Yakarta, Indonesia — La madera y la palma aceitera representan dos de las exportaciones más importantes del Sudeste de Asia puesto que son cruciales para el sustento local y los presupuestos nacionales. Pero si no se las gestiona adecuadamente, pueden ser perjudiciales para los bosques y el medio ambiente.
Una reciente conferencia puso al descubierto las dificultades para lograr la sostenibilidad en los sectores de la madera y la palma aceitera, destacándose dos desafíos regionales fundamentales: la comunicación entre las partes interesadas y los derechos sobre la tierra. La Cumbre de los Bosques de Asia en Yakarta mostró ejemplos de estos desafíos y también ofreció optimismo a los sectores de la madera y la palma aceitera que logran un equilibrio entre los bosques, las personas y las ganancias.
En el sector de la palma aceitera del Sudeste de Asia, gran parte del desafío de mejorar la sostenibilidad radica en la relación entre las grandes empresas y los miles de pequeños agricultores de los que dependen para el suministro del fruto de la palma aceitera para su procesamiento, según panelistas de un foro sobre el tema.
Los pequeños agricultores de Indonesia se dividen en dos grandes categorías, según el moderador de la sesión, Gary Paoli de la firma de consultoría ambiental Daemeter, con sede en Indonesia: los agricultores independientes sin vínculo alguno con una empresa, y los que sí están vinculados a empresas a través de acuerdos contractuales.
Adrian Suharto, gerente de Sostenibilidad de Neste Oil Singapore, descubrió que muchos de estos pequeños agricultores indonesios están vendiendo el fruto a empresas que enfrentan crecientes requisitos de sostenibilidad. De acuerdo con Suharto, esto plantea preguntas acerca de quién debe ser responsable de asegurar que estos pequeños agricultores estén operando de manera sostenible.
“Creo que se nos va a presentar la interrogante de si esos pequeños agricultores —que representan gran parte de la industria— van a poder cumplir los requisitos (de sostenibilidad). Si no pueden hacerlo, ¿quién los va a ayudar? ¿Es responsabilidad de las (grandes) plantaciones? ¿El gobierno desempeña algún papel?”
Los sistemas de certificación, como la Mesa Redonda de Aceite de Palma Sostenible(RSPO) y la International Sustainability & Carbon Certification(ISCC), han demostrado ser prometedores para generar prácticas sostenibles, pero su aplicación entre los pequeños agricultores sigue siendo difícil.
En los últimos dos o tres años varios grupos de pequeños agricultores han conseguido certificaciones de la RSPO y la ISCC, “una señal muy positiva”, dijo Paoli.
“Pero una observación frecuente que hacen las empresas y grupos que trabajan con pequeños agricultores es que es increíblemente costoso”, continuó. “Los derechos directos (que deben pagarse a la RSPO y la ISCC) son considerables. Además, las habilidades técnicas y la capacitación requeridas para que la producción (de los pequeños agricultores) alcance el estándar de certificación son muy costosas”.
Piers Gillespie, de la Corporación Financiera Internacional (CFI), señaló que las empresas que quieren invertir en relaciones de trabajo sostenibles y de largo plazo con las comunidades y los pequeños agricultores locales a menudo se enfrentan a problemas básicos de comunicación: a una gran empresa, dijo, le es sumamente difícil explicarle a una comunidad con una larga tradición de, digamos, agricultura de corte y quema, cómo opera el monocultivo de palma aceitera.
“Cambiar la existencia de una comunidad local de una basada en… medios de sustento más tradicionales a otro medio dominado por la palma aceitera implica un cambio enorme en los medios de sustento que es casi imposible de explicar a una comunidad al inicio de la relación”, dijo. Por eso es muy difícil para las empresas, dijo Gillespie, predecir la seguridad a largo plazo de su inversión en la comunidad.
MADERA SOSTENIBLE
Las relaciones y comunicaciones entre las grandes empresas, el gobierno y los pequeños agricultores también presentan desafíos en el sector maderero del Sudeste de Asia, según panelistas de un foro de discusión sobre la producción sostenible de madera.
La importancia de la inclusión de las comunidades en la industria maderera es enorme, según el panelista Sulthon Mohammad Amin de Kharisma Jati Antik, una empresa con sede en Jepara, la capital del tallado de madera y muebles en Indonesia. Los fabricantes de muebles artesanales dependen en gran medida del suministro constante de madera de teca. Los bosques de Indonesia comprenden más del 35% de los bosques de teca plantados en el mundo. Sin embargo, la industria está atravesando serias dificultades relacionadas con la certificación de productos forestales (muebles ‘verdes’ o certificados) y la escasez de madera.
Por ello, una asociación de reciente creación, que representa a 124 pequeños intereses de producción maderera en aldeas alrededor de Jepara, ha desempeñado un papel importante al “crear un espacio para intercambiar información entre los pequeños productores… para nivelar las condiciones con las asociaciones más grandes de fabricantes de muebles y (asegurar) el reconocimiento de nuestros conocimientos por el gobierno de Jepara”, dijo Amin.
Otro panelista, Andre Hue, oficial sénior de inversiones de la Agencia Francesa de Desarrollo en Yakarta (Agence Française de Développement), señaló que su organización apoya firmemente los modelos de inversión de productos sostenibles, que definió como inversiones “ambientalmente sostenibles, socialmente responsables, económicamente viables, y que muestran una gestión controlable del riesgo”.
Según Hue, un elemento clave en el futuro de las inversiones sostenibles en el sector maderero de Indonesia podría ser el establecimiento de Unidades de Manejo Forestal (UMF). Hue dijo que 600 UMF podrían estar operando en los bosques de toda Indonesia para 2019.
Las UMF son atractivas por varias razones, explicó Hue. Además de tranquilizar a los inversionistas en cuanto a la gestión segura del paisaje forestal a largo plazo, las UMF ofrecen a los inversionistas la promesa de una mejor gestión de los problemas de tenencia de la tierra, “la inclusión de las comunidades locales… la aplicación de la ley y la gestión profesional de los bosques”.
Un punto en común en ambos foros, tanto el de palma aceitera como el de madera, estuvo relacionado con las inquietudes de los delegados sobre la falta de seguridades en torno al uso del suelo y la propiedad de la tierra. Paoli, como moderador del foro de discusión sobre palma aceitera, afirmó que el aspecto más importante que determina las posibilidades de que un pequeño agricultor pueda asociarse exitosamente con grandes empresas es la cuestión de la tenencia de la tierra; es decir, quién tiene el derecho a beneficiarse de los usos del suelo.
Por ello, la confianza entre los propietarios, las autoridades, los financistas y otros actores es fundamental, dijeron los panelistas, quienes agregaron que ella se basa en una comunicación sólida, sobre todo para asegurarse de que las comunidades entiendan lo que está pasando.
“Cada vez más”, dijo Gillespie, “vamos a necesitar personas que trabajen en agricultura con las comunidades… que sean capaces de comunicarse de una manera paciente y eficaz”.
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