La bioenergía se ha posicionado como una importante fuente de energía, no solo por sus mejores credenciales climáticas en comparación con los combustibles fósiles, sino también por su mayor eficiencia y menores costes de producción.
Esta tendencia depende, como la mayoría de los nuevos sistemas, de una serie de factores, como los conocimientos, las competencias, las tecnologías, la legislación y la inversión.
En virtud de ello, recientemente hemos publicado una guía (disponible en inglés) que busca orientar a los países del sur global para que comprendan mejor los problemas, el potencial y la sostenibilidad de la bioenergía. Además, el documento espera ayudar a estos países a identificar sus necesidades y a desarrollar la capacidad necesaria para integrar la bioenergía sostenible en sus planes energéticos nacionales. Para ayudar a ello, en la guía proponemos un marco simplificado de sostenibilidad para la bioenergía derivada de la madera, con recomendaciones complementarias.
La bioenergía es la energía producida a partir de biomasa de origen sostenible ‒materia prima forestal o agrícola, incluidos los residuos leñosos‒ mediante energía a escala industrial para la generación de electricidad, calefacción y transporte.
Los combustibles fósiles son la principal fuente de energía mundial para el transporte y la electricidad, y representaron el 64 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en 2019. La reducción y sustitución de los combustibles fósiles ha sido objeto de una intensa investigación en todo el mundo, cuyo objetivo es encontrar formas de cumplir el objetivo mundial de emisiones netas cero mediante la diversificación de las fuentes de energía y la garantía de la seguridad energética.
Aunque hay muchos países ‒en particular, Brasil, EE. UU. y las naciones de la Unión Europea‒ que han adoptado la bioenergía como parte importante de sus estrategias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y cumplir los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático, existen, sin embargo, varios argumentos en contra de la expansión de la producción de bioenergía, que analizamos en detalle en la guía.
La cuestión más debatida es si la producción de bioenergía tendrá un impacto negativo en la seguridad alimentaria. La amenaza es que se utilicen nuevas tierras agrícolas para producir cultivos bioenergéticos o materias primas, lo que provocaría no solo una reducción de las tierras destinadas a la producción de alimentos, sino también un aumento de la deforestación, con la consiguiente pérdida de biodiversidad y efectos nocivos en la prestación de servicios ecosistémicos como la calidad del aire, la regulación del ciclo del agua, el hábitat natural de depredadores y polinizadores fundamentales para la salud agrícola, así como la erosión del suelo, con la consiguiente pérdida de fertilidad, aumento del riesgo por deslizamiento de tierras y sedimentación de los cursos de agua.
El argumento en contra de tal amenaza es que la bioenergía tiene beneficios colaterales si las naciones garantizan que la biomasa es producida en tierras ya degradadas e infrautilizadas y proporciona seguridad energética y reducción de emisiones, apoya los medios de vida rurales y mejora la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. Un ejemplo de intento de garantía legislativa de este tipo es la Directiva sobre Fuentes de Energía Renovables (REDII por sus siglas en inglés), que contiene criterios de sostenibilidad, incluida la biodiversidad relacionada con la bioenergía forestal. (Un nuevo acuerdo REDIII, que está pendiente de aprobación por el Parlamento Europeo y los países de la UE antes de convertirse en ley, incluye salvaguardas adicionales sobre el uso de la biomasa y requisitos de sostenibilidad más estrictos).
Identificamos los beneficios de la bioenergía que son aplicables al sur global, incluyendo la gestión sostenible de los bosques; la alta eficiencia energética y los bajos costes de producción de los biocombustibles avanzados, la reducción de emisiones, el valor añadido de la biomasa leñosa, el apoyo a la biodiversidad, los beneficios socioeconómicos para la población local a través de nuevos empleos y la generación de ingresos y el suministro de energía nueva y diversificada. El establecimiento de un suministro sostenible de material bioenergético puede permitir a los países en vías de desarrollo a apoyar mejor a las comunidades rurales, crear oportunidades económicas más equitativas y mejorar el acceso a la energía.
Sin embargo, es posible que algunos países necesiten perfeccionar (o introducir nuevas) políticas y estrategias en materia de recursos naturales, clima, energía y uso de la tierra en función de sus circunstancias sociales, económicas y medioambientales específicas. Utilizando el marco de nuestra guía, los países pueden diseñar sistemas bioenergéticos sostenibles.
Un marco para la sostenibilidad
El marco para la bioenergía derivada de la madera está diseñado para apoyar la evaluación y aprovechamiento de los recursos de tierras no utilizadas. El marco consta de cinco elementos principales y 11 subelementos.
Para muchos países del sur global, los sistemas bioenergéticos a gran escala suponen un reto y un riesgo, debido a los elevados costes de capital de los nuevos biocombustibles y al suministro sostenible de biomasa. Sin embargo, con cerca de la mitad de la biomasa utilizada para los sistemas tradicionales de calefacción y cocina en los países en desarrollo de África y Asia, así como la disponibilidad de tierras marginales y degradadas, existe una oportunidad real para la generación, eficaz y eficiente, de energía a pequeña escala derivada de la madera, que ayude a alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7 (acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos en 2030).
Para establecer una bioenergía sostenible basada en la madera, los países pueden considerar las siguientes recomendaciones:
- Planificar y gestionar a nivel de paisaje una visión a largo plazo, con un enfoque integrado del uso de la tierra en paisajes enteros, normalmente de uso mixto. Puede tenerse en cuenta las tierras marginales y degradadas (no utilizadas para la producción de alimentos). La productividad, las especies, la superficie disponible y la situación de las comunidades locales determinarán la sostenibilidad del suministro. La biomasa no debe proceder de un bosque natural o de una zona de conservación.
- Usar tierras marginales y degradadas. No deben utilizarse bosques naturales, humedales, turberas, tierras de alto valor de conservación ni tierras de cultivo. Los criterios también deben evitar el cambio indirecto del uso de la tierra debido a la producción de biomasa.
- Optar por plantaciones de especies mixtas (agroforestería). Las especies mixtas, de alto rendimiento y resistentes a la sequía y las inundaciones son ideales para un suministro sostenible de biomasa.
- Garantizar un sistema de monitoreo continuo, basado en tecnología “inteligente”, como teléfonos inteligentes con aplicaciones de seguimiento que integran datos locales y nacionales.
- Promover iniciativas locales centradas en las necesidades locales de acceso a la energía, en conjunto con alianzas sólidas entre pequeños productores, comunidades, grandes actores del sector privado, instituciones académicas y de investigación, y organismos gubernamentales y no gubernamentales.
- Gestionar los conflictos, estableciendo un protocolo de gestión de conflictos con un comité representativo, por ejemplo.
- Integrar la gobernanza: Los gobiernos locales deben integrar la gobernanza del sistema de suministro de biomasa en la suya propia.
- Documentar y registrar. Los informes de proyecto y seguimiento son esenciales para demostrar el cumplimiento de los principios y criterios de sostenibilidad.
También proponemos la creación de un foro mundial de la bioenergía del sur global para apoyar el diálogo, el aprendizaje y la cooperación; y para ayudar a garantizar que los aspectos positivos y transformadores de la bioenergía se hagan realidad, al mismo tiempo que se evitan los aspectos perjudiciales. Un ejemplo de este tipo de foro es la Plataforma de Asociación Transformadora (TPP por sus siglas en inglés) sobre Bioeconomía Circular de CIFOR-ICRAF.
Este trabajo fue financiado en parte por el Instituto Nacional de Ciencias Forestales de la República de Corea.
Para más información sobre este tema, póngase en contacto con Himlal Baral en h.baral@cifor-icraf.org (en inglés).
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