Al leer este blog, probablemente ya esté enterado de los incendios en la provincia de Riau, Sumatra, cuya enorme humareda ha llegado hasta Singapur y Kuala Lumpur. Sin duda estará enterado también de que estos incendios indican altas tasas de deforestación así como altas emisiones de CO2 de las turberas. Y quizá también comparta mi inquietud por la falta de información y quiera saber un poco más acerca de estos acontecimientos y lo que significan.
En dias pasados (28-30 de agosto), un grupo de CIFOR viajó a Riau en una misión de estudio para entender mejor los problemas desde una perspectiva local y más profunda. También queríamos identificar temas prioritarios de investigación relacionados con la gobernanza, los medios de vida, el medio ambiente y la economía del paisaje de Riau.
Llegamos a la conclusión de que la Reserva de Biosfera Giam Siak-Bukit Batu ofrecía un paisaje adecuado para ser examinado más detenidamente. El área, reconocida como reserva de biosfera por la UNESCO en 2009, abarca más de 700 mil hectáreas –prácticamente el 10 % de la provincia de Riau– una zona conformada en su mayor parte por turberas. Además, presenta una amplia gama de usos de tierra que son de nuestro interés: reservas de bosques prístinos, plantaciones industriales, vastas extensiones de plantaciones de palma aceitera y tierras manejadas por comunidades y actores locales. La figura 1 también muestra que muchos de los incendios de 2013 se produjeron dentro de esta reserva.
Este paisaje ha experimentado grandes cambios en el uso de la tierra, como se describe en la evaluación llevada a cabo en el 2003. Solo queda una fracción de lo que antes era un bosque dominante. Las conversiones que vemos hoy no representan un fenómeno nuevo –el desarrollo de la agricultura y el aprovechamiento forestal comercial han sido parte de una política y práctica durante décadas, lo que le da una perspectiva interesante.
Entonces, ¿qué podemos decir acerca de los recientes eventos ocurridos en este paisaje?
Antes de nuestra visita de campo, CIFOR analizó los incendios con cierto detalle mediante sensores remotos y datos cartográficos. Gracias al uso de imágenes de alta resolución, que identificaban los focos de calor, pudimos confirmar en el paisaje la existencia de cicatrices producidas por incendios. Llegamos a la conclusión preliminar de que los incendios estaban localizados principalmente en áreas con patrones de manejo de plantaciones. También determinamos que la mayor parte de los eventos tuvieron lugar fuera de las concesiones industriales, mientras que en el interior tan solo se produjeron un cuarto de los mismos. Identificamos un área incendiada de 140 mil ha dentro de las 3,5 millones de ha estudiadas, lo que equivale a un 40% de la provincia de Riau. Gran parte de la reserva de biosfera Giam Siak Kecil-Bukit Batu (3%) presentaba cicatrices de incendio.
Evidentemente, los sensores remotos no nos van a revelar las causas subyacentes y objetivos de los incendios, ni nos van a proporcionar información sobre los medios de vida, la gobernanza, los conflictos o el profundo impacto sobre el medio ambiente. Sin embargo, nuestra visita de campo nos ayudó a entender mejor estos temas e identificar temas para investigaciones posteriores. Al sobrevolar los paisajes de Riau (figura 2), pudimos concluir que la información de los incendios obtenida gracias a los sensores remotos era exacta. También observamos que, aparentemente, los incendios se debieron a prácticas agrícolas, en especial la conversión de los bosques a plantaciones de palma aceitera. Solo pudimos identificar unos cuantos casos donde las plantaciones existentes y los bosques plantados habían sido afectados por los incendios. Sin embargo, esta parecía ser la excepción y posiblemente no fueron intencionales. Observamos incendios dentro de concesiones y de reservas forestales, así como fuera de las tierras designadas federalmente.
Información proporcionada por los actores y profesionales locales confirmaron estos patrones generales. Una de nuestras conclusiones preliminares es que no se puede asumir que la tierra dentro de los límites de una concesión está totalmente controlada por la empresa en cuestión. Se afirma que dentro de estas grandes áreas hasta un cuarto de la misma es manejada por actores locales. Existen tensiones entre la asignación vertical y a gran escala así como el manejo de las plantaciones en estas tierras, por un lado, y los reclamos sobre estas mismas tierras basados en prácticas y costumbres agrícolas locales, por otro. En consecuencia, la situación legal no es del todo clara y los incendios o las conversiones de tierra dentro de las concesiones podrían estar vinculados a estos problemas de gobernanza. Debemos, por lo tanto, ser cautos al concluir, tan solo a partir del uso de imágenes obtenidas con sensores remotos superpuestas en mapas generales de las concesiones, que las empresas están provocando los incendios en sus tierras. Dicho esto, también deberíamos evitar sacar conclusiones en lo que respecta a los responsables de esos incendios, dado que existe legislación clara que define las obligaciones de los concesionarios.
Otra conclusión es que las inversiones en las plantaciones de palma aceitera son lo suficientemente rentables como para atraer capital en grandes cantidades, lo que resulta en las grandes conversiones de tierra. De hecho, no identificamos ni nos enteramos de razón alguna para la conversión de tierras a no ser la producción de aceite de palma. Las principales fuentes de capital y el patrón de inversión parecen haberse desplazado hacia emprendedores que no están conformados ni por las grandes empresas ni por los pequeños propietarios de tierras, como también lo ha observado el Centro Mundial de Agroforestería. Queda claro que aún no tenemos el panorama completo de estas tendencias de inversión: quién está detrás de ellas, hasta qué punto las inversiones son legítimas, qué impacto tienen sobre los actores y el ambiente locales, o cómo operan las cadenas de valor de la palma aceitera en relación a las leyes sobre cuestiones como el uso de la tierra y la corrupción.
¿Y qué deberíamos hacer ahora? CIFOR está trabajando con socios para llevar a cabo más investigación detallada del paisaje de Riau, que incluye temas de gobernanza y medios de vida. Uno de los desafíos es que, a nivel de políticas, el umbral de atención para los temas vinculados con el manejo de tierras es muy corto. Esperamos que nuestra contribución pueda enriquecer la visión más amplia y ayude a mantener el interés en un diálogo de políticas que integre temas entre paisajes y entre sectores.
Esto coincide precisamente con las ambiciones del Foro Global sobre Paisajes, donde el ejemplo de los vínculos entre manejo forestal y agricultura en Riau resulta particularmente relevante. Sin lugar a dudas, este debate será uno de los principales atractivos en Varsovia el 16 y 17 de noviembre próximos.
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