El pasado mes de febrero, alrededor de 250 representantes gubernamentales, de ONG, empresas privadas y organismos internacionales se reunieron en la ciudad de Bruselas para discutir el futuro de los bosques en la República Democrática del Congo (RDC). A pesar de la naturaleza contenciosa de los temas de la agenda, los participantes lograron identificar tres temas prioritarios: mantener y extender el moratorio vigente concedido a las concesiones forestales nuevas, finalizar la revisión de la legalidad de los permisos existentes e iniciar un proceso participativo de zonificación territorial.

Un informe publicado recientemente por el Banco Mundial, CIFOR y CIRAD, en colaboración con once ONG locales e internacionales, apoya la decisión tomada en Bruselas. El documento Forests in Post-Conflict Congo: Analysis of a Priority Agenda (Los bosques en la República Democrática del Congo tras el conflicto: un análisis de la agenda) reúne la escasa información disponible acerca del estado y las tendencias de los bosques tropicales en el Congo, el segundo bosque tropical más importante en el mundo, mientras el país se recupera de una generación de guerra y malos manejos. El informe evalúa la forma en que los bosques contribuyen a los medios de vida de alrededor de 40 millones de personas, así como a la conservación de la biodiversidad y a la retención de carbono. Asimismo, advierte la amenaza que representa una posible revitalización de la industria maderera.

El informe proporciona cálculos estimados del valor económico de varios bienes y servicios del bosque en la RDC, concluyendo que el valor de los flujos anuales de productos forestales como leña y carne silvestre exceden con creces el valor de la extracción maderera. Los productos forestales no maderables son vitales para los medios de vida de la población rural pobre, mientras que tradicionalmente la extracción maderera ha aportado pocos beneficios. Sorprendentemente se estima que el valor en el mercado de la madera producida por el sector industrial formal alcanza solamente US$ 60 millones al año, cifra menor que los estimados provenientes tanto del sector maderero informal como de la protección de cuencas.

El informe adiverte que la paz y la recuperación económica, y no así la política del sector forestal, contribuirán al resurgimiento de la industria maderera, en tanto permiten superar los problemas de transporte e infraestructura. Desde el año 2002, el gobierno de la RDC ha rescindido 163 contratos madereros que no cumplieron con lo estipulado, puesto a disponibilidad del público más de 25 millones de hectáreas de bosque y suspendido la autorización de nuevas concesiones. Como resultado, existe ahora una pequeña oportunidad para consolidar un marco de política y regulatorio que lleve el sector hacia resultados más equitativos y sostenibles desde el punto de vista social y ambiental respectivamente.

Sin embargo, la magnitud de tareas tales como el ordenamiento territorial participativo, la aplicación de la ley y la administración equitativa de utilidades es inmensa en vista de la limitada capacidad institucional y humana existente. En Bruselas, el gobierno congolés se comprometió a poner en práctica mecanismos innovadores para atraer financiamiento internacional, aunque este objetivo dista mucho de ser prioritario en comparación con la urgente necesidad de elaborar propuestas concretas para pagar los servicios de los ecosistemas forestales del país.

Por lo tanto, el futuro de los bosques en la RDC dependerá, por un lado, de la durabilidad del compromiso político del gobierno para llevar a cabo reformas y, por otro, de la durabilidad del compromiso de la comunidad internacional de ayudar.