Investigación

Migración: ¿Cómo afecta a las personas y a los bosques?

Nuevos patrones de migración están cambiando lo que significa ser “rural” o “urbano”, y reconfigurando el futuro de las tierras de cultivo y los bosques.
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La migración cambia la composición demográfica de las comunidades forestales y puede modificar los patrones de uso de la tierra. Foto CIFOR.

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Hay muchas áreas donde los bosques están sufriendo cambios en su composición y en sus usos, y mucho de eso está relacionado con la migración”

Christine Padoch

Cuando los migrantes en países con bosques tropicales dejan  sus comunidades rurales y envian dinero a casa, no solo  empieza a cambiar la vida de las personas que dejan atrás, sino también el futuro de los bosques, según evidencia un nuevo estudio.

Sin embargo, este vínculo que puede determinar el futuro de los paisajes y las comunidades forestales,  es complejo, poco entendido, y la escasa información disponible tiende a ser anticuada y simplista, sostienen los autores.

“Sin comprender esto, realmente no es posible entender a estas comunidades forestales”, afirma Christine Padoch, directora de investigación en el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) y coautora del estudio.

“La migración es pieza central en casi todos los lugares que abordamos, pero hasta ahora no hemos dedicado suficiente atención a la complejidad y variación dentro de esta tendencia”.

Aunque la migración es tan antigua como la humanidad misma, actualmente se está produciendo a una escala sin precedentes. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (el PNUD) estima que 1.000 millones de personas se encuentran en proceso de migración, tanto internacional como nacional. Además, los cambios en las comunicaciones y en el transporte, y la capacidad de enviar remesas, han creado nuevos patrones en el “contexto hiperglobalizado” del siglo XXI.

Estos nuevos patrones exigen una nueva comprensión de los mayores impactos sociales, ambientales y económicos, dice Padoch.

“Cuando se piensa en la relación entre los bosques y la migración, se piensa en zonas fronterizas. Se piensa en personas migrando a zonas despobladas, o donde nadie practicaba la agricultura”, dice.

“Así, se piensa que la migración indudablemente produce deforestación, pero existen muchos otros vínculos. Hay muchas áreas donde los bosques están sufriendo cambios en su composición y en sus usos, y mucho de eso está relacionado con la migración”.

LOS QUE QUEDAN ATRÁS

Un aspecto importante de la migración es que modifica la composición de las comunidades rurales, lo que a su vez produce cambios en quiénes utilizan la tierra y en cómo la utilizan.

La migración a gran escala de los más jóvenes, que parten en busca de trabajo o de oportunidades educativas, a menudo trae como consecuencia la “geriatrificación” de las zonas rurales agrícolas y forestales, señala el estudio.

El impacto de esta situación —dejar la tierra y el trabajo en manos de los ancianos— es variable, pero algunos estudios han señalado que entre sus consecuencias se encuentran el abandono de la tierra y la disminución de la productividad. Otras investigaciones han observado patrones emergentes de aparcería y alquiler de tierras, uso estratégico de las remesas y consolidación de tierras en explotaciones de mayor tamaño.

Del mismo modo, debido a que en muchas zonas la mayoría de los migrantes son hombres, la composición de las comunidades forestales cambia.

En América Latina —y en partes de Asia y África— no es extraño que las “comunidades de envío” hayan perdido un 60% de sus jóvenes. Y a consecuencia de ello, se evidencia  un aumento en la proporción de mujeres en la fuerza laboral agrícola en los países en desarrollo, según el estudio.

“Cuando los hogares rurales no tienen hombres o tienen menos hombres, o cuando las mujeres carecen de oportunidades para migrar, pueden alterarse las ideas de las comunidades sobre los roles y las relaciones de género”, dice Padoch. “Estos cambios sociales también pueden traer como resultado una mayor capacidad de elección o mayor voz para las mujeres”.

Investigaciones recientes han demostrado que tanto los hombres como las mujeres de las comunidades rurales utilizan los bosques, pero de diferentes maneras. Por lo tanto, es probable que los cambios en la composición de género en las comunidades puedan afectarlos, explica Padoch, aunque el alcance de este efecto es aún desconocido.

LOS EFECTOS DEL EFECTIVO

Cuando los migrantes envían dinero a sus familias, esas remesas también producen un impacto en las comunidades y, por tanto, potencialmente, en los bosques y en el uso de la tierra.

En muchas áreas forestales, las remesas son una importante fuente de ingresos adicionales. El dinero no solo se utiliza para las necesidades diarias del hogar, sino también para la inversión en tierra, ganado y mano de obra, señala el estudio.

Los efectos de esto sobre los bosques son variables y complejos, y no se cuenta aún con información clara al respecto.

“Algunas investigaciones sugieren que las remesas podrían terminar fomentando la expansión agrícola, o, por ejemplo, provocando un giro hacia la ganadería, dado que las comunidades tienen más dinero para invertir”, dice Padoch.

“Sin embargo, otra investigación encontró que, en algunos casos en América Latina, los ingresos adicionales provenientes de las remesas han reducido la agricultura y llevado a un resurgimiento del bosque”.

PUNTO DE INFLEXIÓN

Un hallazgo clave es que gran parte de la investigación existente sobre la relación entre los bosques y la migración es anticuada y simplista. De hecho, incluso la idea de lo que constituye una comunidad “rural” o “forestal” continúa  siendo estudiado.

“Las personas que viven en estas zonas rurales, o zonas forestales, a menudo son equitativamente urbanas y rurales, al mismo tiempo”, dice Padoch. “Sus economías familiares pueden depender tanto de productos urbanos como rurales”.

Esto ha dado lugar a hogares multilocalizados y a cambios en lo que significa la migración.

“Gran parte de la migración de estos días no es realmente definitiva. No se trata de personas que salen de un lugar para ir a otro y no volver”, dice Padoch. “En realidad, en buena parte es un proceso circular”.

Dadas las enormes lagunas de información existentes, en particular respecto de las remesas y la dinámica demográfica, distinguir todas las implicaciones de la migración para los bosques y para las comunidades forestales es una tarea difícil —aunque sumamente necesaria, sostienen los autores.

“Sinceramente, este tipo de estudio constituye un verdadero punto de inflexión para entender los bosques, el desarrollo y a las comunidades rurales”, dice Padoch.

“Tenemos que entender lo que está ocurriendo hoy y dónde se encuentran las lagunas de información, y cómo eso afectará tanto a las personas como a los bosques en el futuro”.

Para obtener más información sobre este tema, póngase en contacto con Christine Padoch en c.padoch@cgiar.org.

Esta investigación recibió el apoyo del Ministerio Británico para el Desarrollo Internacional (DFID), a través del proyecto KnowFor.

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