Hace prácticamente veinte años, una nueva herramienta para promover el manejo forestal sostenible salió a la luz: La idea de la certificación independiente. Esta idea fue desarrollada y promovida principalmente por diferentes sectores de la sociedad civil, en respuesta a la incapacidad crónica de los gobiernos nacionales y una serie de reuniones intergubernamentales para detener la pérdida y degradación de los bosques. Se tenía la esperanza que al cumplir con una serie de estándares que abarcaba una gama de cuestiones técnicas, ambientales y sociales, la madera y otros productos forestales provenientes de "bosques certificados" obtendrían acceso a mercados preferenciales y precios premio. El resultado esperado era el mantenimiento de los beneficios locales y globales que los bosques suministran con el tiempo. Sin embargo, un estudio sobre Camerún, país rico en bosques, realizado por Paolo Cerutti y sus colegas informa que la capacidad del bosque de producir la madera más valiosa en el largo plazo –es decir en forma sostenible– puede verse comprometida incluso cuando se han puesto en marcha esquemas de certificación.
Antes de seguir, sin embargo, convendría recordar: ¿Quiénes están involucrados en la certificación forestal? Existen tres actores principales. En primer lugar están aquellos que definen los estándares y acreditan a los certificadores. Aquí el Consejo de Administración Forestal (FSC por sus siglas en inglés) es único en tanto desempeña este rol a nivel global. Desde 1993, cerca de 140 millones de hectáreas de bosques en el mundo gozan de la certificación del FSC. Tan solo en Camerún, cerca de 800 000 hectáreas están siendo certificadas en la actualidad por el FSC. En segundo lugar están los administradores de los bosques, generalmente los concesionarios o propietarios de tierras madereras, quienes solicitan un certificado por cumplir con los estándares. En tercer lugar están los entes certificadores independientes que evalúan si las prácticas de un administrador forestal cumplen con los estándares.
Si bien el estudio de Cerutti y sus colegas considera que aunque la certificación del FSC todavía tiene el potencial de mejorar el manejo de los bosques tropicales que las normas nacionales de manejo forestal, el mismo revela que las empresas madereras y los organismos de certificación difieren en la forma cómo cumplen o interpretan el cumplimiento de los estándares del FSC. El resultado es que en solo 3 de los 10 bosques certificados de Camerún se extrae la madera más valiosa y se la exporta con la aplicación de técnicas que muy posiblemente garanticen cosechas futuras a la misma tasa que hoy. Según Cerutti y sus colegas, parte del problema es que los diferentes organismos de certificación usan diversos estándares: Algunos utilizan regulaciones nacionales mientras que otros siguen los estándares mucho más estrictos del FSC; no obstante, todos ellos otorgan el sello del FSC.
Para evitar la proliferación de estos advenedizos acreditados por el FSC que aplican normas débiles y para minimizar la subjetividad de los organismos certificadores, Cerutti y sus colegas recomiendan que Camerún desarrolle un estándar uniforme basado en la ciencia. Esto garantizaría una práctica uniforme por parte de los entes certificadores que evalúan el cumplimiento de las normas del FSC para avanzar hacia el suministro sostenible y a largo plazo de la madera. Debido a que el FSC permite ajustar sus estándares globales de sostenibilidad a las características de los bosques del país, esto es posible, y de hecho, debería ser una prioridad en Camerún.
Los hallazgos de Cerutti y sus colegas no son resultados aislados. En la Amazonia brasileña, Mark Schulze y sus colegas llegaron a la conclusión, hace unos años, que los entes de certificación no siempre aplican el mismo nivel de escrutinio a las empresas madereras durante el proceso de certificación FSC. A ambas orillas del océano, el mensaje es que el suministro de futuras cantidades de madera de alto valor de bosques certificados no podrá ser sostenido si las normas entre las empresas madereras y los órganos de certificación son diferentes al tiempo que otorgan el sello FSC. Sin embargo, la nueva investigación realizada en Camerún es la primera en evaluar la efectividad de la certificación FSC para los bosques de la cuenca del Congo, 30% de la cual está siendo asignada en la actualidad a concesiones forestales.
En un momento en el que investigadores, formuladores de políticas y administradores forestales en el trópico se están preguntando si los supuestos beneficios de la certificación forestal son reales, el estudio de Cerutti y sus colegas nos recuerda la necesidad de evaluar objetivamente los estándares de la FSC. En otras palabras, podemos diferenciar entre una empresa forestal certificada y no certificada; pero un certificado del FSC hoy no significa necesariamente que la madera ha sido cosechada de forma sostenible y que la cosechas futuras , y los bosques de donde provienen, serán mantenidos el día de mañana.
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