La famosa parábola de “Los seis sabios ciegos y el elefante”, originado en la India, cuenta como seis hombres invidentes fueron a conocer y describir un ejemplar de este enorme animal. Cada uno de los hombres revisó una parte distinta del elefante (pierna, colmillo, tronco, oreja, cola, costado), lo que dio lugar a diferentes evaluaciones y a los consiguientes desacuerdos.
Por supuesto, ninguno de ellos tenía una imagen completa o una perspectiva holística; cada uno dependía de sus propias y limitadas observaciones.
El poeta John Godfrey Saxe: describió la historia en versos y agregó una moraleja diciendo respecto a los seis hombres ciegos que se aferraban a su opinión de forma inflexible, que cada uno en parte tenía razón y al mismo tiempo todos estaban equivocados y que así también a menudo en las guerras teológicas, los contendientes discuten en la total ignorancia de lo que el otro quiere decir, y parlotean acerca de un elefante que ninguno de ellos ha visto.
Esta historia y moraleja viene a propósito de las recientes evaluaciones sobre el estado de los bosques del mundo que acaban de surgir.
La Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presentó los resultados de su Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales 2015 (FRA 2015, por sus siglas en inglés) en el Congreso Forestal Mundial en Durban, Sudáfrica. El Global Forest Watch ha publicado nuevas observaciones satelitales globales de la reducción de la cobertura arbórea en 2014. Y la revista Nature ha publicado un artículo que describe más de 400.000 parcelas de los inventarios forestales nacionales, que se utilizaron para contar todos los árboles del mundo.
¿Qué tienen que decir estos distintos estudios acerca de los recursos forestales del mundo y cómo están cambiando?
FRA 2015 es el más reciente de una serie de informes que durante 70 años han sido elaborados por la agencia de la ONU. Cuando yo trabajaba en la FAO, tuve a mi cargo la coordinación de las ediciones de FRA de 2000 y 2005, por lo que estoy muy consciente de las fortalezas y debilidades de este proceso. FRA informa de manera amplia sobre los recursos forestales, su gestión y su uso en todos los países, y su resultado más importante sigue siendo los cambios en el área forestal, tanto a nivel mundial como por país. Esta variable es uno de los indicadores de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y es el indicador más publicado sobre el cambio en los bosques. Dado que depende principalmente de los informes individuales de cada país, el proceso de FRA, por una parte, se basa en el compromiso sólido entre instituciones nacionales en todos los países, pero, por otro lado, debe hacer frente a la escasez de datos y a las inconsistencias. El cambio en el área forestal es una cifra neta que oculta los números totales de la deforestación y la expansión de los bosques (dentro de los países), y enmascara cualquier mejora o degradación ocurrida dentro del bosque.
Por lo tanto, mirar solo la cifra neta de cambio de área brinda una perspectiva incompleta, aunque es fácil informar sobre ella para un conjunto completo de países.
Curiosamente, el informe FRA 2015 muestra una fuerte disminución continuada de las pérdidas netas de área forestal, situándose actualmente en -3,3 millones de hectáreas por año, con una pérdida bruta indicada (deforestación) de -7,6 millones de hectáreas por año, principalmente en los trópicos. El siguiente gráfico ilustra cómo los sucesivos FRA han reportado una pérdida neta de bosques decreciente en los últimos 35 años, lo que indica que pronto habría en el mundo una superficie forestal equilibrada, en términos de extensión.
Global Forest Watch, por su lado, deja en claro que en su nueva publicación informa únicamente sobre reducciones globales de cobertura arbórea para el año 2014. En publicaciones anteriores, incluyó también información sobre aumentos en la cobertura arbórea, pero esto fue criticado porque los datos de teledetección no son lo suficientemente precisos para registrar los lentos incrementos de la cobertura arbórea, por lo que las “pérdidas” y las “ganancias” no pueden ser comparadas. También debemos señalar que “cobertura arbórea” no es lo mismo que “cobertura forestal”, y que “pérdida de cobertura arbórea” es algo muy distinto de “pérdida de bosques”. GFW señala que el mundo perdió 18 millones de hectáreas de árboles en 2014, de los cuales 9,9 millones de hectáreas se encontraban en los trópicos. Como se señaló en un anterior blog, las reducciones de árboles no tropicales reportadas por GFW parecen estar equilibradas por el crecimiento de árboles en bosques gestionados, que GFW no reporta. En cuanto a las zonas tropicales, los 9,9 millones de hectáreas de pérdida parecen coincidir con los indicadores de deforestación de FRA 2015, sobre todo porque es probable que algunas de las reducciones reportadas por GFW no se atribuyan a eventos de deforestación.
Contrariamente al FRA 2015, sin embargo, la actualización de GFW viene acompañada de mensajes muy distintos y preocupantes. Su comunicado de prensa informa que “la pérdida de la cobertura arbórea se está acelerando rápidamente en los trópicos”, y un artículo afirma que “el creciente ritmo de pérdida de la cobertura arbórea en los trópicos genera gran preocupación”. En mi consideración, no parece obvio que estas declaraciones estén basadas en los resultados de la actualización de GFW.
El artículo sobre el conteo global de árboles publicado en Nature adopta un tercer enfoque para el estudio de los bosques del mundo. Sobre la base de más de 400.000 parcelas “de fuente terrestre” en el campo, el artículo presenta los datos con más alta calidad de los tres estudios, con potencial para análisis más detallados. Por alguna razón, el conteo de árboles ha sido destacado como el hallazgo más importante, mientras que los estimados de área forestal o de reservas de carbono no han sido incluidos. ¿Será tal vez con la intención de guardarlos para artículos futuros?
Al parecer, existen alrededor de 3 billones de árboles con más de 10 centímetros de diámetro a la altura del tronco (dbh, por sus siglas en inglés). La aplicación de modelos de crecimiento para determinar el desarrollo de estos árboles a lo largo del tiempo, podría convertirse en un excelente complemento de los datos de GFW sobre la pérdida de la cobertura arbórea. En cambio, el artículo se dedica a analizar las (potenciales) amenazas a los árboles y utiliza los resultados de GFW para estimar el número de árboles perdidos (unos 15.000 millones por año), sin presentar estimaciones sobre el número de árboles recientemente establecidos. Esta es una conclusión científica bastante incompleta, dados los importantes esfuerzos de reforestación (27 millones de hectáreas por año según FRA 2015) a través del plantado y la regeneración natural de árboles, lo que sugiere que las pérdidas y ganancias de árboles en el mundo están mucho más equilibradas.
Así pues, tenemos tres diferentes historias y grupos de datos sobre cómo están cambiando los bosques del mundo.
ALGO PARA TENER MUY EN CUENTA
El ganador del Premio Nobel Werner Heisenberg tiene otra moraleja sobre la historia de los ciegos y el elefante que también podría aplicarse al monitoreo forestal mundial: “Lo que observamos no es la naturaleza misma, sino la naturaleza expuesta a nuestro método de cuestionamiento”.
Por mi parte, quiero terminar con un llamado de atención y un consejo.
En primer lugar, todos (e incluyo aquí a CIFOR) debemos actuar de manera responsable con los mensajes que comunicamos en informes, medios de comunicación y redes sociales. Ya ha habido muchos tuits alarmistas, carentes de sentido crítico que, por la fuerza de la costumbre, transmiten declaraciones dramáticas respecto a los nuevos informes forestales mundiales. La historia requiere ser matizada y no tiene que ser sensacionalista todo el tiempo.
En segundo lugar, recomiendo a las entidades del sector público una inversión meditada y de largo plazo en esfuerzos de monitoreo consolidados. A nivel nacional, FRA 2015 informa sobre una aumento de las inversiones en inventarios forestales nacionales, pero no parece haber iniciativas similares en la escena mundial. El mandato de la ONU podría combinarse con la investigación científica en formas más constructivas y holísticas.
En tercer lugar, tengamos en cuenta que el “elefante” es mucho más complejo que los simples mensajes extraídos de enredados algoritmos y tecnología espacial. Los bosques y la forestería deben ser monitoreados desde una perspectiva holística, con una clara ambición de incluir todas las contribuciones al desarrollo sostenible, a través de las dimensiones sociales, económicas y ambientales
El proceso FRA está configurado para hacerlo, pero esto no se nota con claridad en su edición de 2015. Y los estudios científicos a menudo se centran en tecnología inspiradora, pero que puede ser limitante, como la teledetección satelital.
En resumen, abarcar la complejidad de la realidad podrá llevarnos mucho más allá del ámbito de las respuestas complejas a preguntas sencillas.
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