TURRIALBA, Costa Rica (13 de enero de 2014) _Si bien los paisajes rurales se pueden gestionar para optimizar la mitigación y adaptación al cambio climático, muchos proyectos de desarrollo enfocados en el clima no aprovechan los beneficios combinados, afirma Bruno Locatelli, científico del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) y de Investigación Agrícola para el Desarrollo (CIRAD).
Con una planificación cuidadosa, se puede gestionar los paisajes para enfatizar las sinergias entre la adaptación y la mitigación, equilibrando al mismo tiempo las ventajas y desventajas, afirmó en una conferencia en el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza, (CATIE) realizada en Costa Rica a finales del 2013.
“Existe un gran potencial para integrar la adaptación y la mitigación en los 235 proyectos que hemos revisado a nivel mundial, pero los documentos de los proyectos con frecuencia no mencionan las razones para hacerlo”, dijo Locatelli a los participantes en la séptima Conferencia Científica Interamericana Henry A. Wallace, con ocasión del 40 aniversario de la fundación del CATIE.
La mitigación, que incluye la reducción o compensación de las emisiones de gases de efecto invernadero, y la adaptación, que se refiere a los ajustes para reducir el impacto del cambio climático, frecuentemente son encasilladas por separado.
Pero los paisajes rurales contribuyen a la adaptación y la mitigación, absorbiendo y almacenando carbono mientras que amortiguan los efectos del cambio climático y permiten que los agricultores diversifiquen sus medios de vida.
Los proyectos de desarrollo rural enfocados en la adaptación podrían incorporar fácilmente estrategias de mitigación, dijo Locatelli.
Por ejemplo, un proyecto diseñado para ayudar a que los agricultores aumenten su resistencia al cambio climático y diversifiquen sus ingresos, podría incluir la restauración de cuencas para la protección contra inundaciones. Debido a que los árboles plantados para dicha restauración tendrían el beneficio agregado de mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero al almacenar el carbono, se podría añadir una estrategia de mitigación al plan de adaptación.
Sin embargo, la adaptación y la mitigación no siempre coinciden perfectamente, dijo Locatelli. Si esos árboles están en una plantación, podría haber consecuencias imprevistas. Por ejemplo, disminución en la disponibilidad de agua, incremento de la escorrentía durante las tormentas o el uso de químicos agrícolas que podrían poner en peligro a las personas aguas abajo.
Y aunque la conservación de un bosque puede permitir a una comunidad local recibir la compensación por deforestación reducida bajo el sistema REDD+ respaldado por Naciones Unidas (Reducción de las Emisiones Derivadas de la Deforestación y Degradación Forestal), también podría incluir restricciones que limitarían el acceso de las personas a productos forestales que son importantes para sus medios de vida y para lidiar con las variaciones climáticas, dijo Locatelli.
“Se debe considerar tanto las sinergias como las ventajas y desventajas”, dijo.
El tema se complica debido a la falta de datos reales para guiar el diseño de proyectos y las decisiones de política. Cuando Locatelli revisó 139 trabajos sobre adaptación y mitigación al cambio climático, encontró que 64 mencionaban razones para integrar la mitigación y la adaptación en los proyectos, pero solo 11 estudiaron realmente los proyectos existentes sobre cambio climático.
Esto significa que probablemente muchos proyectos se están diseñando e iniciando sin el respaldo de evidencia científica adecuada.
Se podría cerrar algunas de esas brechas de conocimiento si los jefes de proyecto contaran con sistemas comunes para la obtención de datos en el terreno, los mismos que se podrían compartir, dijo.
Ya se están dando varios pasos en esa dirección. Los Estándares sobre el Clima, la Comunidad y la Biodiversidad “identifican proyectos que abordan simultáneamente el cambio climático, el apoyo a las comunidades locales y la conservación de la biodiversidad”, según la organización.
Locatelli mencionó que las comunidades en particular se verán beneficiadas con una combinación de medidas de adaptación y mitigación.
“Si se agregan medidas de adaptación a los proyectos de REDD+, se puede abordar la equidad, aumentar la participación de las partes interesadas y hacer que el proyecto sea más aceptable para las comunidades locales. Al combinar la adaptación y la mitigación se aborda la sostenibilidad de una manera más holística”.
Para mayor información sobre los temas tratados en el presente artículo, sírvase contactar a Bruno Locatelli al correo electrónico: b.locatelli@cgiar.org
Este trabajo forma parte del Programa de Investigación de CGIAR sobre Bosques, Arboles y Agroforestería y está respaldado por la asociación de investigación Aus-Aid, CIFOR-REDD+.
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