MONTPELLIER, Francia — Nuevas investigaciones realizadas en Brasil e Indonesia muestran que las comunidades locales tienen la disposición y capacidad de participar en actividades de mitigación del cambio climático basadas en árboles, siempre y cuando reciban asistencia de algún tipo.
En la región amazónica oriental de Brasil, la investigadora Émilie Coudel viene estudiando el cumplimiento de la legislación que obliga a los propietarios de tierras a mantener de 50 a 80 por ciento de vegetación natural en su propiedad, o recuperar la cobertura forestal hasta ese nivel si el bosque se ha degradado.
Los propietarios de granjas de gran escala suelen tener dificultades para su cumplimiento, ya que requieren mayor cantidad de pastos para actividades como la ganadería. Ese no es el caso de los agricultores familiares de pequeña escala: los que fueron encuestados por los investigadores a menudo no se encontraban al tanto de los requisitos legales, pero se mostraban más que dispuestos a ponerlos en práctica apenas se enteraban, afirma Coudel, científica del instituto francés de investigación agronómica CIRAD y del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR).
“A muchos pequeños agricultores les gustaría reforestar, pero dicen que carecen del conocimiento y los recursos para hacerlo”, señaló Coudel en la reciente conferencia Resilience 2014 celebrada en Montpellier, Francia.
Muchos pequeños agricultores operan con un sistema de barbecho y cumplirían con los requisitos si se tomara en cuenta la regeneración rotatoria de sus tierras, dijo Coudel. Pero explicó que la ley no consideraba la cobertura forestal temporal como parte de la reserva legal, pues los propietarios de tierras deben registrar los límites de sus áreas forestales permanentes, que las autoridades luego monitorean por satélite.
“CIFOR y el Centro Mundial de Agroforestería (ICRAF) están buscando una forma de abordar este problema a través de la agroforestería, pero no hay suficientes recursos para ello”, dijo Coudel. Destacó que los pequeños agricultores brasileños no piden ayuda externa para todo, sino más bien un “fortalecimiento de sus propios sistemas”, los cuales ya incorporan prácticas amigables con los bosques.
En otro ejemplo, los resultados preliminares de la investigación desarrollada en Indonesia muestran que los habitantes del bosque realizan una vigilancia eficaz del carbono almacenado en los bosques, pero deben obtener algo a cambio si se desea que esa labor continúe. El monitoreo del carbono es un aspecto fundamental de los programas de REDD+ (reducción de emisiones por deforestación y degradación forestal), que vinculan incentivos financieros para la conservación con el carbono almacenado en los bosques.
Manuel Boissière, científico del CIRAD y CIFOR, dijo que los estudios sobre los datos recogidos por los miembros de las comunidades locales se han centrado sobre todo en los temas de la calidad y el costo. Según Boissière, se ha demostrado que los datos recopilados a nivel local son suficientes para hacer un seguimiento de la captura de carbono en los árboles, pero la sostenibilidad de este tipo de monitoreo constituye todo un reto.
“La dificultad del [proceso de] monitoreo, reporte y verificación (MRV) participativo de REDD+ es que es ajeno a las tareas cotidianas de las comunidades. Alimentar una base de datos nacional con la esperanza de reclamar créditos globales de carbono no tiene los resultados visibles de otros tipos de monitoreo”, afirmó en Montpellier.
Más allá de los incentivos directos de corto plazo, como la provisión de puestos de trabajo remunerados para aquellas comunidades locales que se involucren en el monitoreo de carbono, Boissière dijo que la investigación en curso sugiere que un proceso de MRV participativo podría lograr un mayor éxito en áreas donde los bosques ya son gestionados por la comunidad.
Los derechos de las comunidades locales para manejar sus propios bosques “se fortalecerían si los datos de MRV mostraran que han logrado resultados en términos de almacenamiento de carbono”, explicó.
Boissière espera que resultados más detallados de su investigación sobre tales escenarios, que se publicarán antes de fin de año, se incorporen a la formulación de políticas en Indonesia, donde la nueva agencia nacional de REDD+ está trabajando en estrategias para la implementación de mecanismos de MRV.
Para obtener más información acerca de los temas tratados en este artículo, por favor póngase en contacto con Manuel Boissière en m.boissiere@cgiar.org
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