio lo que se puede hacer, pero viene acompañado de una especie de llamado a las organizaciones a que inviertan en obtener estos conjuntos de datos”, indicó.
“La singularidad de este estudio reside en su cuantificación, así como su explicitación espacial, y el hecho de que en el futuro su metodología se extenderá al ámbito pantropical. Pero esto es solo una parte de toda la historia de la deforestación”.
Para obtener más información sobre este tema, póngase en contacto con Veronique De Sy: niki.desy@wur.nl
Esta investigación forma parte del Programa de Investigación del CGIAR sobre Bosques, Árboles y Agroforestería.
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