Bogor, Indonesia. Los bosques y los árboles deben ser considerados fundamentales para la seguridad alimentaria global y la diversidad nutricional, según señala el informe Forests, Trees and Landscapes for Food Security and Nutrition: A Global Assessment Report (Bosques, árboles y paisajes para la seguridad alimentaria y nutricional: un informe de evaluación global), presentado recientemente en Nueva York.
Sesenta de los principales científicos forestales del mundo, entre los que figuran investigadores del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR), contribuyeron con el reporte coordinado por la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO).
El informe analiza el valor de los bosques, que proporcionan alimento a casi una de cada seis de personas en todo el mundo (es decir, casi mil millones de personas).
“A pesar de un impresionante aumento en la productividad hay cada vez más pruebas de que las estrategias agrícolas convencionales no son suficientes para eliminar el hambre y la desnutrición. Este informe proporciona evidencia científica completa sobre cómo los bosques, los árboles y los paisajes pueden, y deben ser, parte integral de la solución a este problema global”.
Según los autores, una gestión eficaz y una mejor gobernanza de los paisajes forestales son esenciales para la prestación de servicios ecosistémicos para la producción agrícola, para brindar mejores dietas, nutricionalmente balanceadas, y para ejercer un mayor control sobre los insumos alimenticios, en especial durante temporadas de escasez, períodos de vulnerabilidad o para personas marginadas.
Terry Sunderland, científico principal de CIFOR y autor principal de uno capítulos, nos habla del informe en la siguiente entrevista.
- El informe destaca que los bosques y los árboles, son vitales para acabar con el hambre. ¿Dónde entran a tallar las políticas y la gobernanza en esto, especialmente cuando tantos pobladores del bosque viven en zonas remotas?
Esa es una pregunta muy difícil de contestar. Desafortunadamente, las leyes y las políticas actuales, en la mayoría de países en vías de desarrollo, están diseñadas para evitar el progreso de los pequeños productores.
En algunos países, como en el caso de Laos, la agricultura migratoria ha sido declarada ilegal y hay normas legales que buscan impedir que los agricultores la practiquen. Esto, supongo, impulsado por una percepción de su impacto en la deforestación.
Pero en realidad muchos de esos bosques son resultado de la agricultura migratoria. Los períodos de barbecho se han ampliado y el mosaico de la agricultura migratoria, los bosques y otros sistemas basados en los árboles son producto de un manejo intensivo y de una gestión forestal para la alimentación. Se trata de un proceso bastante complejo. Por eso que creo que muchos gobiernos ven el acto simbólico de talar algunos árboles para sembrar un poco de arroz o maíz como algo muy dañino. Pero esta actividad no resulta siendo tan destructiva como, por ejemplo, la expansión de la palma aceitera o el caucho, o cualquier otro tipo de monocultivo.
- El capítulo que escribió referido a la gestión de paisajes empieza diciendo lo siguiente: “los puntos de vista sobre la gestión del paisaje a menudo profundamente arraigados…” ¿Qué significa eso?
Los sectores de la producción de alimentos, la forestería e incluso del uso del suelo urbano (que son parte del paisaje) tienden a ser manejados con una ‘mentalidad de compartimiento estanco’. Esto quiere decir que te dedicas solo a tu tema y no hablas con ninguna otra persona que está trabajando en el mismo paisaje. Este es un ejemplo clásico: “soy ingeniero forestal y no hablo con los agrónomos porque no necesito hacerlo” o “soy agricultor, siembro mis cultivos y el tema forestal está por allá en el monte ¿por qué es eso relevante para mí?”
Estas barreras han estado tradicionalmente tan arraigadas que ha sido imposible asumir un enfoque integrado del paisaje debido a la dificultad de las personas para ver más allá de sus límites.
Aunque, sin duda, esto está empezando a cambiar. A nivel institucional estamos viendo que los ministerios de agricultura, medio ambiente y el sector forestal se están uniendo. Tradicionalmente han trabajado en forma aislada, pero ahora están empezando a hacerlo en forma conjunta en muchos países en vías de desarrollo.
Pero también se ve en la práctica. La mayoría de las agencias de conservación entienden ahora que no pueden trabajar únicamente en un área protegida ignorando el paisaje más amplio en el que intervienen.
Del mismo modo, las organizaciones de desarrollo, los promotores de palma aceitera o cualquier otra persona que trabaja en un paisaje particular, se han dado cuenta que no pueden desde su enfoque particular.
Las personas son cada vez más conscientes de la importancia de hablar con otros actores, porque lo que ocurre en los montes boscosos tiene un impacto en la agricultura. Lo que ocurre en los campos agrícolas tiene un impacto en la calidad del agua de la aldea aguas abajo, por dar algunos ejemplos. Entonces todo esto está relacionado entre sí e interactúan de una manera no percibida antes. Pero eso está empezando a cambiar significativamente.
- Aún si todas estas personas empiezan a comunicarse, eso no significa que de pronto todo vaya a resolverse. Estamos hablando de un periodo de negociación que podría tomar mucho tiempo, ¿no es cierto?
Lo primero que hay que hacer es que la gente hable entre sí y para ello necesitamos un proceso de facilitación. Y lo segundo es el reconocimiento de que, en realidad, nunca se puede llegar a un acuerdo total.
Le voy a dar un ejemplo. Hemos trabajado en un paisaje en el sureste de Camerún y utilizamos una serie de variables para evaluar el paisaje. Y una de las variables observadas fue el aumento del número de elefantes. Y si te fijas en eso, piensas: excelente, es un gran indicador, es muy poderoso. Durante diez años hemos observado que la población de elefantes se duplicó. ¡Excelente para la conservación! ¡Excelente para la forestería! Pero es terrible para los agricultores locales debido al incremento de ataques a las cosechas.
De modo que es probable que la actividad positiva de un individuo en un paisaje, sea negativa para alguien más. Por ello es esencial entender lo que son los tradeoffs. Es importante comprender quién pierde, quién se beneficia y cómo lograr que estos individuos se reúnan y lleguen a un tipo de acuerdo. La figura es la siguiente: “voy a perder un poco aquí y voy a ganar un poco allá, pero ambos entendemos que lo estamos haciendo por un bien mayor. Todavía tengo mi bosque, y los elefantes, y otros todavía tienen sus cultivos”.
Ese proceso de facilitación es fundamental en el enfoque de paisajes: entender cómo diferentes personas ven el paisaje en formas completamente distintas. Y eso es complejo y desafiante.
- Si se trata de un proceso complejo y desafiante ¿significa entonces que no es posible alcanzarlo?
No, en absoluto. Un buen ejemplo es el de Camerún, donde se formalizó el enfoque de paisajes. Lo que han hecho es tomar paisajes específicos para administrarlos como entidades legales. En la actualidad existen siete de estos paisajes y no son solo áreas protegidas o unidades de manejo forestal para el aprovechamiento de madera. Tampoco se trata solamente concesiones de caza comunitarias… son todas esas cosas a la vez, combinadas en una sola unidad geográfica.
Estas unidades geográficas son administradas por una autoridad de gestión y tienen un custodio, quien tiene la tarea y responsabilidad de concertar todos esos intereses, a menudo en competencia, y administrar el paisaje en su totalidad a fin de obtener múltiples beneficios.
De esta manera, todos se benefician: el concesionario maderero, la conservación, la comunidad local al contar con tierras para la extracción maderera y la agricultura y el sistema ya está funcionando en la práctica.
No es perfecto, como puede imaginarse. Existen muchos intereses en conflicto y peleas de poder porque el dinero juega un papel muy importante a la hora de negociar. Pero por lo menos hay un intento por formalizarse este sistema y hacer que funcione.
Cuando trabajaba para la Wildlife Conservation Society algunos años atrás colaboré con el gobierno de Camerún para la formalización de este sistema, y créanme, no es fácil juntar en una misma habitación a instancias que tradicionalmente han sido completamente antagónicas: una empresa maderera y una ONG de conservación por ejemplo. Pero tiene que hacerse. Tiene que suceder.
Se logró mucho colocando una y otra vez a las personas en el mismo espacio y tiempo. No van a ponerse de acuerdo en la primera reunión, ni en la cuarta… pero tal vez luego de 27 reuniones empiecen a entenderse y escucharlo que cada uno quiere. Hay que ser perseverante e invertir tiempo y recursos, pero sobre todo, se necesita el compromiso de todos los interesados para lograr una sola visión, negociando sus propios objetivos y logros esperados.
- El informe analiza la segregación y la integración de la tierra ¿Es una opción mejor que la otra? ¿Son éstas prácticas cultural y regionalmente diferentes o se las puede adoptadas a nivel global?
En algunos aspectos, todo el debate nos distrae de lo que realmente importa.
Conceptualmente hay cosas importantes que pensar respecto a cómo integrar la agricultura, los bosques y otros usos de la tierra. ¿Cuál es el camino más adecuado? ¿Proteger la tierra para producir más cultivos en áreas más pequeñas porque se cuenta con la tecnología para hacerlo y se obtienen mayores rendimientos? ¿O es mejor usar un enfoque de mosaicos del paisaje para la distribución de la tierra lo que supuestamente es más responsable con la vida silvestre y la biodiversidad?
Realmente no hay datos empíricos que apoyen estos dos enfoques. Sé que existen varios trabajos de científicos sobre aves en Ghana, por ejemplo, donde les va mejor en determinados paisajes agrícolas que en otros. Pero ese es sólo un subconjunto de la biodiversidad.
Creo que todo esto se ha convertido en un debate sobre la intensificación sostenible y la distribución de la tierra y creo que en muchos paisajes se está discutiendo qué está bien y que no, así como posiciones extremas. No es tan fácil decir “estamos compartiendo tierra aquí y allá, no sucede así en realidad”.
Los agricultores tienden a saber exactamente lo que tienen que hacer. Ellos saben que la superficie forestal va a proteger su cuenca, por eso piensan “vamos a asegurarnos de intensificar la producción de cultivos y dejamos el resto”.
Por eso es difícil ser prescriptivo siguiendo los supuestos de la doctrina científica. Creo que ser flexible para no adherirse a dos conceptos diferentes, tan extremos, y comprender todas las posiciones diferentes es mucho más importante.
- En su capítulo, usted señala que los cambios normativos son difíciles en este momento debido a la “falta de evidencia” ¿Qué evidencia científica necesitamos para mejorar las políticas forestales en relación a la seguridad alimentaria?
Una de las cosas que hemos destacado en el informe es la necesidad de contar con políticas forestales sobre diversidad dietética y nutrición.
Le explico. Hice una presentación en el Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido que se centró principalmente en los vínculos entre los bosques y la diversidad dietética, basada en investigación extensa llevada a cabo en África. La presentación fue muy bien recibida salvo un comentario, que resonó en mí porque daba en el clavo: “Sí, es un gran mensaje que los bosques y los árboles desempeñan un papel muy importante para la diversidad de la dieta, especialmente de las personas más pobres, quienes de otra manera no tendrían acceso a una buena dieta. Es un mensaje poderoso. Pero la pregunta es ¿y ahora qué? ¿Qué hacemos con esa información? ¿Está defendiendo una posición en que las personas dependen de los bosques? ”
Estas son preguntas difíciles. ¿Estamos diciendo que porque la gente depende actualmente de los bosques y los árboles, sin importar si son ricos o pobres, eso es algo bueno? Es bueno para el medio ambiente pero, ¿es también bueno para la sociedad?
Usted no puede darle el visto bueno y pasar al siguiente problema. Se necesita una comprensión mucho más variada de las implicaciones del estudio, y también de esa relación, antes de poder formular cualquier política. Porque no queremos mantener a la gente pobre y dependiente de los bosques si eso va a causarles perjuicios económicos a largo plazo.
- Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) van a ser discutidos en septiembre ¿Este informe los está abordando directamente?
Este informe global encaja muy bien con los ODS. Son 17 ODS y creo que este informe es relevante para 15 de ellos: nutrición, protección del medio ambiente, provisión de servicios ecosistémicos, seguridad alimentaria… Todo esto desde una perspectiva de paisajes por supuesto.
El énfasis de nuestro informe está en el enfoque de paisajes y cómo la gestión del paisaje incluyendo los bosques y árboles y la agricultura de forma integrada pueden conducir al bienestar humano y ambiental, que es en realidad de lo que se tratan los ODS. El reto es hacer evidente este vínculo y eso es un reto, tanto a nivel político como en la práctica. Y creo que la forma en que consigamos esto va a ser el desafío final.
Para más información del informe sobre bosques, árboles y paisajes para la seguridad alimentaria y nutricional, por favor póngase en contacto con Terry Sunderland en T.Sunderland@cgiar.org
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