BOGOR, Indonesia (25 de julio de 2013) _Los pagos por servicios ambientales (PSA) pueden salvar al medio ambiente y aliviar la pobreza: ¿verdadero, falso o ninguno de los dos?
Para dos científicos, las metas y el potencial impacto de los PSA son parte de un debate de larga data que recientemente tomó un nuevo giro.
Junto con otros 32 autores, Roldan Muradian –investigador principal en Radboud University Nijmegen en los Países Bajos – publicó ”Pagos por servicios del ecosistema y la atracción fatal de las soluciones en las que todos ganan” (”Payments for ecosystem services and the fatal attraction of win-win solutions”) en “Conservation Letters”, revista que se enfoca en las ciencias biológicas y sociales.
Sven Wunder, científico principal del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR), publicó una respuesta en la misma revista: “Cuando los pagos por servicios ambientales apoyen la conservación” (When payments for environmental services will work for conservation“..
Los investigadores indicaron que no están demasiado preocupados acerca de si la sigla PSA (PES en inglés) representa “ecosistemas” o “servicios ambientales”. A juzgar por su trabajo, existen diferencias más profundas que empiezan por la misma definición de PSA.
La esencia de los PSA
Los ecosistemas brindan beneficios conocidos como servicios, que abarcan desde el agua, almacenamiento de carbono y biodiversidad hasta deleite estético, oportunidades recreativas y fines espirituales. Mediante las transacciones de los PSA, los propietarios de tierras o sus usuarios pueden recibir incentivos en efectivo o en especie a cambio de proteger o mejorar estos beneficios.
Estas transacciones pueden tener lugar informalmente entre los compradores y vendedores, o podrían formar parte de iniciativas de gran escala lideradas por los estados y subsidiadas por los donantes. En Bolivia, por ejemplo, los agricultores que viven en las cercanías del Parque Nacional Amboró reciben pagos en especie (colmenas, alambre de púas, árboles frutales) para reservar bosques como zonas de conservación.
“PSA suena como algo simple porque se trata de una parte que compensa a la otra por hacer algo en lo que ambas están de acuerdo” dijo Wunder. “Pero si hay múltiples partes interesadas involucradas en el reclamo de distintos derechos que pueden no estar bien definidos, con respecto al uso de la tierra o cambio en el uso de la misma, inesperadamente se vuelve algo más complicado. O tal vez los compradores no estén lo suficientemente organizados para lograr un acuerdo de pago como unidad colectiva. Entonces, a pesar de que hay un buen caso para PSA, esto no va a funcionar”.
Citando su propio trabajo anterior, Wunder definió el principio del PSA como “una transacción voluntaria y condicional entre por lo menos un comprador y un vendedor de un servicio bien definido”.
“Esto es demasiado restringido” dijo Muradian. ¿“De que sirve una definición que solamente puede describir un número limitado de esquemas? Necesitamos un marco analítico diferente para entenderlos”.
“PSA suena como algo simple porque se trata de una parte que compensa a la otra por hacer algo en lo que ambas están de acuerdo… Pero si hay múltiples partes interesadas involucradas en el reclamo de distintos derechos que pueden no estar bien definidos, con respecto al uso de la tierra o cambio en el uso de la misma, inesperadamente se vuelve algo más complicado” dijo Wunder
¿Ganar-ganar o ganar-transar?
Otra diferencia entre los investigadores reside en la forma en que ellos perciben los PSA en relación con los proyectos integrados de conservación y desarrollo (PICD). En un trabajo del 2005, Wunder describió los PICD y la gestión sostenible de los bosques como instrumentos diseñados para aumentar los ingresos y conservar el medio ambiente en forma simultánea. “Sin embargo, a pesar de los éxitos dispersos”, escribió que “ninguno de los enfoques ha logrado hasta el momento cambios importantes en las tendencias del uso de tierras tropicales”.
En su trabajo en “Conservation Letters”, Muradian y sus colegas escribieron que los PICD llegaron con la “promesa de soluciones ganar-ganar” para las personas y para el medio ambiente. Y, al igual que Wunder, ellos mencionaron que el éxito de los PICD ha sido esquivo. Pero agregaron que los encargados de formular políticas deberían aprender de las expectativas poco realistas de ganar-ganar asociadas con los PICD: “Hoy día podríamos estar cometiendo un error similar con los PSA”, escribieron.
En su respuesta, Wunder preguntaba, “¿Los PSA son realmente parte de la familia ganar-ganar? Los PSA son una alternativa directa a los PICD, remunerando a las personas por la conservación de los ecosistemas en vez de invertir en medios de vida alternos. Citando investigaciones anteriores, Wunder dijo que los PSA son más bien “ganar-transar”: alcanzando una meta, mientras se asegura que otras por lo menos no empeoren.
Compensación: ¿Trampa u oportunidad?
La compensación – ya sea pago en efectivo o en especie –es otro punto conflictivo. Las expectativas de contrarrestar el comportamiento altamente rentable pero nocivo para el medio ambiente mediante pagos, puede llevar a la “trampa” de aumentar los niveles de compensación, dijo Muradian.
“Cuando los costos de oportunidad son muy altos, se necesita salir de la lógica del mercado para preservar los ecosistemas”.
La “trampa” en realidad puede ser una oportunidad y una fortaleza importante de los PSA, dijo Wunder. Por consiguiente, personalizar los niveles de compensación puede ser parte de una discusión transparente sobre el verdadero costo de la conservación.
“La conservación negociada, tal como los PSA, claramente no es la más fácil, y tampoco es la única vía legítima de lograr la conservación, pero podría afirmarse que es una práctica de conservación equitativa en su máxima expresión”, dijo Wunder.
Próximos pasos
Ambos investigadores están de acuerdo con la necesidad de más investigación aplicada. Muradian, quien actualmente es profesor invitado en la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro, se encuentra trabajando en tres estudios de caso empíricos relacionados con las cuencas.
En tanto que Wunder mencionó que continúa analizando varios casos de PSA, brindando orientación sobre las opciones de diseño más prometedoras para distintos contextos.
“Los PSA pueden funcionar en ciertas circunstancias, pero en otras podrían no hacerlo” dijo Muradian. “Por eso es que necesitamos aumentar nuestro conocimiento: ¿bajo qué entornos institucionales, culturales y conductuales en particular pueden funcionar realmente los PSA?”.
Los dos investigadores han dicho que planean reunirse informalmente para que su debate se propague desde las páginas de “Conservation Letters” a los bares de Río de Janeiro.
Muradian dijo que tiene conocimiento de un taller de trabajo coorganizado por CIFOR sobre la evaluación de iniciativas de conservación forestal, a realizarse en diciembre en Barcelona. El taller evaluará una serie de enfoques, incluyendo PSA, áreas protegidas y gestión forestal comunitaria. Con ello se espera intensificar el debate técnico a lo largo de las disciplinas y el diálogo ciencia-política sobre la conservación.
Wunder dijo que los “escépticos están invitados”.
Para mayor información sobre los temas tratados en este artículo, sírvase contactar a Sven Wunder, s.wunder@cgiar.org
Este trabajo forma parte del Programa de Investigación de CGIAR sobre Bosques, Arboles y Agroforestería.
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