Tierras degradadas en la Amazonía promueven nuevas tendencias en la caza de carne de monte

SAN JOSE, Costa Rica (3 de septiembre de 2013) _Los patrones de caza están cambiando en la Amazonía peruana, según un experto en conocimiento tradicional sobre los bosques del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR). “Cada vez más, la caza se está desplazando de los bosques a los bosques secundarios (purmas en Perú), especialmente hacia las concesiones madereras abandonadas”, dijo el investigador Miguel Pinedo-Vásquez durante la reunión anual de la Asociación de Biología Tropical y Conservación (ATBC por sus siglas en inglés).
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Estamos siendo testigos de un cambio en el tipo de animal cazado, de las especies mayores a las menores, las que cada vez son más abundantes en los bosques de las concesiones que han sido abandonadas”, dijo el investigador de CIFOR Miguel Pinedo-Vasquez. Fotografía de: CIFOR/Marco Simola

Estamos siendo testigos de un cambio en el tipo de animal cazado, de las especies mayores a las menores, las que cada vez son más abundantes en los bosques de las concesiones que han sido abandonadas”, dijo el investigador de CIFOR Miguel Pinedo-Vasquez. Fotografía de: CIFOR/Marco Simola

SAN JOSE, Costa Rica (3 de septiembre de 2013) _Los patrones de caza están cambiando en la Amazonía peruana, según un experto en conocimiento tradicional sobre los bosques del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR).

“Cada vez más, la caza se está desplazando de los bosques a los bosques secundarios (purmas en Perú), especialmente hacia las concesiones madereras abandonadas”, dijo el investigador Miguel Pinedo-Vásquez durante la reunión anual de la Asociación de Biología Tropical y Conservación (ATBC por sus siglas en inglés).

“También estamos siendo testigos de un cambio en el tipo de animal cazado, de las especies mayores a las menores, las que cada vez son más abundantes en los bosques de las concesiones que han sido abandonadas”, dijo.

La vegetación de los bosques secundarios ofrece amplios recursos alimenticios a las especies de caza menor así como áreas de reposo que les permite reproducirse rápidamente libres de jaguares y otros depredadores”, sostuvo Pinedo-Vásquez, coordinador científico en CIFOR de un estudio global comparativo sobre carne de monte que tiene como objetivo explorar cómo las comunidades forestales del trópico aprovechan, utilizan y venden carne de monte en las cuencas de los ríos Amazonas, Congo y Mekong.

En el Perú, más de 2 millones de hectáreas (4,9 acres) de áreas otorgadas anteriormente a concesiones madereras han sido devueltas o están en proceso de ser devueltas al gobierno.

Mientras los responsables del diseño de políticas deciden qué hacer con los bosques de las concesiones abandonadas, la población local los está usando cada vez más como áreas de caza para la recolección de residuos de madera y otros recursos, sostuvo Pinedo-Vásquez.

Considerados con frecuencia como “tierras degradadas”, los bosques donde anteriormente se encontraban las concesiones madereras rara vez han sido estudiados como áreas de caza.

“Las especies de caza mayor han en efecto desaparecido de estos bosques pero estas áreas se han convertido en los principales cotos de caza de roedores y otras especies de caza menor, sostuvo Pinedo-Vásquez.

El equipo de investigación llevó a cabo dos encuestas de caza preliminares en 32 comunidades, ubicadas en los alrededores de ocho bosques que en el pasado habían sido otorgados en concesión en las regiones de Ucayali y Loreto, con el objetivo de identificar a los cazadores, registrar los sistemas de caza, y elaborar mapas de las áreas de caza.

Se capacitó a maestros rurales y estudiantes de la Universidad Nacional de la Amazonia Peruana (UNAP) para registrar las especies, cantidades aprovechadas y usos de la carne de monte en cada una de las comunidades.

“La cantidad de carne de monte aprovechada producto de la caza menor es realmente impresionante”, dijo Pinedo Vásquez.

Las 380 familias que formaron parte del estudio aprovecharon, en promedio, 787 kilos (1735 libras) de carne de monte al mes.

De esta cantidad, estas familias consumieron el 57 por ciento, lo que significa que estos bosques desempeñaban un papel importante de abastecimiento en los medios de vida de la población rural, destacó. El 43 por ciento de la carne restante fue comercializada.

Los investigadores también determinaron que los patrones de caza habían cambiado.

“Ahora son las mujeres y los niños los que desarrollan las actividades de caza”, sostuvo Pinedo-Vásquez.

El factor femenino

A diferencia de los hombres, que se dedican a la caza de especies mayores para luego comercializarlas en el mercado, los resultados preliminares de la investigación revelan que las mujeres y los niños están aprovechando especies de caza menor, como roedores, aves y tortugas, en los bosques aprovechados, dijo Pinedo-Vásquez.

“La participación de las mujeres en las actividades de caza no solo ha aumentado sino que ellas también se han convertido en actores clave puesto que promueven métodos sostenibles de caza en los bosques de las concesiones abandonadas”, sostuvo Pinedo-Vásquez.

“Las mujeres distinguen claramente entre purmas manejadas y no manejadas y demarcan espacios para gestionar las poblaciones de vida silvestre”, dijo.

Las mujeres también protegen los árboles frutales y la vegetación encontrada en riachuelos grandes y pequeños, especialmente importantes para la fauna que ellas cazan, destacó el investigador. Las mujeres están estableciendo normas orientadas a mantener un aprovechamiento sostenible de carne silvestre en los bosques secundarios abandonados por los concesionarios forestales.

“Ellas conservan para cazar y cazan para conservar”, dijo Pinedo- Vásquez.

Pero en lugar de aproximarse a la caza desde el punto de vista de la conservación de vida silvestre, Pinedo-Vásquez le agrega una perspectiva nutricional al examinar cómo las especies de caza menor constituyen la principal fuente de proteína de las familias rurales.

En Ucayali, el 24 por ciento de las personas encuestadas en comunidades rurales manifestaron comer carne de monte, en comparación con un simple 8 por ciento consumido en áreas urbanas, como lo ha informado la oficina de la Municipalidad Provincial de la ciudad de Contamana.

“Esto subraya la importancia que la carne de caza menor guarda para muchas de las dietas locales”, dijo.

Para obtener mayor información sobre los temas abordados en este blog, sírvase contactar a Miguel Pinedo-Vazquez al correo electronico m.pinedo-vasquez@cgiar.org

Este trabajo forma parte del Programa sobre Bosques, Arboles y Agroforesteria del CGIAR.

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