Opinan los expertos

La tala selectiva podría ayudar a proteger los bosques de Indonesia

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Panenan kayu siap untuk diolah di danau Sentarum, Kalimantan Barat. Para konservasionis mengajukan usul pengabungan kawasan lindung dengan konsesi kayu guna mempertahankan lanskap hutan ketimbang menjaga kawasan tersebut saja. Photo @CIFOR

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Nota del Editor: Este artículo apareció originalmente en The Jakarta Globe.

La mayoría de gobiernos consideran que el establecimiento de áreas protegidas, como los parques nacionales por ejemplo, donde se prohíbe la presencia humana, es la mejor manera de conservar los bosques tropicales. Sin embargo, teniendo en cuenta las exigencias económicas, la presión social sobre la tierra y el costo de la protección de los bosques, es poco probable que las áreas protegidas lleguen a representar algo más que una pequeña parte del paisaje tropical en el futuro.

Algunos conservacionistas proponen ahora combinar áreas protegidas con concesiones madereras para mantener paisajes forestales más grandes de lo que es posible tan solo mediante las áreas protegidas. Cuando las concesiones madereras —parcelas de bosque natural cedidas a empresas para aprovechar madera natural— se adicionan a las áreas protegidas, brindan una oportunidad para mantener paisajes forestales más grandes y mejor conectados. Este enfoque tiene la ventaja de generar ingresos y empleo, lo cual podría hacerle más fácil obtener apoyo político y público para la conservación.

La integración de las concesiones madereras en una estrategia de protección de bosques tiene sentido en países como Indonesia, donde la gestión de áreas protegidas sigue siendo débil, donde el gobierno busca oportunidades económicas para sus habitantes, donde la urgencia de la acción de conservación es alta, y donde las concesiones forestales son una especie de área protegida de facto porque su conversión en plantaciones está prohibida.

La extracción de madera en las concesiones forestales de Indonesia es selectiva. Los administradores de las concesiones sólo talan árboles de valor comercial que superan un determinado diámetro, dejando los otros árboles en pie para la regeneración a largo plazo. Normalmente se extraen entre dos y 20 árboles de cada hectárea de bosque, una vez en varias décadas. Por lo general, esto deja más de 90% de los árboles en pie, y la vegetación restante constituye sin duda un bosque.

La tala selectiva no sólo mantiene una estructura forestal, sino que un bosque tropical explotado también puede seguir siendo un bosque de gran riqueza biológica. Un estudio global reciente concluyó que la extracción de madera en los bosques tropicales tiene impactos relativamente benignos en la biodiversidad, porque del 85% al 100% de la riqueza de especies de mamíferos, aves, invertebrados y plantas permanece en los bosques que han sido aprovechados una vez. Por lo tanto, todo parece indicar que las concesiones madereras podrían utilizarse como una intervención de conservación para proteger los bosques de Indonesia, aunque con salvedades.

Sólo esperamos que las concesiones madereras mantengan la cubierta forestal si no se las reclasifica en plantaciones de palma aceitera o acacia (para pulpa de papel). Este es un aspecto fundamental, ya que si bien las áreas de concesión maderera deben oficialmente mantener una cubierta forestal permanente, su clasificación puede cambiarse fácilmente. Por ejemplo, entre 2000 y 2010, el gobierno nacional y los gobiernos provinciales de Indonesia reclasificaron el 25% de las áreas asignadas para el aprovechamiento de madera natural en Kalimantan para su uso como plantaciones de palma aceitera, lo cual esencialmente legalizó la deforestación.

Los bosques explotados también han sido excluidos de la reciente moratoria a nuevas plantaciones en áreas de bosque, por lo que su conversión podría continuar. Prácticamente no dudas de que la reclasificación de bosques explotados en plantaciones industriales ha sido facilitada por la opinión generalizada en el sentido que los bosques explotados son lo mismo que bosques “degradados” o “secundarios”, por lo cual no serían de interés para la conservación.

Si prestáramos más atención al valor de los bosques explotados, las ganancias para la protección podrían haber sido incluso mejores. Debe alentarse a los responsables políticos, los funcionarios y el personal de las concesiones a sentir orgullo por el valor de los bosques explotados bien gestionados y por sus valores de conservación a nivel global. La creación en 2004 del Parque Nacional Sebangau, de 5,700 kilómetros cuadrados, un área explotada durante toda la década de 1990 pero que contiene la mayor población contigua de orangutanes en Borneo, indica que el gobierno de Indonesia está reconociendo el valor de los bosques explotados para la conservación de la biodiversidad. El gobierno debería ir más allá y designar todas las concesiones forestales restantes como áreas protegidas en el marco de la Categoría VI Área Protegida de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) para protegerlas de la reclasificación como plantaciones.

La Base de Datos Mundial de Áreas Protegidas contiene muchos ejemplos de reservas forestales permanentes en las que se produce extracción de madera dura. Por ejemplo, añadir concesiones madereras de Kalimantán a la red de áreas protegidas existentes aumentaría el bosque protegido de forma permanente en Kalimantán en 248,305 kilómetros cuadrados.

Dichos cambios requerirían un cambio de mentalidad por parte de los productores, gobiernos y grupos conservacionistas, sobre todo porque la política del gobierno en la actualidad no garantiza a las concesiones madereras estatus permanente como bosque natural.

Sin embargo, una decisión de este tipo tendría beneficios a largo plazo para la vida silvestre y el mantenimiento de servicios ecosistémicos provenientes de los bosques, sin dejar de generarse ingresos de los bosques. Tales cambios son necesarios para lograr prácticas forestales sostenibles, uno de los objetivos declarados durante mucho tiempo por el Ministerio de Bosques. Por otra parte, una zona forestal permanente e inviolable como esta también tendría valor en los programas futuros de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques (REDD+), en el que Indonesia recibiría pagos por reducir la pérdida y daños a los bosques.

El gobierno de Indonesia ha dado pasos orientados hacia el mantenimiento a largo plazo de sus bosques explotados. Reconociendo la importancia de las concesiones forestales para la biodiversidad, el desarrollo económico y las aspiraciones sociales, lanzó el concepto de Restauración de Ecosistemas en 2007. La licencia de restauración de ecosistemas se otorga a las empresas por un periodo de 60 años y puede renovarse una vez por otros 35 años. El objetivo es posibilitar que los bosques que han sido explotados intensamente recuperen su potencial para producir madera comercial, manteniendo a la vez un nivel mínimo de servicios ecosistémicos.

Sin embargo, la iniciativa ha tenido un comienzo lento, y al año 2012 sólo 1,005 kilómetros cuadrados en dos áreas —alrededor de 0,9% del área total de las concesiones de Kalimantán— habían recibido una licencia de restauración de ecosistemas.

Una barrera importante para la protección permanente de los bosques explotados en Indonesia es el alto potencial económico de las plantaciones de palma aceitera. Los rendimientos de las plantaciones son mucho más altos que los rendimientos del aprovechamiento de madera en los bosques naturales. La conversión de bosques explotados en plantaciones tiene sentido económico a corto plazo. Lo que puede pasarse por alto en la toma de decisiones políticas en relación con este tipo de conversiones de uso del suelo es el importante valor que los bosques naturales tienen para el bienestar de muchos habitantes de Kalimantan. Esto incluye no sólo a las personas que viven cerca de estos bosques, sino también a las muchas personas en las zonas aguas abajo y costeras que se ven afectadas por impactos ambientales negativos (contaminación del aire, aumento de la temperatura, inundaciones, etc.) por el uso insostenible de la tierra.

Pese a todos los beneficios que aportan las plantaciones a las personas, una cuantificación deficiente de los impactos negativos perjudica la toma de decisiones políticas que maximizaría el bienestar de los pobladores de Indonesia. Dada la importancia de los bosques explotados (bosques “secundarios”) para la conservación de la biodiversidad, así como para las aspiraciones de la sociedad, y la elevada tasa a la que estos bosques son reclasificados como plantaciones, Indonesia haría bien en minimizar la conversión de bosques naturales en plantaciones y ampliar las oportunidades de restauración forestal.

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